Code¨¢ndome con mis topos
'Antagon¨ªa', de Luis Goytisolo, reaparece por fin en un solo tomo (tomazo). Si la leyeron incompleta o demasiado dilatada en el tiempo, vuelvan a ella
En 1983 una peque?a editorial especializada en no-ficci¨®n que se hab¨ªa hecho c¨¦lebre (tambi¨¦n ante la censura franquista) como ¡°plataforma de radicalidades y vanguardismos varios (¡), como caja de resonancia de muchas de las ilusiones y no pocos de los delirios de la ¨¦poca¡±, decidi¨® emprender la publicaci¨®n de un sello de narrativa hisp¨¢nica que iba a influir decisivamente en el procesamiento, recepci¨®n y difusi¨®n de la literatura en espa?ol. Aquella editorial se llamaba Anagrama, y su director-propietario, Jorge Herralde, hab¨ªa tardado bastante en decidirse a publicar ficciones. De hecho, quiz¨¢s no lo habr¨ªa hecho nunca si no le hubiera acompa?ado el ¨¦xito en el lanzamiento de Panorama de Narrativas (1981), una serie dedicada a la literatura extranjera, cuyo primer best seller, La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, vino a confirmarle que publicar novelas no ten¨ªa por qu¨¦ ser un mal negocio. Adem¨¢s, el momento era propicio: la muerte del dictador y el resquebrajamiento de la censura (especialmente activa, por cierto, en el tremendo ¡°a?o Arias¡±) hab¨ªan suscitado la irrupci¨®n repentina de cuanto hab¨ªa estado reprimido en la edici¨®n espa?ola, especialmente del ensayo pol¨ªtico (y ¡°pol¨ªtico¡± era entonces casi todo), pero a estas alturas de la Transici¨®n el p¨²blico ya estaba demasiado empachado de ¡°textos¡± subrayables que pretend¨ªan explicar (o transformar) el mundo. Y, adem¨¢s, miren por d¨®nde, para entonces se estaba entronizando, con incipiente y algo abobado respaldo medi¨¢tico, una ¡°nueva narrativa espa?ola¡± que parec¨ªa convocar de nuevo al lector de novelas, ¨¢vido de historias ¡°interesantes¡± en el sentido que Henry James sol¨ªa dar a la expresi¨®n. Herralde empez¨® su flamante colecci¨®n hisp¨¢nica con un espa?ol de Santander, ?lvaro Pombo, y la continu¨® con un mexicano de Puebla, Sergio Pitol. Desde entonces la serie hace honor a su adjetivo, y supongo que cualquier observador objetivo de aqu¨ª o de all¨¢ convendr¨ªa en que buena parte de la mejor narrativa en castellano de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas se ha publicado en Anagrama. Y tambi¨¦n, traducida, alguna de la mejor escrita en catal¨¢n, lo que tiene su m¨¦rito en este pa¨ªs ¡°tan complicado¡±. Ahora, para conmemorar el n¨²mero 500 de la colecci¨®n en el umbral de sus treinta a?os de existencia, Herralde da otra vez el cante con la publicaci¨®n por vez primera en un solo volumen de Antagon¨ªa, de Luis Goytisolo (estupendo pr¨®logo de Ignacio Echevarr¨ªa), una novela cuya convulsa y fragmentada historia editorial ha sido en buena parte responsable del escaso conocimiento que de ella tienen las dos ¨²ltimas generaciones. Calificada de ¡°tetralog¨ªa¡± para justificar que apareciera en otros tantos vol¨²menes con t¨ªtulos diferentes (entre 1973 y 1981; Seix Barral), Antagon¨ªa fue, en el mejor de los casos, le¨ªda con una intermitencia que dificultaba la percepci¨®n de su dise?o y de su unidad esencial, subrayada por las constantes referencias, subtemas y ritornelli. Cuando Alfaguara la public¨® (1983) con su verdadero t¨ªtulo, mantuvo la edici¨®n en cuatro vol¨²menes, con el pretexto de que cada una de sus partes ¡°conserva la suficiente individualidad como para ser le¨ªda y disfrutada por separado¡±, algo que con la misma inexactitud podr¨ªa aplicarse, mutatis mutandis, a ? la recherche du temps perdu o, m¨¢s pr¨®ximamente, a cada una de las tres partes que componen Tu rostro ma?ana (2002- 2007), la obra cumbre (hasta la fecha) de Javier Mar¨ªas, a pesar de que en este ejemplo el lapso temporal fue menor y la novela fue finalmente publicada en un solo volumen en 2009. En cualquier caso, en 1983, cuando la reedit¨® Alfaguara, la novela de Goytisolo ten¨ªa ya demasiadas competidoras entre los productos m¨¢s comerciales y, en general, menos exigentes, de la ¡°nueva narrativa¡±. Ahora, sin embargo, reaparece por fin en un solo tomo (tomazo) y en un momento quiz¨¢s m¨¢s apropiado, cuando aumenta la insatisfacci¨®n con el mainstream narrativo aventado por los medios y sancionado por Twitter. Si la leyeron incompleta o demasiado dilatada en el tiempo, vuelvan a ella. Y si, por edad o descuido, no han tenido ocasi¨®n de hacerlo, no saben c¨®mo envidio la suerte que tienen de enfrentarse a uno de los monumentos de la novela hisp¨¢nica del ¨²ltimo tercio del siglo XX. Por lo dem¨¢s, felicidades, don Jorge. Y tambi¨¦n a los chicos de Feltrinelli, por la parte que les toque.
Subterr¨¢neos
Mis topos en el ex-Ministerio de Cultura me confirman que nos hallamos en la apoteosis del perfil bajo. De hecho, tan bajo, tan bajo, que se dir¨ªa subterr¨¢neo, de modo que no dejo de pensar con aprensi¨®n en las consecuencias que para mi trabajo tendr¨ªa que cualquier d¨ªa de estos el se?or Lassalle, secretario de Estado, y la se?ora Lizaranzu, directora general de Pol¨ªtica e Industrias Culturales y (en ¨²ltimo lugar) del Libro, coincidieran con mis topos en alguno de los corredores que ¨¦stos han excavado en el subsuelo de la plaza del Rey, y que utilizan para sus secretos aquelarres y banquetes de lombrices. Circula el rumor (m¨¢s bien un clamor) de que el se?or Wert, que se conduce como ¨²nico propietario de la Yoknapatawpha educativo-cultural del Partido Popular, ha informado a sus subordinados de que la comunicaci¨®n es cosa suya. O sea, que las ¨²nicas declaraciones las hace ¨¦l. Lo malo es que, a juzgar por una muestra ya bastante significativa, lo que el ministro produce no es precisamente como para alabar lo que Baltasar Graci¨¢n llamar¨ªa su sind¨¦resis. De modo que uno no llega a saber muy bien si en la Secretar¨ªa de Estado (secci¨®n ¡°libro¡±, si es que tal materia a¨²n se considera) no hacen gran cosa o si, por el contrario, lo hacen y se lo callan para estar m¨¢s guapos (y obedientes). Por si acaso se tratara de lo primero, me permito presentar a quien pueda interesar una modesta proposici¨®n, que voy a archivar con la referencia SDO 1/2012 (lo han adivinado: ¡°Sill¨®n de Orejas 1 barra 2012¡±). Ah¨ª va: ?por qu¨¦ no se re¨²nen con los sectores implicados (editores- libreros-distribuidores) y les animan (y ayudan) a conseguir la unificaci¨®n, racionalizaci¨®n y mejora de las distintas bases de datos que reflejan la vida del libro en el mercado espa?ol (ISBN, Dilve, Todostuslibros.com)? Sobre todo porque nadie sabe qu¨¦ puede pasar cuando venza el acuerdo que obliga a los editores a proporcionar gratuitamente los datos del ISBN al ex-Ministerio, a Cegal (libreros) y a Fande (distribuidores). Por lo dem¨¢s, convendr¨ªa que en el futuro se lograra un cierto equilibrio entre la informaci¨®n de pago (la de uso comercial) y la que se proporciona en abierto al gran p¨²blico, tal como hacen los alemanes (v¨¦ase buchhandel.de). En cuanto a mis t¨¢lpidos, no se enojen mucho con ellos: carecen de pabell¨®n auditivo externo (se orientan por su tacto y sus vibrisas), por lo que resulta imposible tirarles de las orejas. Y, adem¨¢s, se hallan muy deprimidos por un rumor que asegura que a don Rogelio Blanco, a quien ya cre¨ªan parte consustancial del paisaje, le han dado el portante los mismos que le hab¨ªan invitado a quedarse. Mundo cruel.
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