Emotiva tarde de gloria
Juan Jos¨¦ Padilla, con un parche en el ojo que el pit¨®n de un toro le arranc¨® el pasado 7 de octubre, reaparece en la feria extreme?a de Olivenza
Juan Jos¨¦ Padilla, con un parche en el ojo izquierdo, que el pit¨®n de un toro le arranc¨® de cuajo la tarde aciaga del pasado 7 de octubre, reapareci¨® esta tarde en la plaza extreme?a de Olivenza. Y, en verdad, que no defraud¨®. Lidi¨® con suficiencia, sobrado de facultades, se gust¨® con capote, muleta y banderillas, y goz¨® de una merecida y emotiva tarde de gloria en un ambiente amable, rodeado de amigos, partidarios y enfervorizados admiradores que presentaron sus respetos a un h¨¦roe de nuestros d¨ªas.
Se le vio sosegado, sereno y dispuesto a demostrar que el toreo de sentimiento no le es ajeno. Se le vio c¨®modo, y motivos ten¨ªa para ello. Su lote, como toda la corrida, fue de bonitas y enjutas hechuras, como corresponde a plaza de tercera categor¨ªa, generoso en nobleza y corto de casta. Y Padilla tore¨® con gusto al toro primero con garbosas ver¨®nicas, una media de cartel y un jaleado quite por delantales. Puso banderillas con facilidad, y, muleta en mano, fue un torero nuevo, alejado del tremendismo habitual. Ten¨ªa motivos, ciertamente, para ello, pues su oponente, escaso de fuelle y recorrido cansino, le permiti¨® un par de tandas de derechazos trazadas con sabor torero.
Cuvillo/Padilla, Morante, Manzanares
Toros del N¨²?ez del Cuvillo, justos de presentaci¨®n, blandos y muy nobles.
Juan Jos¨¦ Padilla: casi entera (oreja); dos pinchazos, estocada y dos descabellos (oreja).
Morante de la Puebla: media perpendicular _aviso_ (oreja); media (divisi¨®n de opiniones).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: estocada (oreja); pinchazo y estocada (ovaci¨®n).
Plaza de Olivenza. 4 de marzo. Lleno de no hay billetes.
Pero no era ese el torero alegre que encierra este heroico Padilla. Se le vio cohibido y superado, quiz¨¢, por la emoci¨®n de un momento tan especial para ¨¦l. Quiz¨¢ por eso, el torero de Jerez resurgi¨® en el cuarto, un toro con m¨¢s nervio, al que Padilla recibi¨® con una larga cambiada de rodillas en el tercio y se luci¨® a la ver¨®nica y por chicuelinas con las manos muy bajas. Invit¨® a banderillear a sus compa?eros de terna; Morante clav¨® un par de categor¨ªa, y Manzanares se sobrepuso a su inicial sorpresa y sali¨® con bien del trance. Padilla tom¨® la muleta, se arrodill¨® en la arena y mulete¨® enrabietado con el p¨²blico en pie. Fue una labor del Padilla m¨¢s aut¨¦ntico aut¨¦ntico, sin perder nunca la compostura y mostr¨¢ndose como un torero dominador, pero con un toreo alegre que exprimi¨® la embestida de su oponente. Mat¨® mal y todo el premio se redujo a una cari?osa oreja.
Acab¨® as¨ª la reaparici¨®n de este h¨¦roe que ha sido capaz de superar un calvario para volver a la cara del toro. Tuvo un recuerdo para los m¨¦dicos que lo han atendido, a los que brind¨® su primer toro, y para su padre, al que le dedic¨® la muerte del cuarto. Y sus compa?eros de terna, muy cari?osos con ¨¦l, le brindaron sus primeros toros.
Morante y Manzanares no tuvieron oponentes con la codicia que exige su toreo. Detalles hubo de ambos porque calidad atesoran, pero falt¨® la faena redonda y maciza. El primero destac¨® en algunos compases en la faena al segundo, y Manzanares y su cuadrilla evidenciaron que siguen en racha; especialmente con el sexto, el m¨¢s codicioso de la tarde.
Padilla sali¨® a hombros, entre los gritos de "torero, torero", pero eso es lo de menos. Alguien ha escrito que debi¨® llegar a hombros a la plaza porque su reaparici¨®n ha sido el triunfo de la vida sobre la adversidad. A partir de ahora, apagada la emotividad, le espera lo m¨¢s dif¨ªcil: la vida de torero.
Babelia
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