Una enciclopedia mundial del tebeo

Terry Gilliam aprendi¨® a dibujar copiando c¨®mics. Siendo eso importante, no fue la ense?anza m¨¢s trascendental que recibi¨® del medio el director de Brazil. Brotando de las vi?etas descubri¨® algo m¨¢s importante: el erotismo. Tendr¨ªa unos 12 a?os cuando unas siluetas de Wally Wood en la revista MAD se grabaron de por vida en su memoria. La raz¨®n fue simple: la excitaci¨®n por la v¨ªa de la imaginaci¨®n acababa de entrar en su vida. ¡°Los dibujos de Wally Wood a pluma y tinta avivaban las llamas sexuales con mayor eficacia¡±, confiesa el exmiembro de Monty Phyton.

Ni siquiera los castigos familiares, desatados cuando encontraron debajo de la caja de herramientas paterna aquellos dibujos que avivaban la sexualidad del ni?o Terry, fueron m¨¢s poderosos que la magia que emanaba de las curvas dibujadas por Wood. Se enganch¨® para siempre. El cineasta no titube¨® en sacrificar sus estudios acad¨¦micos para convertirse en el director adjunto de la revista HELP! junto a su ¨ªdolo, Harvey Kurtzman. El c¨®mic le dio varias lecciones: ¡°Nada era sagrado¡±. ¡°La pomposidad deb¨ªa ser aniquilada¡±. ¡°La hipocres¨ªa ten¨ªa que salir a la luz¡±. ¡°La risa te salvaba la vida¡±. ¡°La inteligencia pod¨ªa ser divertida¡±. ¡°La estupidez era sublime¡±. En justa correspondencia, Gilliam rinde homenaje a las historietas en el prefacio que ha escrito para 1001 c¨®mics que hay que leer antes de morir, editado ahora en Espa?a por Grijalbo.

Hay 14 libros de espa?oles, como Prado, Max, Ib¨¢?ez o Gim¨¦nez

Paul Gravett es el editor general de esta obra, publicada en ingl¨¦s en 2011, pero no el ¨²nico responsable de la selecci¨®n. Pese a su vasto conocimiento sobre el mundillo, en el que lleva trabajando desde 1981, ni siquiera Gravett se ha le¨ªdo los 1001 c¨®mics que se citan en el volumen. Para elaborar la lista recurri¨® a 67 expertos (entre ellos el catal¨¢n Alfons Molin¨¦), repartidos por 27 pa¨ªses, que escogieron c¨®mics publicados en todo el mundo, de Eslovenia a Sud¨¢frica, de Finlandia a India; de Australia a Grecia. El peso, huelga decirlo, recae sobre los grandes centros de la historieta desde el principio de los tiempos: Estados Unidos, Jap¨®n y Francia. ¡°Cada naci¨®n tiene su actitud hacia los c¨®mics, y su situaci¨®n social, cultural y pol¨ªtica no siempre es propicia para generar una cultura de c¨®mic local¡±, se?ala Gravett en la introducci¨®n a la obra.

El principio de los tiempos del c¨®mic puede situarse en el siglo XVIII, aunque Gravett, como todos los apasionados con su afici¨®n, olfatea las ra¨ªces en los tiempos de la caverna: ¡°Podr¨ªa decirse que es posible seguirles la pista hasta los primeros dibujos figurativos de las cuevas y, luego, a trav¨¦s de grabados, peri¨®dicos de gran formato, libros infantiles, manuscritos iluminados, pergaminos jerogl¨ªficos¡±.

El abanico temporal de 1001 c¨®mics que hay que leer antes de morir arranca en el siglo XIX y concluye en 2011. Los amores del se?or Vieux Bois (1837), la primera obra rese?ada, fue autoeditada por el maestro de escuela suizo Rodolphe T?pfer, que no tard¨® en ser pirateado en Reino Unido y EE UU. La antolog¨ªa se cierra con Habibi, la novela gr¨¢fica de 700 p¨¢ginas en la que Craig Thompson crea el mundo imaginario de Wanatolia para reconciliar las tradiciones de Oriente y Occidente.

Gravett no oculta su satisfacci¨®n: ¡°Adem¨¢s de ser uno de los pocos intentos por crear un verdadero canon mundial de los c¨®mics, tambi¨¦n genera una interesante cronolog¨ªa internacional sobre c¨®mo ha cambiado y sigue transform¨¢ndose este g¨¦nero¡±.

El volumen incluye 14 obras espa?olas, publicadas entre 1971 y 2009. Haxtur, que apareci¨® en la revista juvenil Trinca por entregas, fue una creaci¨®n de V¨ªctor de la Fuente, que suscit¨® a partes iguales alabanzas internacionales y trabas de la censura franquista; es la primera referencia espa?ola, junto a las aventuras de Esther y su mundo, la adaptaci¨®n de Purita Campos del Patty¡¯s world. La ¨²ltima es El arte de volar, de Kim y Antonio Altarriba. Se incluyen tambi¨¦n Paracuellos, de Carlos Gim¨¦nez; Mortadelo y Filem¨®n, de Ib¨¢?ez; la primera entrega de Roco Vargas, de Daniel Torres, y Blacksad, de Juanjo Guarnido y Juan D¨ªaz Canales, entre otras. Miguelanxo Prado es el ¨²nico espa?ol con dos obras en este canon mundial del c¨®mic: Quotidian¨ªa delirante (1987) y Trazo de tiza (1992).