El rockero honesto y amigo de Springsteen

Se acostumbr¨® a que hablasen de ¨¦l en pasado o, directamente, no hablasen. Entre las cuatro paredes de la oficina donde trabaj¨® durante m¨¢s de una d¨¦cada no dej¨® de o¨ªr que era "el t¨ªo que una vez fue m¨²sico". Peor ha sido cuando en los ¨²ltimos a?os se ha subido a un escenario, invitado por su amigo Bruce Springsteen. Muchos pensaban que aquel hombrecillo, que no paraba de botar mientras tocaba la guitarra, deb¨ªa de ser alguien del equipo de sonido. Willie Nile sabe lo que es la intrascendencia y, sin embargo, nunca ha dejado de sentirse el hombre m¨¢s afortunado del mundo. "No puede ser de otra forma", afirma. "No hay dinero que consiga que Springsteen te invite a subir al escenario o te acompa?e en uno de tus conciertos. Tampoco que Bono de U2 diga tu nombre frente a 20.000 personas o The Who o Ringo Star te lleven de gira".

M¨²sico entre m¨²sicos, apreciado por prestigiosos compa?eros como los arriba citados y Lucinda Williams o Bob Dylan, Nile, que a partir de hoy martes protagonizar¨¢ una gira de m¨¢s de diez conciertos por Espa?a, est¨¢ viviendo su humilde sue?o. "Es estupendo. Ahora me dedico a la m¨²sica exclusivamente. Voy de gira por Europa y tengo mi propio sello discogr¨¢fico, aunque no saco mucho dinero", dice el cantante, quien hasta hace apenas dos a?os compaginaba su carrera musical con su trabajo en una productora televisiva despu¨¦s de haber tenido largos periodos de sequ¨ªa en los ochenta y los noventa. "?Incluso ahora he visto mi disco rese?ado en Rolling Stone!", a?ade con sorna sobre su ¨²ltimo trabajo, The innocent ones, publicado en 2010.

Su historia es la historia de un m¨²sico que pod¨ªa haber naufragado para siempre. Desembarc¨® en Nueva York a finales de los setenta procedente de Buffalo. Se instal¨® en un apartamento en el Lower East Side, cerca de la legendaria sala de conciertos CBGB, donde bebi¨® de las fuentes directas del punk, con sus riffs afilados, y el rock urbano neoyorquino, con su alma callejera y rom¨¢ntica. "Llegu¨¦ a tocar all¨ª mientras pasaba varias noches viendo a los Ramones o Television", cuenta. Aunque guarda el recuerdo m¨¢s triste de su vida de una de esas desgraciadas noches en Manhattan. "Ten¨ªa mi estudio al lado del de Lennon grabando mi segundo disco. Un d¨ªa me pidi¨® el piano con el que tocar¨ªa Instant Karma. Al d¨ªa siguiente, estaba yo ensayando en ese mismo piano cuando llam¨® David Geffen y dijo: Han matado a John. Mi cabeza vol¨®. Me pas¨¦ toda la noche tocando ese piano entre l¨¢grimas".

Tras dos prometedores ¨¢lbumes en los primeros ochenta, desapareci¨® literalmente -"el negocio estaba lleno de mierda"-, lastrado por las dichosas etiquetas del "nuevo Dylan" o "nuevo Springsteen", que tambi¨¦n hicieron flaco favor a otros talentos de su generaci¨®n como Elliott Murphy o Steve Forbert. Pero, con el cambio de siglo, regres¨® como un vendaval, recuperado por la discogr¨¢fica espa?ola Good Sounds. Desde entonces, no ha hecho m¨¢s que ofrecer ¨¢lbumes sobresalientes como Beautiful Wreck of the World, Streets of New York o House Of A Thousand Guitars.

En el rock, como en la vida, no todos nacen para convertirse en Springsteen o Dylan, pero tampoco todos son capaces de sonar tan honestos, sencillos y significativos como Nile, "un roquero nada m¨¢s", seg¨²n sus palabras, que desde su posici¨®n en segunda fila alcanza el equilibrio perfecto entre la inocencia y la pasi¨®n, dos virtudes que raramente se ven con brillo. "Me sigue excitando la m¨²sica como el primer d¨ªa y la reacci¨®n vital que produce componer una canci¨®n", afirma, para luego a?adir, con convencimiento: "La fama es rid¨ªcula. Es una mera ilusi¨®n pero no es real. Lo verdaderamente importante es componer y ser alguien con la m¨²sica que haces".