Paisaje 'optipesimista' con gato Jinks
Un libro epistolar de Paul Auster y una novela de Jes¨²s Ruiz Mantilla con la guerra civil y Santander como escenario son algunas de las recomendaciones literarias semanales
![Ilustración de Max.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/P4UXY5TWPLZ7M5JNGVJER3MNH4.jpg?auth=8400a10f927913311af75fb71114e9fe9848f31d4d66b3bbada1d2e6e2b5ad0a&width=414)
A veces el nacionalismo se convierte en un chollo. Ah¨ª tienen al honorable Artur Mas, uno de los gobernantes en ejercicio m¨¢s de derechas a este lado de los Urales, aplicando a los trabajadores catalanes el enema de aceite de ricino que le piden sus cien familias de oro, mientras suaviza el trance con su (siempre negociable) vaselina soberanista. Se dir¨ªa que tanto ¨¦l como el se?or Rajoy, que contempla con indisimulada envidia a su colega catal¨¢n ensayando f¨®rmulas que ¨¦l a¨²n no se decide a aplicar (veremos qu¨¦ pasa zi loh ze?oritoh arrazan en Andaluc¨ªa, me dice el gato Jinks), pretenden que el Estado de bienestar se convierta en recuerdo, pura arqueolog¨ªa social que en el futuro se estudie (los que puedan hacerlo) al lado de la Nueva Atl¨¢ntida, de los falansterios y de otras utop¨ªas pre y pos rom¨¢nticas. Claro que el concienzudo desmantelamiento de las conquistas de los trabajadores no ha empezado aqu¨ª, ni siquiera con esta crisis. Si desean repasar sus hitos y conocer a sus principales impulsores no se pierdan, por ejemplo, los cap¨ªtulos correspondientes (a?os setenta, revoluci¨®n conservadora) de Por el bien del Imperio (Pasado y Presente), el estupendo vadem¨¦cum hist¨®rico y divulgativo de la segunda mitad del siglo XX de Josep Fontana, uno de nuestros m¨¢s prestigiosos historiadores, del que, por cierto, ya se llevan vendidos 12.000 ejemplares (?y a 39 euros!). Por mi parte, y tal como andan las cosas por estos pagos, no me extra?ar¨ªa verme obligado a aceptar el empleo ¡°fijo y apasionante¡± que ofrece la Conferencia Episcopal (disfruten del v¨ªdeo en YouTube) a todos los que deseen ingresar en el orden sacerdotal para cubrir las numerosas plazas vacantes. Para afrontar convenientemente ese ¡°proyecto inolvidable¡± en el que se promete ¡°riqueza eterna¡±, adem¨¢s de encargarme una sotana a medida (talla XXL), leo (en la cama) el muy interesante di¨¢logo entre el fil¨®sofo (d¨¦bil) Gianni Vattimo y el te¨®logo (posmoderno) Carmelo Dotolo, recogido en Dios: la posibilidad buena (Herder). Cuando apago la luz de la mesilla de noche, me invade el temor a despertarme ma?ana con una nueva ordal¨ªa perpetrada para ¡°acabar con el paro¡±. Y es que, siguiendo a Edgar Morin, me he hecho optipesimista. Se lo traduzco a mi modo, siempre algo neurast¨¦nico: pienso que vamos a despe?arnos por el precipicio, pero tambi¨¦n espero que, como acontece de vez en cuando en la historia, suceda lo improbable en el ¨²ltimo momento y todos vivamos felices para siempre (en Andaluc¨ªa, sin ir m¨¢s lejos).
Correspondencia
Es una verdad universalmente aceptada (le robo el ¨ªncipit a Orgullo y prejuicio) que las mejores y m¨¢s duraderas amistades se construyen sobre la mutua admiraci¨®n. Al menos mientras no surjan los celos profesionales, algo que ha acabado con las de muchos escritores (basta con mirar alrededor), pero no ¡ªal menos por ahora¡ª con la de Auster y Coetzee. Aunque cada uno hab¨ªa le¨ªdo con fruici¨®n los libros del otro, ambos novelistas no se conocieron personalmente hasta que el primero viaj¨® a Australia para hacer un bolo en el festival literario de Adelaide. A su vuelta a Brooklyn, Auster recibi¨® una carta de su colega sudafricano (hoy ciudadano australiano) en la que ¨¦ste le propon¨ªa emprender una correspondencia como ¡°forma de dar cuerpo a la amistad a trav¨¦s de la distancia¡±. Auster acept¨®, iniciando un intercambio en el que, de manera deliberada, como si se tratara de brev¨ªsimos ensayos o reflexiones enmascarados en la convenci¨®n epistolar (es decir, esperando impl¨ªcitamente la opini¨®n del destinatario), se han ido tratando asuntos como la amistad, la comida, el cine, los afanes cotidianos, la lengua, o determinadas instancias del pensamiento de Arist¨®teles o Derrida. Los editores de Mondadori y Anagrama, con el respaldo de los agentes Guillermo Schavelzon (Auster) y Rema Dilanyan (Coetzee), acaban de acordar una joint venture (todo al 50%) para coeditar esa correspondencia (entre 2008 y 2011: nos pilla bien cerquita) bajo el logo de ambos sellos, pero en un volumen con aspecto y formato diferente de los de sus respectivas colecciones. El libro, que tambi¨¦n se publicar¨¢ en formato digital, lleva el t¨ªtulo provisional de Aqu¨ª y ahora, y aparecer¨¢ el pr¨®ximo noviembre simult¨¢neamente en Espa?a (en catal¨¢n en Grup 62), M¨¦xico, Argentina y Colombia. La traducci¨®n correr¨¢ a cargo de los traductores habituales de cada uno de los autores. He tenido ocasi¨®n de leer el original y les aseguro que colma las expectativas. Un libro de amigos (varones) que cuenta (impl¨ªcitamente) con la lectura de muchos m¨¢s amigos (g¨¦nero no marcado).
Santander
Dec¨ªa Flaubert que la tarea de escribir una novela es como intentar meter el mar en una botella. Lo que no es ¨®bice para que los novelistas de toda laya sigan intent¨¢ndolo con denuedo y sin desfallecimiento. Uno de los ¨²ltimos es Jes¨²s Ruiz Mantilla, que ha conseguido introducir en una botella de cuatrocientas p¨¢ginas (Ahogada en llamas, Planeta), con sentido narrativo y vocaci¨®n de llegar (y vender) a los m¨¢s amplios p¨²blicos, medio siglo de historia de Santander, entre la explosi¨®n del Machichaco (1893) y el gran incendio de 1941. Todo ello en una saga familiar con patriarca y hermanos, intrigas y amores, figuras literariamente tot¨¦micas (Gald¨®s) y una guerra civil desgarradora como tel¨®n de fondo. Si quieren disfrutar de buena lectura, no olviden meterla en la maleta (o en la tableta, pero no en la botella) que han pensado llevarse en Semana Santa. Se lo pasar¨¢n bien.
Envain¨¢ndomela
Aprovechando la oportunidad que me brinda la reforma laboral de la derecha triunfante he puesto de patitas en la calle a mi topo en Gallimard con medio d¨ªa de indemnizaci¨®n por quinquenio trabajado y un escupitinajo entre los ojos. Se lo merec¨ªa. Resulta que hace algunas semanas, y bas¨¢ndome en uno de sus soplos, daba por hecho en este Sill¨®n de orejas (cada d¨ªa m¨¢s tronado) que la centenaria editorial fundada por Gaston Gallimard se hab¨ªa hecho con el grupo Flammarion. Bueno, pues me la tengo que envainar. Es cierto que Flammarion est¨¢ en venta y que tal noticia ha causado un sensible se¨ªsmo en el sector editorial franc¨¦s. Y tambi¨¦n lo es que Gallimard es uno de los sellos que ha mostrado m¨¢s inter¨¦s por adquirirlo y que, seg¨²n los observadores, estar¨ªa en mejor posici¨®n para hacerlo, pero la operaci¨®n a¨²n no se ha cerrado. De hecho, el hist¨®rico sello (fundado en 1876), hoy propiedad del grupo italiano RCS Mediagroup, tiene bastantes novios: adem¨¢s de Gallimard, Albin Michel, Media Participation, Actes Sud, Editis, HarperCollins, Feltrinelli y ¡ªlo que son las modas¡ª varios fondos de inversi¨®n. De modo que Flammarion, que en 2010 factur¨® 220 millones de euros, public¨® 1.400 novedades y vendi¨® casi 36 millones de unidades, tiene m¨¢s pretendientes que la fiel Pen¨¦lope. De ah¨ª que tengamos que esperar para saber qui¨¦n se la lleva al t¨¢lamo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.