Caracruz
Si no fuera por el retraso artificial y muy peligroso que ha significado aguantar la presentaci¨®n de presupuestos hasta despu¨¦s de las elecciones andaluzas, la fecha elegida ser¨ªa un acierto. Nada mejor que la Semana Santa, con su l¨ªrica de sacrificio y martirio, para que los espa?oles comprendan la magnitud de la reducci¨®n del papel del Estado en la econom¨ªa nacional. Pocas veces la realidad lleva nuestro mismo reloj, pero en esta ocasi¨®n la sincron¨ªa con el v¨ªa crucis es antol¨®gica, algo as¨ª como ser padre en la noche de Navidad.
En 100 d¨ªas de mandato, Rajoy ha encontrado en s¨ª mismo la m¨¢s ¨¢cida oposici¨®n. Sobre lo que dec¨ªa y promet¨ªa en los tiempos anteriores a asumir el poder y las m¨¢s sonadas acciones de gobierno, hay una distancia tan enorme que si las hemerotecas fueran flechas Rajoy estar¨ªa agujereado. La huelga general no ha sido la mayor expresi¨®n de angustia ante sus reformas, entre otras cosas porque la distancia de los ciudadanos con el reloj sindical empieza a ser notable, y las escenas violentas siempre ganan las portadas para da?o del resto. Unas veces parece la misma violencia gratuita que se enciende tras una victoria futbol¨ªstica y en otras se?ala la peligrosa confusi¨®n entre el derecho a la protesta y la supresi¨®n del contrario.
La victoria electoral de Rajoy sigue concedi¨¦ndole autoridad, que solo zozobra por la falta de cercan¨ªa. Hay decisiones que no est¨¢n explicadas y que alejan al ciudadano del compromiso especial necesario hoy. Se habla de econom¨ªa de guerra, pero nadie ha visto la guerra que se prometi¨® contra los desmanes financieros y el abuso especulador. Llega la posguerra sin guerra y la emergencia suena a coartada para imponer salvajes condiciones de vida. Para que el sacrificio sea aceptado hay que razonarlo y promediarlo con medidas m¨¢s solventes que la subida de impuestos. Los puestos de trabajo tienen que salir de empresas con beneficios millonarios que han impuesto la desatenci¨®n sobre sus clientes, el self service, la precariedad y la deslocalizaci¨®n como ¨²nico compromiso con el pa¨ªs. Exigir a los espa?oles pasa por hacer que se sientan beneficiados de arrimar el hombro, no solo castigados y empeque?ecidos. Falta la zanahoria al final del palo. La cara despu¨¦s de tanta cruz.
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