Drogas que hacen creer en el m¨¢s all¨¢
Vecinos como Francia e Italia no viven la adversidad de la crisis con la espesa angustia que atenaza la actualidad espa?ola
Movido por la Semana Santa y de Pasi¨®n, he pasado varios d¨ªas en Francia y otros m¨¢s en Italia. Una experiencia que, a la fuerza, lleva a comparar los efectos que en uno y otro pa¨ªs proyecta la crisis.
?Resultado? Ninguno de estos dos pa¨ªses vecinos vive esta adversidad con la espesa angustia que atenaza la actualidad espa?ola. Hay crisis en esos lugares pero siendo de peso no llega a ser una peste. Especialmente en Francia, si los males econ¨®micos tienen sus parcelas sociales y pol¨ªticas contaminadas no son una plaga que ocupa el pensamiento absoluto. En cuanto a Italia, algo hace sentir que si son importantes sus problemas de deuda y sus d¨¦ficits casi incurables, el pa¨ªs se mantiene en pie, sin derrengarse ante cualquier amenaza de rescate.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/C7S6DX7DNOHY35JAD5Y4LRN4OU.jpg?auth=a9db269be1476cdf4b3a675be44ddaa18e5e77d70ff50f1b103497bb78fc1cc4&width=414)
La explicaci¨®n m¨¢s inmediata ser¨ªa que no se hayan tan mal como Espa?a pero acaso la aut¨¦ntica raz¨®n de peso es que pesan m¨¢s. Y ya no solo pol¨ªticamente o en proporciones del PIB sino que pesan m¨¢s en cuanto que la densidad de su cultura/cultura es incomparablemente m¨¢s firme.
Puede creerse que estos tiempos en que los n¨²meros bullen sin cesar lo cualitativo es un factor de segundo orden. La econom¨ªa y su fechor¨ªas ha logrado tal protagonismo num¨¦rico a trav¨¦s de recortes y ajustes, mutilaciones crueles y ahorros asfixiantes, que s¨®lo ellos son pertinentes para contrarrestar el mal. La cultura quedar¨ªa pues, como un factor ornamental que en los tiempos f¨²nebres no posee, precisamente, ninguna vela en este entierro.
Sin embargo, la experiencia de vivir esta Gran Crisis en pa¨ªses de mayor consistencia cultural hace ver que la capacidad de resistencia y reacci¨®n se halla estrechamente unida al vigor cultural de instituciones y ciudadanos. Una sociedad es tanto m¨¢s vulnerable cuanto m¨¢s ignorante es. Un pa¨ªs es tanto m¨¢s f¨¢cil tom¨¢rselo a chacota y llamarlo PIG (cerdo) de acuerdo a la baja calidad de sus v¨ªveres.
Muchos museos, muchas universidades, muchos catedr¨¢ticos y auditorios nacidos estos a?os y convertidos en signos de un vertiginoso desarrollo socio-cultural, han unido al despilfarro la vacuidad y la corrupci¨®n a su m¨¢scara. Ahora, no obstante, se ve que tras esa carcasa muchas de esas edificaciones, f¨ªsicas y no f¨ªsicas, van cayendo a pedazos.
Bien porque fueron construidas de arena, bien porque fueron abandonadas sin apuntalar. Miles de plazas o miles de metros cuadrados sin pilares de verdad, erigidos para tratar de hacer egregia a la autoridad al estilo de los fen¨®menos dictatoriales del Tercer Mundo.
En suma, al hecho de una cultura que necesitaba albergues para hacerse mejor se ha respondido con la farsa de grandes contenedores sin vida interior. ?C¨®mo no esperar que su resistencia a la crisis fuera tan d¨¦bil y, en ocasiones, igual a cero?
La cultura en tiempos f¨²nebres no posee ninguna vela en el entierro
Un pa¨ªs no logra su efectiva solidez de los libros de contabilidad sino en este pasado inmediato, de la contabilidad de los libros y siempre de su capacidad de invenci¨®n y educaci¨®n. Sin educaci¨®n no hay pa¨ªs desarrollado ni desarrollo de los cerebros que campear¨¢n el temporal. La impresi¨®n en Francia o en Italia, dos modelos muy dispares, tienen en com¨²n, frente a Espa?a que su competencia econ¨®mica y cultural no es el efecto de unas drogas alucin¨®genas tomadas de prisa y corriendo. Hay drogas que dise?an impresionantes atletas pero fundamentalmente sus m¨²sculos no son el efecto de prote¨ªnas dosificadas sino de esteroides que acrecientan pronto la masa muscular. Y la envenenan.
Esta viene a ser la f¨¢bula de Zapatero y de Rajoy. Los deportes nos llevan a la Champions League , al mundial de baloncesto y a la final de la Copa Davis pero sus merecimientos despiertan recelos en medio mundo. Porque si Espa?a en tantos asuntos ha crecido con drogas (anfetas especulativas, chutes de la Uni¨®n Europea, supositorios megal¨®manos) ?c¨®mo no deducir ¡ªaun falsamente¡ª que los ¨¦xitos deportivos, desde el f¨²tbol al waterpolo, son partes del omnipresente doping nacional. Universidades, aeropuertos, museos o auditorios inspirados en el culturismo y no en la cultura. Grandes pero no fuertes, gigantes con pies de barro, id¨®neos para ser derribados y, en ciertos casos, hasta por el menor temblor.
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