Traductores
Celebrar el D¨ªa del Trabajo en nuestras circunstancias es como irse a festejar el d¨ªa del chulet¨®n de buey a pa¨ªses en hambruna. M¨¢s all¨¢ de santificar las fiestas, lo que est¨¢ sobrando en Espa?a es el piloto autom¨¢tico que rige la rivalidad pol¨ªtica. La herencia recibida es el argumento de trifulca, como vimos en otro combate parlamentario y los m¨ªtines subsiguientes. La herencia es un logro de todos, que le pregunten si no a la alcaldesa de Madrid o al presidente valenciano. As¨ª que, si ampliamos las palabras de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, diciendo que a ella le dar¨ªa verg¨¹enza de salir a la calle si fuera la responsable de la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, alg¨²n ministro y alto cargo tendr¨ªan que llevar m¨¢scara.
Si hablamos de m¨¢scaras, la expresi¨®n inglesa masked aparec¨ªa en unas conclusiones del FMI sobre la deuda oculta de nuestros bancos. Pero los responsables de Hacienda en Espa?a la tradujeron, sobrados de eufemismo, como "dificultades para apreciar". Siguen empe?ados en convencernos, desde que estall¨® la crisis financiera, de que los bancos espa?oles han sido ejemplares. Pero a juzgar por la preocupaci¨®n de los aliados ser¨ªa bueno premiar el comportamiento ejemplar de los ciudadanos espa?oles con unas ligeras gotas de sinceridad.
Algo de enmascarada ten¨ªa tambi¨¦n Esperanza Aguirre en su arrollador triunfo dentro del partido en Madrid. Pese al vestuario caqui de girl scout y la apropiaci¨®n, ya eterna, de la bandera espa?ola, el discurso estuvo lleno de citas a Benjamin Franklin y Thomas Jefferson. Ninguno de los dos subir¨ªa el precio del transporte popular para costear los desmanes de gasto de los gobiernos y sus caprichos que han enriquecido a los m¨¢s cercanos, pero en esas versiones libres de los principios liberales andamos, escasos de traductores fieles. Jordi ?vole nos mostr¨® en un paseo demoledor por el Tribunal de Cuentas la escasa transparencia de la financiaci¨®n de los partidos, pata coja de nuestro sistema. Es un consuelo o¨ªr afirmar al gobierno que las medidas improvisadas, todas negadas en su d¨ªa desde la oposici¨®n, no les gustan, pero que no hay m¨¢s remedio que aplicarlas. Claro que seg¨²n los int¨¦rpretes de la pol¨ªtica europea m¨¢s fiables, la palabra remedio en estos d¨ªas se traduce como enfermedad.
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