La revoluci¨®n visual del o¨ªdo
El arte sonoro vive a d¨ªa de hoy su primer momento de madurez Sondeamos las distintas corrientes y percepciones sobre esta forma de arte inmaterial
Podr¨ªa ser tantas cosas, y no es ninguna de ellas. Con los l¨ªmites difusos, abiertos, tocantes con multitud de otras materias, su esencia existe como la de un espectro, flotando sobre el espacio sin tocarlo. Y sin embargo, con eso basta. No en vano, en el campo de la creaci¨®n, las barreras entre movimientos no son otra cosa que constructos artificiales, la mera ilusi¨®n de un orden que en realidad no es tal. Al hablar de arte sonoro, esa parece ser la ¨²nica verdad inmutable: que no pueda ser definido de manera rotunda, sin fisuras te¨®ricas, no significa que no exista. Lo dem¨¢s, es cuesti¨®n de perspectiva: la apariencia que adopte, el formato en que se presente, las materias con las que se conjugue.
Pero ser, es. Si no, ?qu¨¦ sentido tiene lo que hay encerrado hoy mismo entre las paredes de, por ejemplo, el centro de creaci¨®n de la LABoral de Gij¨®n o en el museo de los Medios ZKM de Karlsruhe, en Alemania? En la localidad asturiana, se ha organizado en torno al festival de im¨¢genes y sonidos electr¨®nicos experimentales L.E.V (que se celebr¨® el fin de semana del 27 y 28 de abril), la muestra Visualizar el sonido, una recopilaci¨®n de trabajos de diferentes artistas en torno a la captaci¨®n, la manipulaci¨®n y la emisi¨®n de ondas sonoras como medio de estimulaci¨®n sensorial abierta hasta el 25 de junio. Pero a nivel f¨ªsico, cada una de las obras expuestas tiene su propia materialidad, alcanzada en colaboraci¨®n con otras disciplinas.
'Waves', de Daniel Palacios, en la LABoral de Gij¨®n
Una pieza, Versus, de David Letellier, est¨¢ compuesta por dos esculturas cin¨¦ticas, una pareja de robots que capturan las ondas y las devuelven a intervalos, retroaliment¨¢ndose con sus mutuas producciones sonoras y con las del p¨²blico, que hace ruido a su alrededor. 20Hz, una obra de Semiconductor, consiste en la representaci¨®n audiovisual del sonido del viento solar registrado a una velocidad de 20 hertzios. Y Cylinder, de Andy Huntington, se presenta como un objeto tridimensional, mudo, pero generado a partir de algoritmos procesados por un software inform¨¢tico que toman las frecuencias del sonido en el rango auditivo humano en un periodo de tiempo limitado.
Y las posibilidades no acaban ah¨ª. El arte sonoro puede colaborar con la pintura, con las instalaciones, con las performances, con la palabra, con la poes¨ªa, con la naturaleza. Y claro est¨¢, con la m¨²sica. ¡°Abordar estas obras depende del punto de vista, de d¨®nde se quiera poner el acento¡±, se?ala Jos¨¦ Manuel Costa, comisario y cr¨ªtico de arte visual y sonoro. Si algo hubiera que sacarles en com¨²n a esas manifestaciones, ser¨ªa el uso de la tecnolog¨ªa para aprehender y modelar los sonidos. ¡°Una novedad en los ¨²ltimos 15 a?os ha sido la posibilidad de unir lo digital a la creaci¨®n sonora¡±, apuntilla. Y con la democratizaci¨®n de las m¨¢quinas, el momento creativo se ha inflado. ¡°Ahora hay una eclosi¨®n de artistas, porque con el ordenador cualquiera puede tener un estudio en su casa¡±, explica Jos¨¦ Antonio Sarmiento, director del Centro de Creaci¨®n experimental de Cuenca y profesor de arte sonoro en la Facultad de Bellas Artes de Castilla La Mancha.
Esta caracter¨ªstica, no obstante, tampoco es definitoria: las representaciones sonoras conceptuales, por ejemplo, no necesitan de la t¨¦cnica para vivir. ¡°Si escribes la palabra ¡®escuchar¡¯ en un papel, tambi¨¦n puede ser una forma de arte sonoro¡±, ilustra David Toop, m¨²sico, cr¨ªtico y comisario brit¨¢nico. Aunque el futuro de la et¨¦rea disciplina, opina, s¨ª que estar¨¢ probablemente ligado al desarrollo cient¨ªfico. ¡°Sencillamente, porque la tecnolog¨ªa es a d¨ªa de hoy un aspecto fundamental en nuestras vidas. Aunque es algo dif¨ªcil de decir, porque qui¨¦n sabe si dentro de diez a?os seguir¨¢n existiendo los ordenadores tal y como los conocemos hoy¡±.
Con ra¨ªces en el movimiento futurista de principios del siglo XX, de la mano del pintor Luigi Russolo, autor del manifiesto El arte de los ruidos y experimentador pionero de los sonidos electr¨®nicos, la expresi¨®n sonora vive hoy lo que Costa denomina ¡°un primer estado de madurez¡±, con nombres en la cima como Bill Fontana o Susan Philipsz trabajando en paralelo a una bulliciosa escena emergente. Entremedias, artistas de vanguardia como Kurt Schwitters, compositores experimentales como John Cage, movimientos como el dada¨ªsmo y posteriormente Fluxus, y corrientes como el arte conceptual o el minimal plantaron las banderas que gu¨ªan el camino de los creadores modernos."En los a?os noventa y dos mil se hizo m¨¢s caso a la imagen. Ahora vivimos tiempos de una mayor intensidad sonora. Se impone el ruido", asegura Manuel Borja-Villel, el director del Museo Reina Sof¨ªa de Madrid.
¡°Tal y como se entiende hoy en d¨ªa, el arte sonoro naci¨® a principios de los a?os setenta¡±, matiza David Toop. ¡°Aunque yo dir¨ªa que ha existido siempre, lo que pasa que de una manera diferente¡±. Una pieza clave, revulsiva del cambio, fue la partitura de Cage 4¡¯ 33¡¯, de 1952, una composici¨®n en tres actos en la que todos los instrumentos permanecen callados. Al situarse la percepci¨®n de cada oyente en un punto de vista espacial y mental diferente, la experiencia auditiva es ¨²nica para cada individuo. ¡°El silencio es uno de los grandes descubrimientos de la m¨²sica del siglo XX¡±, sentencia Toop.
Bajo la misma premisa de tomar los sonidos ¨C y su ausencia- como material cultural y art¨ªstico, han florecido movimientos paralelos como el canalizado por el colectivo gallego Escoitar, un grupo que cuenta entre sus filas con music¨®logos, un antrop¨®logo, un ingeniero de sonido o un gestor cultural. En torno a una idea primigenia: ¡°?Se puede representar Galicia sonoramente?¡±, que ya se ha expandido en el espacio, llevan embarcados desde 2006 en diferentes proyectos de compilaci¨®n de sonidos sociales, industriales, naturales o urbanos, por mencionar alguna categor¨ªa, para realizar actividades art¨ªsticas como cartograf¨ªas o paseos sonoros. ¡°Partimos de la idea de que el conocimiento occidental ha primado los par¨¢metros visuales, quiz¨¢ porque escuchar conlleva m¨¢s tiempo¡±, explica Juan Gil, uno de los miembros. ¡°Sin embargo, la escucha es capaz de ubicarnos m¨¢s en un espacio. Tiene una capacidad de inmersi¨®n, adem¨¢s de una cualidad t¨¢ctil, como cuando podemos sentir un sonido intenso a trav¨¦s de su vibraci¨®n¡±.
Ese aspecto sensorial opuesto al car¨¢cter intelectual de las im¨¢genes es algo que tambi¨¦n destaca Maite Camacho, codirectora del Festival In-Sonora, una convocatoria anual y p¨²blica que tiene lugar en diferentes espacios de Madrid. ¡°Adem¨¢s de ser una materia art¨ªstica no tan trillada, con el sonido no hay que plantearse si se entiende o no¡±, argumenta. ¡°Lo que define al sonido es su maravillosa inmaterialidad¡±, enfatiza el compositor experimental Francisco L¨®pez. Algunas propuestas, sin embargo, se fundamentan precisamente en la comprensi¨®n de lo que se oye. Es el caso del trabajo del colectivo La Sonidera, dedicado a la radioperformance. ¡°Combinamos la radio y el sonido, y con el tiempo hemos ido caminando hacia lo esc¨¦nico, pero siempre con un elemento narrativo¡±, ilustra ?ngeles Oliva, una de las dos integrantes del grupo, que son tambi¨¦n las directoras de la radio experimental de La Casa Encendida de Madrid.
'20Hz', de Semiconductor, en la LABoral de Gij¨®n
Que la disciplina sea dura de encasillar no viene a decir, en cualquier caso, que no exista una teor¨ªa que la respalde. ¡°Otra cosa es el grado de regulaci¨®n que esta imponga¡±, apunta Francisco L¨®pez. ¡°Y tambi¨¦n es verdad que sin estudiar tambi¨¦n se pueden hacer cosas interesantes e innovadoras¡±. Toop, que ha colaborado y creado varias revistas en torno al sonido, y que ha escrito libros de referencia como Ocean of Sound, apoya esa l¨ªnea de trabajo. ¡°Yo acepto que la gente tenga necesidad de tener una teor¨ªa, pero yo no la tengo. Creo que constri?e las posibilidades, y la creaci¨®n se convierte en algo menos interesante¡±.
Entonces, ?qu¨¦ es lo que aporta concretamente esta poli¨¦drica forma de arte? David Toop lo resume as¨ª: ¡°El sonido tiene que ver m¨¢s con la inteligibilidad y la fluidez, todo se reduce a la sensibilidad de la escucha. En muchas sociedades no se le ha dado importancia a esta experiencia, pero gracias a eso se abre todo un nuevo ¨¢rea para realizar descubrimientos¡±.
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