Chris Cornell: ¡°Mi adicci¨®n no fue tan larga como para afectar a mi voz¡±
Soundgarden, una de las cuatro bandas fundamentales del llamado 'grunge', visitan Espa?a El grupo prepara un nuevo elep¨¦, el primero de estudio desde 1996
Solo sobreviven dos de los cuatro evangelistas que ten¨ªa aquella falsa religi¨®n del grunge, una etiqueta comercial creada a principios de los noventa por la industria musical para exprimir y explotar a un pu?ado de chavales con gustos y estilos musicales muy distintos. En paz descansan Kurt Cobain (de Nirvana) y Layne Staley (de Alice in Chains). Resisten, en esta guerra diaria que es la vida, Eddie Vedder (de Pearl Jam) y Chris Cornell (de Soundgarden). Tras un par¨®n de 13 a?os, Cornell (Seattle, 1964) ha resucitado la banda que le convirti¨® en un icono y con la que ha vendido m¨¢s de 20 millones de discos en todo el mundo. En plena preparaci¨®n de un nuevo elep¨¦, visitan Espa?a como cabezas de cartel, junto a Metallica, del festival Sonisphere.
Denostado por unos, adorado por otros, lo cierto es que su longeva carrera ha sufrido bandazos que pocas veces han escapado a las cr¨ªticas. Nadie duda del portento de su voz, que ha puesto la servicio de los oscuros sonidos del metal pesado de los primeros Soundgarden, al frente de un supergrupo de dise?o, como Audioslave y, en solitario, en bandas sonoras (para el James Bond de Casino Royale, en 2006) o a las ¨®rdenes del rapero Timbaland, quien produjo su ¨²ltimo elep¨¦ individual (Scream, 2009), un engendro de beats de pesada digesti¨®n y elevadas ventas. Con todo, Cornell, un tipo de 47 a?os, bien parecido y quiz¨¢ demasiado sensible, ha superado su adicci¨®n al alcohol y a los f¨¢rmacos, factores que contribuyeron a la disoluci¨®n de Soundgarden.
Cornell, al tel¨¦fono, no esquiva el asunto. ¡°Me cuesta hablar de ello. Durante a?os esas cosas estaban de alguna manera presentes todo el rato. A¨²n trato de entender si ca¨ª en la adicci¨®n porque era infeliz o si m¨¢s bien era infeliz porque ca¨ª en la adicci¨®n¡±. En 1990, la muerte por sobredosis de hero¨ªna del aut¨¦ntico mes¨ªas del sonido de Seattle, Andrew Wood (vocalista de la banda Mother Love Bone), fue quiz¨¢ el primer escollo serio en la vida de Cornell. Luego vendr¨ªan las bajas de Cobain (1994), Buckley (1997)¡ y todo ello en un contexto de ¨¦xito planetario y millones de d¨®lares entrando en su cuenta corriente.
¡°Generalmente miro hacia adelante. Cuando miro hacia atr¨¢s me siento afortunado de haber superado lo que pas¨¦ y de que Soundgarden sea lo que es hoy en d¨ªa. Fuimos pioneros de la escena musical del tiempo en que empezamos, en los noventa, y hay cierto orgullo en ello, pero en realidad creo que estoy haciendo m¨¢s ahora y que voy a hacer mucho m¨¢s en el futuro. Cuando me entrevistaron para el documental sobre los 20 a?os de Pearl Jam ?Pearl Jam Twenty (2011)? dije que lo m¨¢s grande de ellos es su sentido de proyecto, algo que van a desarrollarlo a trav¨¦s de los a?os; que va a durar y si eres fan, vas a poder serlo durante d¨¦cadas¡±, apunta Cornell.
Escrib¨ª muchos temas en registro alto porque cre¨ªa que molaba, pero luego al o¨ªrme notaba reminiscencias al heavy de los 80 y lo odiaba
Con todo, el cantante no reniega, creativamente, de nada del pasado. ¡°Musicalmente siempre estamos en contacto con los primeros pasos de nuestra banda, aunque a medida que pasan los a?os incorporamos cosas eso no supone descartar nada de lo viejo. La m¨²sica es una incre¨ªble m¨¢quina del tiempo. Cuando tocamos ahora temas antiguos, de Ultramega OK [1990] por ejemplo, recuerdo hasta el m¨¢s m¨ªnimo suceso que ocurri¨® en torno a esa canci¨®n: porqu¨¦ la mezclamos as¨ª, donde estaba sentado cuando se me ocurri¨® la idea, qu¨¦ nos gust¨® de la canci¨®n, qu¨¦ no¡ es como si hubiera pasado ayer. La mente musical tiene mucha mejor memoria que la mente anal¨ªtica¡±.
?Es posible adorar a Jeff Buckley (a quien en 1999 dedic¨® la canci¨®n Wave goodbye) y a la vez compartir escenario con Linkin Park? ¡°Un int¨¦rprete y compositor tiene que estar suelto, ser maleable e ir dondequiera que le lleve la inspiraci¨®n. De lo contrario no est¨¢ creando nada, solo manufacturando un producto¡±, se defiende Cornell. Tambi¨¦n defiende su controvertida colaboraci¨®n con Timbaland. ¡°Vale. No creo que Scream fuera un ¨¢lbum para fans de Soundgarden. De hecho creo que lo odiar¨ªan [risas]. La verdad es que mi preocupaci¨®n como creador en mi carrera en solitario no es hacer cosas que gusten a los admiradores de Soundgarden. La diferencia clave para m¨ª entre hip-hop y el rock es que en el rock todav¨ªa hay compasi¨®n (al menos en el rock que a m¨ª me gusta). Tambi¨¦n me gusta el hip-hop, pero en ¨¦l echo de menos cierta vulnerabilidad, no hay compasi¨®n¡±.
Tampoco tuvo empacho Cornell en sumarse a Audioslave, un supergrupo (bombazo comercial) que proven¨ªa de la disuelta y muy pol¨ªticamente comprometida banda Rage Against The Machine, en cuyo izquierdismo radical (m¨¢s bien una pose est¨¦tica) no parec¨ªa pegar demasiado el introspectivo Cornell. ¡°L¨ªricamente procuro no adoptar un punto de vista cr¨ªtico sobre ninguna materia en concreto. No puedo decir qu¨¦ est¨¢ bien o mal si no tengo ni idea de qu¨¦ estoy hablando. No soy ese tipo de pensador¡±.
No encuentra Cornell la manera de explicar de qu¨¦ va lo nuevo de su banda (un disco en el que llevan trabajando desde 2010 y para el que todav¨ªa no hay fecha): ¡°Las letras de las canciones nuevas est¨¢n inspiradas por la m¨²sica misma y Soundgarden cubre un territorio sonoro muy amplio. Es imposible describir el ¨¢lbum nuevo en pocas palabras. Hay que escucharlo. Desde luego tiene algo de los ¨²ltimos elep¨¦s. Es una especie de hermano de Superunknown [con el que en 1994 entraron directamente al n¨²mero uno del Billboard] y de Down the upside [1996]. Creo que esos discos eran bastante experimentales y este tambi¨¦n lo es¡±.
Quien solo haya dado una escucha superficial al sonido de Soundgarden caer¨¢ en una descripci¨®n t¨®pica: Ozzy Osbourne y el falsete heavy; marchamos contra los que Cornell se revuelve. ¡°De joven trataba de no sonar como un cantante de heavy metal al cantar en un registro alto. Escrib¨ª muchos temas en ese registro porque cre¨ªa que molaba, pero luego al o¨ªrme notaba reminiscencias al heavy de los ochenta y odiaba eso. Ahora, con la edad, puedo cantar en el mismo registro y no suena como heavy, m¨¢s bien como a un cantante de rock o de r&b¡±.
La voz, he ah¨ª un tema que apasiona a Cornell. ¡°Afortunadamente mi periodo de adicci¨®n no fue tan largo como para afectar a mi voz. Todo cuenta, claro. Hasta una alergia. Creo que el instrumento que es mi voz ha cambiado a lo largo de los a?os, casi siempre de una manera que me gusta. Echo de menos cierto car¨¢cter crujiente y cierta fluidez entre notas de la voz m¨¢s juvenil. De joven es m¨¢s f¨¢cil cantar, cuando envejeces las cuerdas vocales se hacen m¨¢s gruesas. Pero no creo que necesariamente, como oyente, me guste m¨¢s una voz joven¡±.
Nada, pues, de nostalgias de juventud: "Lo importante es qu¨¦ vas a hacer ma?ana, porque sea lo que sea lo que haga Pearl Jam o Soundgarden, si est¨¢ bien, convertir¨¢ a lo que hicimos en un principio en algo a¨²n m¨¢s valioso y relevante".
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