Hillcoat entretiene y Mungiu agota

El director australiano John Hillcoat no solo consigui¨® hacer una adaptaci¨®n mod¨¦lica de La carretera, esa terrible novela de Cormac McCarthy sobre el apocalipsis y la decisi¨®n de un padre y su ni?o de intentar sobrevivir. Tambi¨¦n ha logrado que su paisano Nick Cave, ese m¨²sico profundo, legendario, desgarrado y l¨ªrico le escribiera varios guiones para sus pel¨ªculas. La experiencia debi¨® de resultar enriquecedora para ambos ya que han vuelto a repetirla en Lawless, ambientada en un per¨ªodo de la historia de Estados Unidos que le ha ofrecido un material inagotable y muy jugoso no solo al cine de g¨¢nsteres sino tambi¨¦n a las series de televisi¨®n, incluyendo la reciente y soberbia producci¨®n de HBO Boardwalk Empire. Se trata de la ley Seca, aquella prohibici¨®n absurda ¡ªo tal vez estrat¨¦gica¡ª de fabricar y consumir alcohol que sirvi¨® fundamentalmente para que la Mafia se enriqueciera escandalosamente transgrediendo esa ley y creando un foco de sobornos y corrupci¨®n en el que figuraban pol¨ªticos, polic¨ªas, jueces y dem¨¢s pilares de la sociedad.

Nick Cave y John Hillcoat se centran en Lawless en una familia de Virginia compuesta por los tres hermanos Bondurant, personajes que fueron reales y crearon leyenda. Estos pueblerinos rocosos, en posesi¨®n de principios, respetados y temidos por sus vecinos, fabricaban ancestralmente alcohol en sus propias y clandestinas destiler¨ªas. Su peque?o negocio se complica cuando el crimen organizado decide tener la exclusiva de ¨¦l. Tambi¨¦n intervienen polic¨ªas siniestros que practican id¨¦ntica metodolog¨ªa que los criminales y la justicia se ejerce con arbitrariedad.

Hillcoat crea una ambientaci¨®n notable de esos paisajes y esa ¨¦poca y describe con violencia brutal y cre¨ªble la guerra desigual entre esos garrulos astutos, a los que las leyendas de la comarca aseguran que son inmortales y los sofisticados y crueles representantes de la ley que les quieren robar el negocio y la dignidad. Es una pel¨ªcula realizada con nervio, di¨¢logos trabajados, im¨¢genes potentes y buenos actores (por cierto, no puede ser casual que en el cine m¨¢s estimulante que nos llega de Estados Unidos en los ¨²ltimos tiempos, figure inevitablemente en su reparto esa actriz camale¨®nica y admirable llamada Jessica Chastain), pero a la que le falta algo para convertirse en la pel¨ªcula definitiva sobre la ley Seca. Se ve y se escucha con inter¨¦s, pero la huella que deja se evapora pronto.

El director rumano Cristian Mungiu compiti¨® hace cinco a?os en Cannes y gan¨® una muy justa Palma de Oro con la escalofriante Cuatro meses, tres semanas, dos d¨ªas, una cr¨®nica terror¨ªfica sobre la sordidez ambiental y el control policial en la Ruman¨ªa de Ceaucescu, a trav¨¦s del calvario de una chica que intenta abortar clandestinamente y de la amiga que la ayuda.

Estas brillantes referencias hac¨ªan esperar lo mejor de Beyond the hills, que narra el retorno de una mujer sola y rota a su ciudad natal despu¨¦s de haber trabajado en Alemania, buscando desesperadamente a la amiga y amante que comparti¨® con ella en un orfelinato la infancia y adolescencia. Pero esta ha ingresado en una comunidad religiosa y ortodoxa regida por leyes f¨¦rreas e intolerancia absoluta hacia los que tienen resquicios en su fe. El intento de integrar en la orden a la enloquecida visitante da lugar a situaciones parox¨ªsticas y sombr¨ªas, a la convicci¨®n de que el diablo se ha reencarnado para destruir esa comunidad y hay que detenerlo y exorcizarlo con cualquier medio. Lo que cuenta Mungiu es intenso y tr¨¢gico, pero tambi¨¦n espeso y fatigosamente repetitivo. Te contagia el malestar y el miedo durante un rato, pero el problema es que su historia dura innecesariamente 150 minutos y a partir de la primera hora ese retrato del dolor y del paroxismo se te hace eterno.