La mano de Dios
'Aquella edad inolvidable' es una novela de f¨²tbol, resistencia y dignidad moral en la posguerra En ella Ramiro Pinilla emplea magistralmente todos los resortes narrativos
A sus casi 90, con todos los a?os del mundo posibles, Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923) sigue en la brecha, sorprendi¨¦ndonos, libro a libro, no s¨¦ si sorprendi¨¦ndose ¨¦l tambi¨¦n, que puede ser. Premio Nadal con Las ciegas hormigas, hace m¨¢s de 50 a?os, escritor intermitente o marginado por diversas circunstancias, volvi¨® a ser un joven autor, en el inicio de este milenio, con esa necesaria y definitiva trilog¨ªa monumental sobre un siglo del Pa¨ªs Vasco, su territorio faulkneriano de ficci¨®n, Verdes valles, colinas rojas (con la tercera, que cerraba el ciclo, Las cenizas del hierro, obtuvo el Premio Euskadi, el Premio de la Cr¨ªtica y el Nacional de Narrativa) y el rescate o la salida de nuevos t¨ªtulos. Y todo esto le ha vuelto a hacer, en esta primera d¨¦cada del nuevo milenio, un escritor singular, excelente y, felizmente, en activo.
Aquella edad inolvidable
Ramiro Pinilla
Tusquets. Barcelona, 2012
227 p¨¢ginas. 17 euros
Que uno recuerde de lecturas recientes: una novela policiaca, que no lo era tanto, pues era adem¨¢s otras muchas cosas, Solo un muerto m¨¢s, donde hab¨ªa mucha memoria de posguerra, en su Getxo agigantado por su literatura; o un impresionante y emotivo acto de dignidad moral en la posguerra de los vencidos como el que se cuenta en La higuera; o, como ahora, una novela de f¨²tbol, que tiene que ver, s¨ª, con el Athletic de los cuarenta, con el alir¨®n, ¡°all iron¡±, de los mineros vascos y de los ingenieros ingleses, de Panizo, Zarra y Gainza y compa?¨ªa, de todo eso de lo que tanto ha escrito, por ejemplo, Patxo Unzueta (en A m¨ª el pelot¨®n y otros escritos de f¨²tbol, de 2011).
En esta novela de f¨²tbol y de resistencia pasiva y de dignidad moral en posguerra se nos cuenta el ef¨ªmero triunfo de un joven de Getxo, Souto Menaya, alias Botas, alba?il de jornal, al que los directivos del Athletic le van a buscar a su pueblo, pues le ven posibilidades como ¡ªal menos¡ª suplente de Zarra. Unas pesetas, un contrato que arregla la vida a una modesta familia, o la complica. Ascenso y ca¨ªda. Mete un gol ¨¦pico, el de la final de Copa contra el Madrid de 1943 y el Caudillo se la tuvo que envainar: estos irreductibles vascos. El 20 de junio de 1943, en el Metropolitano, en Madrid, aquellos vascos (Lezama, Mieza, Oceja, Ort¨²zar¡ Panizo, Zarra, Urra y Gainza: los once en el libro de Unzueta) le ganaron al Madrid 1-0, con gol, en el 114, de Zarra.
Ramiro Pinilla, con la libertad del fabulador, quiere pensar que en aquella gesta (hubo otras finales de Copa: escribo esto hoy viernes 25 de mayo¡; Zarra le confesaba en su momento a Unzueta que la final de Copa siempre la jugaba el Athletic y otro, como este a?o¡), en la que once aldeanos, como escribe en la novela, le arrebataron, delante de las vigiladas narices del Caudillo, el trofeo al Madrid, el gol lo marc¨® casi al final, el eterno suplente de Zarra, que esa noche, en la ficci¨®n, jug¨® junto a ¨¦l: Souto, y que para la prensa madrile?a de aquella triste y atroz posguerra lo habr¨ªa metido, posiblemente, con la mano. Con la mano de Dios, como Maradona. En 1943, no hab¨ªa c¨¢maras de Canal +.
En Aquella edad inolvidable (el t¨ªtulo en mi opini¨®n no hace justicia a esta excelente novela, que se disfruta aunque al lector no le interese mucho el f¨²tbol o, si fuera el caso, no simpatizara con los leones de San Mam¨¦s) se nos cuenta, pues, su ef¨ªmero triunfo, se relata su ascenso y ca¨ªda. Su momento ¨¦pico ¡ªaquel gol definitivo, en Madrid, con la mano, o no¡ª y luego aquel encontronazo. Un defensa contrario, al poco tiempo, le dej¨® lisiado: al f¨²tbol no se viene a hacer amigos, se justific¨®. Ascenso y ca¨ªda. La gloria es ef¨ªmera. La verdad del f¨²tbol, entonces, siempre. Y Souto, que sal¨ªa en los cromos que ¨¦l tendr¨¢, despu¨¦s, que ensobrar y engomar (trabajo sentado, humillaci¨®n de lisiado: escenas espl¨¦ndidas de neorrealismo italiano: Pinilla es un se?or muy mayor), aprender¨¢ a vivir su amargura. Y es ahora cuando el viejo escritor muestra c¨®mo controla todos los resortes narrativos: es admirable la complejidad narrativa y psicol¨®gica, a pesar de su aparente sencillez, con la que se trata la dif¨ªcil relaci¨®n entre esos dos novios, el hura?o lisiado y una lecherita de caser¨ªo que va con sus cacharras de casa en casa. O la relaci¨®n entre el lisiado y sus padres: la madre desde el silencio que todo lo atrapa, el padre desde el griter¨ªo de la desesperaci¨®n. Y de fondo, el paisaje vasco, la represi¨®n y el f¨²tbol, los colores del Athletic, como enso?aci¨®n. Hay que tener todo el oficio del mundo para escribir, a los 90 a?os, una historia tan compleja como esta, disimulando tanta sabidur¨ªa en esa aparente sencillez. Una novela deliciosa, un prodigio.
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