Un l¨¢piz para dibujar la voz de los olvidados
De Chechenia a Irak, de India a Palestina, la antolog¨ªa ¡®Reportajes¡¯ re¨²ne algunas de las mejores investigaciones en forma de c¨®mic del periodista Joe Sacco
Joe Sacco podr¨ªa protagonizar sin complejos la secuencia final de Blade Runner. Este periodista malt¨¦s (Chircop, 1960) no habr¨¢ visto atacar naves en llamas m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n pero s¨ª mujeres chechenas buscando desesperadas a sus hijos desaparecidos; ha visto la tragedia de la inmigraci¨®n africana por el Mediterr¨¢neo y ha conocido el ¨²ltimo eslab¨®n del sistema de castas indio; ha observado casas palestinas derribadas sin raz¨®n por el ej¨¦rcito israel¨ª y experimentado la guerra en Irak codo con codo con las tropas de EE UU. Siempre ha intentado ¡°estar lo m¨¢s cerca¡± que pudiera de la verdad. Y todo lo ha retratado, con su l¨¢piz y su arte, en forma de c¨®mic.
Reportajes (Mondadori) se titula la obra que en 195 p¨¢ginas y muchas m¨¢s vi?etas traza un recorrido por viajes e investigaciones de Joe Sacco. ¡°El c¨®mic ha alcanzado un gran nivel literario. Te permite trasladar al lector directamente al contexto que narras. Para m¨ª es ahora mismo el medio de expresi¨®n m¨¢s interesante¡±, asegura el periodista por tel¨¦fono. Tambi¨¦n es un medio que, desde su llegada al periodismo, no ha dejado de estar en el ojo del hurac¨¢n por su supuesta menor objetividad. Sacco no puede sino defender el compa?ero fiel de tantos a?os: ¡°Si buscas la objetividad tradicional el c¨®mic tal vez no sea el lugar m¨¢s apropiado. Pero todos tenemos filtros al analizar la realidad: de d¨®nde vienes, tus ideas pol¨ªticas¡ Lo mejor que puedes hacer es ser honesto¡±. Tanto que muchas veces el malt¨¦s se retrata en sus vi?etas, ¡°para indicarle al lector que el periodismo es un proceso con imperfecciones en el que se ve implicado un ser humano¡±.
Aun as¨ª, Sacco cree que una parte de la realidad no tiene vuelta de hoja. ¡°No todo es relativo. La objetividad s¨ª existe. Hay hechos y verdades indiscutibles¡±, asegura. Una de ellas tal vez sea el drama diario de las gentes que pueblan los tebeos de Reportajes. Defenderlas, a costa de perder su neutralidad, es otro de los caballos de batalla del malt¨¦s. ¡°El mundo nos abofetea cada d¨ªa con su desigualdad. No me interesa la verdad de los poderosos, sino c¨®mo el poder afecta a la vida de la gente normal¡±, afirma Sacco. De ah¨ª que voces muy a menudo acalladas, desde las de los refugiados chechenos hasta las de los palestinos acorralados, griten en las p¨¢ginas del malt¨¦s.
La voz m¨¢s experta es la que busca Sacco al arrancar su investigaci¨®n. ¡°Intento encontrar a un aut¨®ctono que conozca el contexto y sea respetado por la comunidad local. Si se f¨ªan de ¨¦l y lo ven conmigo, es m¨¢s probable que se f¨ªen de m¨ª¡±, explica el malt¨¦s. Una vez pasado a la acci¨®n, Sacco tira de todo el repertorio period¨ªstico para edificar los fundamentos de sus c¨®mics. ¡°Saco muchas fotos, aunque muy poco interesantes: me sirven para ver la arquitectura de los sitios, las prendas de la gente, los animales que haya. Tambi¨¦n tomo algunas notas en un cuaderno¡±. Y otras se las env¨ªa mentalmente a su yo del futuro: ¡°Me digo que tengo que acordarme de ciertos detalles¡±.
Aunque, incluso sumando todas las precauciones, puede que el resultado final no cuadre. Fue lo que ocurri¨® con Una mirada a Hebr¨®n, un reportaje desde Cisjordania de 2001 que Sacco considera su trabajo period¨ªstico ¡°menos logrado¡±. ¡°El hecho de que fuera para la revista Time Magazine me intimid¨®. Me autoeditaba, mientras que deber¨ªa haberlo realizado, como siempre, desde mi perspectiva¡±, cuenta Sacco. Tampoco se qued¨® satisfecho con las entrevistas que hizo: ¡°Pas¨¦ demasiado tiempo con uno de los colonos jud¨ªos que era muy bueno d¨¢ndole la vuelta a la tortilla¡±.
M¨¢s orgulloso est¨¢ el malt¨¦s de sus trabajos sobre India, Chechenia y la inmigraci¨®n africana. ¡°Los considero logrados porque fui capaz de adentrarme en la complejidad de la situaci¨®n y contarla¡±, explica Sacco. Tambi¨¦n se adentr¨® en 2005 en el desierto de Irak, empotrado con las tropas de Estados Unidos. El malt¨¦s rompe una lanza a favor de un tipo de periodismo que muchos consideran inevitablemente faccioso. ¡°No es por fuerza negativo. Es cierto que est¨¢s viviendo la perspectiva americana pero es justamente lo que buscaba: analizar el proyecto imperial de EE UU desde dentro¡±. Sea como fuera Sacco sali¨® de la experiencia conciente de que le hab¨ªan ocultado una parte de la verdad pero agradecido. ¡°Muchos de esos soldados, de cerca, son personas normales y amables¡±, recuerda.
En Irak siguen todav¨ªa las tropas de Estados Unidos. El conflicto arabe-israel¨ª est¨¢ lejos de terminar. Y los africanos contin¨²an muriendo a diario en su fuga por el Mediterraneo hacia un destino mejor. Es decir, que todas las tragedias que Sacco retrat¨® hace a?os siguen sin resolverse. ¡°Es frustrante. Parece que sean interminables¡±, lamenta el malt¨¦s. Una de las razones es el hilo conductor de la obra de Sacco, el tr¨¢gico elemento en com¨²n que el periodista asegura haber encontrado en todos los rincones que ha visitado: ¡°La crueldad humana. Es impresionante lo que somos capaces de hacernos los unos a los otros¡±.
Un triste resumen de su trayectoria. Tanto como triste tambi¨¦n fue el momento en el que peque?o Sacco empez¨® a dibujar. ¡°Hospitalizaron a mi madre. Mi hermana y yo, para sacarle una sonrisa, nos inventamos un c¨®mic de una especie de alubia flotante. En realidad, creo que lo robamos de alguna revista¡±. Desde entonces han pasado d¨¦cadas y Joe Sacco se ha convertido en uno de los nombres de referencia del c¨®mic period¨ªstico y literario. Y sobrevive gracias a ello, aunque pocos m¨¢s pueden decir lo mismo: ¡°Excluyendo los tebeos del genero de superh¨¦roes, habr¨¢ como mucho dos o tres docenas de autores en EE UU que solo viven del c¨®mic¡±. Bastantes menos, tirando a ninguno, deben de ser en Espa?a. Aunque Sacco amplia el horizonte m¨¢s all¨¢ del c¨®mic: ¡°Es que ahora mismo en Espa?a es dif¨ªcil vivir en general¡±. Y lo dice uno que ha visto cosas que muchos humanos ni podr¨ªan imaginar.
Babelia
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