Reencuentro literario con el peque?o de los Machado
La poes¨ªa de Francisco ve la luz a los 62 a?os de su muerte
En 1939, como pudieron, todos los hermanos Machado cruzaron la frontera hacia el exilio con la excepci¨®n de Manuel, atrapado el 18 de julio de 1936 en la estaci¨®n de Burgos aguardando el tren de las ocho que jam¨¢s lleg¨® a partir, encarcelado y finalmente forzado a vender su alma. Francisco, el menor, pas¨® a Francia con su esposa y sus tres hijas en fechas y lugares distintos de sus hermanos Antonio, Jos¨¦ y Joaqu¨ªn. Se hab¨ªan visto por ¨²ltima vez en Catalu?a, etapa final de las sucesivas evacuaciones de la saga durante la guerra.
Francisco, un director de prisiones seguidor de Concepci¨®n Arenal y de su m¨¢xima ¡°odia el delito y compadece al delincuente¡±, hab¨ªa sido trasladado conforme la Rep¨²blica se replegaba para permanecer junto a su familia. Parec¨ªa tan destinado al destierro como los dem¨¢s. Ocurri¨® algo que lo impidi¨®. Mercedes Mart¨ªnez, su esposa, le convenci¨® del sinsentido de la huida. Si nada malo hab¨ªa hecho, nada malo podr¨ªa ocurrirles. Una reflexi¨®n repetida por miles de republicanos que se dieron media vuelta al llegar a Francia. A algunos les cost¨® car¨ªsimo. Francisco Machado estuvo a punto de ser uno de ellos. ¡°Al cruzar la frontera de vuelta a Espa?a, amenazaron con meter a mi padre en un campo de concentraci¨®n y mi madre se puso como Agustina de Arag¨®n¡±, revive su hija Leonor Machado en su casa de Madrid.
Cuando le lleg¨® el turno de estudiar, el dinero de la familia ya no daba
El director de prisiones evit¨® la c¨¢rcel, aunque no la sospecha. Las nuevas autoridades franquistas le sometieron al escrutinio que aplicaron a todos los empleados p¨²blicos para extirpar de la administraci¨®n cualquier signo hostil. ¡°Como no hab¨ªa tenido responsabilidades pol¨ªticas le permitieron volver a prisiones, aunque ya no como director¡±. Leonor recuerda de su padre la bondad, una cualidad de otros Machado, que Antonio glorific¨® en un verso autobiogr¨¢fico. A pesar del cambio de r¨¦gimen, cuya pol¨ªtica penitenciaria juntaba el hisopo con la violencia, el funcionario de prisiones sigui¨® fiel a sus principios. Tratar a los reclusos con respeto le ahorr¨® disgustos: unos presos cambiaron la fecha prevista para su fuga para no perjudicarle, ya que estaba de guardia el d¨ªa elegido.
Francisco Machado pag¨® algunos peajes por su apellido. Nazcas donde nazcas, ser el peque?o lleva acarreado alguna losa. En casa de los Machado tambi¨¦n. Nacido en Madrid en 1885, cuando a Francisco le lleg¨® el turno para estudiar, el dinero de la familia ya no daba m¨¢s de s¨ª. Para sacar adelante la carrera de Derecho, tuvo que ponerse a trabajar. Pero sin duda el mayor condicionante que recibi¨® fue el de tener inclinaciones po¨¦ticas al tiempo que un hermano llamado Antonio, poeta-mito del siglo XX, y otro llamado Manuel, m¨¢s oscurecido por razones pol¨ªticas que por falta de cualidades literarias. No hubo recelos ni pesares, seg¨²n su hija. Francisco recitaba los poemas de sus hermanos por los pasillos de su casa, aunque no delante de Antonio, que odiaba que declamasen sus versos. Para escribir buscaba a diario la privacidad de un caf¨¦. No se sinti¨® intimidado por el lustre de sus hermanos, pero lo cierto es que jam¨¢s public¨® sus poemas, aunque s¨ª una obra sobre leyendas toledanas. Se han necesitado 62 a?os y el empe?o de su hija, Leonor, para reunir sus principales escritos en un peque?o volumen, Obras escogidas, publicado por Ediciones de la Torre. "Se lo deb¨ªamos", afirma Leonor, que prologa el volumen.
No le intimidaba el lustre de sus hermanos, pero no public¨® sus poemas
¡°Al lado de sus hermanos es un poeta menor, pero no deja de llamarse Machado. Y tiene algunas obras en los Pensamientos que podr¨ªan haber sido escritas por Antonio¡±, comenta el editor Jos¨¦ Mar¨ªa Guti¨¦rrez de la Torre. ¡°Para Antonio y Manuel la literatura era un medio de vida, se sent¨ªan escritores profesionales. Mi abuelo, sin embargo, escrib¨ªa lo que le daba la gana y cuando le daba la gana, es m¨¢s irregular que sus hermanos, tiene algunos poemas fant¨¢sticos y otros menos¡±, compara su nieto, Manuel ?lvarez Machado. Quiz¨¢ esa irregularidad la explique el mismo Francisco con sus versos: ¡°Soy mi mayor enemigo, / porque lo es mi fantas¨ªa, / y esa siempre va conmigo¡±.
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