T¨¤pies se hace carne en Barcelona
La fundaci¨®n del artista presenta una poderosa muestra de su ¨²ltimo periodo Su obra del siglo XXI se debate entre la pornograf¨ªa y lo escatol¨®gico
Cinco meses despu¨¦s de su muerte, una sorprendente exposici¨®n nos devuelve al T¨¤pies m¨¢s potente y corrosivo, a un artista que en el ¨²ltimo tramo de su vida bucea abiertamente en lo carnal. Entre la pornograf¨ªa en el sentido m¨¢s noble del t¨¦rmino y lo escatol¨®gico, como si el presagio de un final inminente lo hubiera liberado de todas las ataduras. La fundaci¨®n del artista en Barcelona presenta la muestra Antoni T¨¤pies. Cabeza brazos piernas cuerpo. Est¨¢ formada por 74 obras del su ¨²ltimo periodo, el transcurrido entre 1999 y 2011. Es decir, su producci¨®n del siglo XXI.
Muchas de las piezas son in¨¦ditas y pertenecen a coleccionistas privados de todo el mundo que las han prestado para esta ocasi¨®n. Otras proceden de la colecci¨®n particular de la familia. Centrada en la condici¨®n corporal humana y exquisitamente instalada, podr¨¢ verse hasta el 4 de noviembre.
La muestra ha sido comisariada por la directora de la fundaci¨®n, Laurence Rassel, y por Miquel T¨¤pies, hijo del artista y presidente de esta instituci¨®n hasta el a?o pasado en que fue sustituido por Xavier Antich. Suya es, probablemente, la dosis de atm¨®sfera procedente de los dos estudios del pintor: el de la calle Zaragoza, de Barcelona, y el de la localidad de Campins, en el Montseny, donde pasaba los meses de verano. ¡°A veces la proximidad con el artista en su estudio no te permite ver la obra¡±, explic¨® ayer Miquel. Para Russel, uno de los objetivos de la muestra es renovar la lectura del artista e incidir en que T¨¤pies no solo es un pintor moderno, sino tambi¨¦n un artista contempor¨¢neo que se extiende al siglo XXI.
?De d¨®nde surge en T¨¤pies esta renovada obsesi¨®n por el cuerpo humano? ¡°Siempre ha estado presente¡±, asegura Rassel, ¡°desde los primeros dibujos, como el Autorretrato,[DE 1945] hasta los ¨²ltimos trabajos. La condici¨®n humana, la filosof¨ªa, la pol¨ªtica. Todo pasa por el cuerpo...¡±. El hijo del pintor tiene una explicaci¨®n m¨¢s dom¨¦stica, m¨¢s carnal, sobre c¨®mo sucedi¨®. ¡°Fue cuando se dio cuenta de lo mucho que le costaba ponerse los calcetines¡±, apunta. ¡°Esta constataci¨®n banal pudo poner en marcha un proceso que le hizo volver al cuerpo, a la condici¨®n humana¡±. Tambi¨¦n, a?ade, representar fragmentos de cuerpo servir¨ªa para aliviar el dolor, una especie de exorcismo que tambi¨¦n se encuentra en Louise Bourgeois. ¡°Pero no estamos ante una exposici¨®n del T¨¤pies er¨®tico¡±, puntualiza, ¡°sino ante el cuerpo, aunque el erotismo es parte de ¨¦l¡±.
La muestra retoma la producci¨®n de T¨¤pies a partir de la exposici¨®n El tatuaje y el cuerpo, de 1998 y arranca con la serie L¨¢tex, cuadros realizados con este peculiar material, ¡°una materia viva que cambia de color y var¨ªa con el tiempo¡±, seg¨²n Rassel. Supone ¡°el retorno a la intimidad del dibujo y los fragmentos¡±. Hay pies y calcetines, y penes y semen, y objetos cotidianos banales que adquieren una curiosa identidad.
La exposici¨®n ocupa las tres plantas de la fundaci¨®n. En el s¨®tano est¨¢n los dibujos. En la planta central aguardan las grandes piezas de madera que no est¨¢n colgadas, sino de pie, en la sala buscando la gravidez, de modo que el espectador se mide con ellas, como si fueran esculturas. Representaciones de cabezas, pies, torsos tallados, piernas, brazos esparcidos y sexos provocan un gran impacto diseminadas por el luminoso espacio de la fundaci¨®n. Son masas mat¨¦ricas, algunas a modo de jirones, que fuerzan a asumir la conciencia del propio cuerpo y tal vez entrar en la ¡°experiencia sensorial¡± que proponen los comisarios de la muestra.
Rassel cita al fil¨®sofo Maurice Merleau-Ponty en el sentido de que la materia es una extensi¨®n de uno mismo, algo que T¨¤pies supo desde el primer momento. ¡°El espesor del cuerpo, lejos de rivalizar con el del mundo, es, por el contrario, el ¨²nico medio que tengo para ir hasta el coraz¨®n de las cosas, convirti¨¦ndome en mundo y convirti¨¦ndolas a ellas en carne¡±, dice Merleau-Ponty. Estamos frente al T¨¤pies que utiliza todo lo que tiene a mano. Un sexo, por ejemplo, que est¨¢ hecho con las cerdas de un cepillo; los hilos negros que forman las axilas de un torso cuyo relieve parece querer ocupar la sala; dos piernas distintas y el calzoncillo en el tobillo de una de ellas.
La primera planta recoge alguna de las piezas m¨¢s poderosas, como la inquietante y violenta Composici¨®n y cuerda, de 1999, propiedad de un coleccionista neoyorquino, que exploran la pornograf¨ªa, la muerte y lo escatol¨®gico. Son, precisamente, las m¨¢s recientes las m¨¢s radicales. Piernas y diario, de 2005, es directamente escatol¨®gica, al igual que Piernas sobre madera, del mismo a?o. Cuerpo y bast¨®n, tambi¨¦n de 2005, introduce una violencia de extremo sadismo. La muestra se cierra con Lobo y Dos formas, ambas de 2011, el a?o antes de su muerte. ¡°Todo pasa por el cuerpo y sin ¨¦l no podemos ver, leer ni hablar¡±, sentenci¨® Rassel, para quien esta es una exposici¨®n viva donde ¡°la muerte vibra como parte de la condici¨®n humana, por lo que tambi¨¦n se ve reflejada¡±.
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