El libro del fin del mundo

?Hay algo peor que el fin del mundo? S¨ª, el fin del mundo con supervivientes. M¨¢s a¨²n, con supervivientes que creen que tienen los d¨ªas contados. La cuesti¨®n es cu¨¢ndo dejar¨¢n de contar. De eso trata La carretera, la novela con la que Cormac McCarthy gan¨® el Premio Pulitzer en 2007 y que dos a?os m¨¢s tarde llev¨® al cine John Hillcoat con Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee en los papeles protagonistas. En una historia que tiene algo de Apocalipsis b¨ªblico contado por Samuel Beckett, esos papeles son los de un padre y un hijo que, en la traducci¨®n de la novela a cargo de Luis Murillo Fort, son ¡°el hombre¡± y ¡°el chico¡±, dos seres muertos de fr¨ªo que caminan hacia el mar huyendo de las bandas de can¨ªbales, con todas sus cosas en un carrito y a trav¨¦s de un paisaje calcinado: lo que queda despu¨¦s de algo parecido al holocausto nuclear.

Salvo un barco encallado nada en La carretera tiene nombre propio. Ni los lugares ni las personas. Tambi¨¦n eso se ha perdido. ¡°Las cosas cayendo en el olvido y con ellas sus nombres. Los colores. Los nombres de los p¨¢jaros. Alimentos. Por ¨²ltimo los nombres de cosas que uno cre¨ªa verdaderas¡±. Cosas as¨ª se leen en una obra tan despojada como absorbente que retrata un mundo cuya ¨²nica moral son el hambre y la supervivencia. ¡°Donde los hombres no pueden vivir a los dioses no les va mucho mejor¡±, escribe McCarthy, un autor enemigo de los focos que en unos d¨ªas cumplir¨¢ 79 a?os. En La carretera llev¨® al l¨ªmite el universo extremo de anteriores obras suyas como Meridiano de sangre o No es pa¨ªs para viejos.

En medio de un planeta en v¨ªas de extinci¨®n en el que ¡°nunca m¨¢s es mucho tiempo¡± y ¡°siempre es un abrir y cerrar de ojos", el escritor coloca a un padre armado con una pistola con dos balas que vela por su hijo. ¡°Si ¨¦l no es la palabra de Dios, Dios no ha hablado nunca¡±, piensa. Lo mismo que, cuando ve dormir al ¡°chico¡±, piensa en algo que, con todo, tiene algo que ver ¡°con la belleza o con la bondad¡±.

¡°Cuando no tengas nada m¨¢s inventa ceremonias e inf¨²ndeles vida¡±, dice el hombre al muchacho pese a saber que ya no hay diferencia entre el nunca fue y el nunca ser¨¢. Mezcla de road movie y auto sacramental, La carretera transmite el fr¨ªo y el desamparo de sus protagonistas, algo solo al alcance de la gran literatura. Que un libro as¨ª vendiera m¨¢s de 100.000 ejemplares tiene, parad¨®jicamente, algo de esperanzador.