Aquel rubio de Albacete
Juan Ram¨ªrez de Lucas enamor¨® a Federico Garc¨ªa Lorca el ¨²ltimo a?o de su vida Aquel joven de 19 a?os pudo ser el inspirador de los encendidos ¡®Sonetos del amor oscuro¡¯
?Qu¨¦ tama?o debe tener el amor para ser amor? ?Qui¨¦n inspira una obra y c¨®mo se forja el personaje que evoca un sentimiento? Beatriz Portinari o Felice Brauer viv¨ªan en la mente de Dante y en la de Kafka. Sabemos que los sonetos de El rayo que no cesa no iban dirigidos ¨²nicamente a Josefina Manresa, la mujer de Miguel Hern¨¢ndez; que Maruja Mallo y Mar¨ªa Cegarra tambi¨¦n fueron musas del poeta y eso no modifica su valor literario; al contrario, a?ade datos para la construcci¨®n de los par¨¢metros de la intraliteratura. La vida sentimental de Federico Garc¨ªa Lorca podr¨ªa equipararse con alguno de los dramas que escribi¨®. El amor que no pudo ser recorre la obra del autor de Bodas de sangre, pero la pasi¨®n, convertida en luz y en armon¨ªa, se desborda en sus Sonetos del amor oscuro, unos versos cuya redacci¨®n comenz¨® en 1935, meses antes de ser asesinado, y que permanecieron in¨¦ditos durante casi cincuenta a?os, dos fechas significativas en la novela negra en que se ha convertido su vida, pero conocemos realmente qui¨¦n los ilumin¨®.
La historia nunca acaba de escribirse y ah¨ª radica uno de sus atractivos. A la antolog¨ªa po¨¦tica de Lorca ahora le falta un romance ocasional y con aire popular. Est¨¢ escrito en redacci¨®n primera y ¨²nica, probablemente con un l¨¢piz azul y rojo de dos puntas: ¡°Aquel rubio de Albacete?/ vino, madre, y me mir¨®. / ?No lo puedo mirar yo!?/ Aquel rubio de los trigos / hijo de la verde aurora, / alto, solo y sin amigos / pis¨® mi calle a deshora¡¡±. Hace dos meses no se conoc¨ªa este poema, escrito en el reverso de una factura de Academia Orad del 1 de mayo de 1935 y dedicado a Juan Ram¨ªrez de Lucas. Hasta hace un par de meses, los estudiosos de la obra lorquiana se?alaban a Rafael Rodr¨ªguez Rap¨²n, secretario de La Barraca, con el que el poeta vivi¨® una relaci¨®n sentimental frustrada, como el gran inspirador de los Sonetos del amor oscuro, pero la ¨²ltima carta de la que se tiene constancia de Lorca, un poema in¨¦dito y el testimonio del cr¨ªtico de arte Juan Ram¨ªrez de Lucas, que obra en poder de su familia, sugieren matizar determinados aspectos: ?Rodr¨ªguez Rap¨²n fue el gran inspirador o hubo m¨¢s musas?
En el ¨²ltimo a?o de su vida, Lorca andaba loco por un muchacho con el que pensaba viajar a M¨¦xico. Su amiga la actriz Margarita Xirgu lleg¨® a mandarle el pasaje, pero el poeta aplaz¨® la traves¨ªa hasta conseguir el permiso paterno para viajar con su amigo de 19 a?os. Mientras el menor languidec¨ªa en Albacete ante la negativa paterna, el poeta le escribi¨® la que luego se convertir¨ªa en su ¨²ltima carta de la que se tiene conocimiento, fechada el 18 de julio de 1936, el mismo d¨ªa del alzamiento nacional. Lo llamaba Juanito y se desped¨ªa con un cari?oso e ¨ªntimo ¡°de este gordinfl¨®n que tanto te quiere¡±. Entre la fecha del poema y la data de la carta hab¨ªan transcurrido 14 felices meses. Es probable que alguna migaja de aquella pasi¨®n quedara en alguno de los encendidos versos en los que destaca la juventud del destinatario y la edad del poeta: ¡°No me dejes perder lo que he ganado / y decora las aguas de tu r¨ªo / con hojas de mi Oto?o enajenado¡±.
El pintor Antonio L¨®pez le regal¨® un cuadro que ahora ha sido subastado
La mayor parte de los protagonistas de esta historia han muerto. Quedan algunos amigos, pocos, y todas esas cosas que nos sobreviven como las cartas, los cuadros, los poemas o los edificios que nos cobijaron. Como el antiguo club Anfistora, donde se conocieron Garc¨ªa Lorca (Fuente Vaqueros, 1898-V¨ªznar, 1936) y Juan Ram¨ªrez de Lucas (Albacete, 1917-Madrid, 2010), que ahora forma parte de las dependencias del Ministerio de Cultura. En la casa de las siete chimeneas se preparaban entonces los ensayos de Perib¨¢?ez y el comendador de Oca?a. Con apenas 18 a?os, Ram¨ªrez de Lucas compaginaba los estudios de administraci¨®n p¨²blica con su so?ada vocaci¨®n art¨ªstica. Alto, rubio, hijo de un m¨¦dico forense y con ganas de comerse el mundo, Ram¨ªrez de Lucas encontr¨® en el Madrid republicano la libertad a la que todo joven aspira. Cuando los present¨® Pura Ucelay, ¨¦l sab¨ªa muy bien qui¨¦n era el poeta. A los 37 a?os, Lorca se encontraba en el momento de plenitud de su carrera. Empezaba a ser traducido a otras lenguas; Nueva York, Buenos Aires y La Habana se hab¨ªan rendido a sus pies; preparaba el estreno de Yerma en el Teatro Espa?ol con Margarita Xirgu en el escenario, con invitados como Unamuno, Valle-Incl¨¢n y Benavente, y acababa de clausurar el proyecto de La Barraca, tras recorrer los pueblos de Espa?a durante tres a?os interpretando obras de teatro.
Enamoradizo, muy apasionado y caprichoso, Lorca arrastraba tras de s¨ª toda una corte de muchachos dispuestos a todo con tal de salir del anonimato, pero Ram¨ªrez de Lucas no fue un groupie. Lleg¨® a la vida del poeta cuando la relaci¨®n sentimental con Rodr¨ªguez Rap¨²n se desmoronaba debido a su bisexualidad, aunque el trato de ambos fue siempre cordial. La tesis de Manuel Francisco Reina, autor de Los amores oscuros, la novela que recrea la relaci¨®n de la pareja, sostiene que ambos viajaron juntos a algunas ciudades, pero Ram¨ªrez de Lucas no pudo acompa?arlo a Valencia al estreno de Yerma, en 1935, porque deb¨ªa asistir ?en Cuenca! a las pr¨¢cticas de la Academia Orad. Ambos desplazamientos marcar¨ªan la vida de sus protagonistas. Precisamente en la capital del Turia, Lorca comenz¨® el borrador de unos sonetos a los que todav¨ªa no hab¨ªa puesto t¨ªtulo. Escrib¨ªa en hojas de papel de los hoteles por los que pasaba ¨Cuno de los primeros, titulado El poeta pregunta a su amor por la Ciudad Encantada de Cuenca, lleva el membrete del valenciano Hotel Victoria: ¡°?Te gust¨® la ciudad que gota a gota / labr¨® el agua en el centro de los pinos? ¡ ?No viste por el aire trasparente / una dalia de penas y alegr¨ªas / que te mand¨® mi coraz¨®n caliente?¡±.
A medida que avanzaba en su escritura, se los recitaba a sus amigos. Vicente Aleixandre se refiri¨® a ellos como un ¡°prodigio de pasi¨®n, de entusiasmo, de felicidad, de tormento puro y ardiente¡±. Pablo Neruda los escuch¨® en la Casa de las Flores, la residencia en Madrid del poeta chileno poco antes de estallar la Guerra Civil, y concluy¨® que eran de ¡°extraordinaria belleza¡±. Viaj¨® con el borrador a Granada y sigui¨® tachando y sustituyendo adjetivos, escondido en la buhardilla de la familia Rosales, de donde sali¨® detenido y fue fusilado horas despu¨¦s.
250 amantes de la obra de Lorca recibieron en 1983 una copia pirata de los sonetos
Poeta en Nueva York se public¨® cuatro a?os despu¨¦s de su muerte, pero los sonetos tardaron casi cinco d¨¦cadas en hacerse p¨²blicos. El material sobre el que trabaj¨® en los ¨²ltimos d¨ªas de su vida el autor de Llanto por Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas les fue entregado por la familia Rosales a los Lorca antes de partir para el exilio.
No se conocen copias mecanografiadas, ni testimonios de sonetos que no se hayan encontrado, aunque parece que el sonetario proyectado ten¨ªa un alcance mayor. Los manuscritos de los Sonetos del amor oscuro, a l¨¢piz y plagados de tachaduras y correcciones, se conservan en los archivos de la familia. Solo se guardan borradores, y una copia en limpio de manos de Lorca fue entregada a la Universidad de Harvard. ?Existi¨® un manuscrito m¨¢s complejo y definitivo? Algunos testimonios apuntan en esa direcci¨®n, pero no se han encontrado. Algunos se fueron publicando de forma salpicada hasta que, a finales de 1983, 250 amantes de la obra del poeta recibieron en sus domicilios una edici¨®n clandestina de los 11 sonetos. ¡°Lo hab¨ªan depositado en el buz¨®n. Lleg¨® en un sobre rojo, un cuadernito con sobre cubierta roja y sin remitente¡±, cuenta ahora F¨¦lix Grande, depositario de uno de aquellos ejemplares. Hoy sigue siendo una inc¨®gnita qui¨¦n los envi¨®. ¡°Inmediatamente llam¨¦ a Jes¨²s Quintero, que ya hac¨ªa su programa de radio como El Loco de la Colina, y le cont¨¦ que ten¨ªa un bombazo. Esa misma noche le¨ªmos los sonetos en las ondas y los comentamos¡±. La edici¨®n no venal podr¨ªa haber sido sacada de una fotocopia de los sonetos puesto que presentaba errores de acentuaci¨®n, pero tuvo el efecto maravilloso de precipitar su publicaci¨®n, que era a fin de cuentas la intenci¨®n del an¨®nimo env¨ªo. Cuatro meses despu¨¦s, el 17 de marzo de 1984, el diario Abc publicaba la primera edici¨®n oficial, en un pliego de 16 p¨¢ginas de huecograbado. Las firmas de Fernando L¨¢zaro Carreter, Miguel Garc¨ªa Posada y un art¨ªculo de Manuel Fern¨¢ndez Montesinos, sobrino del poeta, acompa?aban los sonetos.
Sorprendentemente, Ram¨ªrez de Lucas formaba parte del equipo period¨ªstico de Abc, donde ejerc¨ªa como colaborador de arte y arquitectura. Tras acabar la carrera en la antigua Escuela de Periodismo, lleg¨® al diario de la mano de Luis Rosales, con el que se relacion¨® siempre y el ¨²nico que estaba al tanto de su trato con Lorca. En el peri¨®dico desarroll¨® buena parte de su carrera y, seguramente, sigui¨® muy de cerca todas las reuniones y c¨¢balas que se llevaban a cabo en el despacho de Luis Mar¨ªa Anson cuando se preparaba la publicaci¨®n de los sonetos. Ram¨ªrez de Lucas nunca confes¨® su secreto. Mientras vivi¨® su madre ¨Cfalleci¨® a los 101 a?os¨C mantuvo su promesa de silencio. Call¨®, pero algunas heridas no se cerraron. Autor de numerosos t¨ªtulos, en Arte popular, un volumen de tapas duras y fotograf¨ªas a color publicado en 1976, se lee, adem¨¢s de una cita de Lorca, la dedicatoria a su madre y sus nueve hermanos, con los nombres de cada uno, pero choca la ausencia de la figura paterna. Algunos de sus hermanos lo apoyaron abiertamente, como Otoniel y Antonio. Con Carmen, pintora naif, pasaba largas temporadas en Mallorca, y con Dolores, monja de clausura, la complicidad fue tal que la religiosa guard¨® los documentos que le quedaban de aquella desgraciada relaci¨®n sentimental con el poeta mientras luchaba en la Divisi¨®n Azul.
En muchos aspectos, Ram¨ªrez de Lucas busc¨® el acercamiento a las personas relacionadas con su antiguo amor. El poeta Juan de Loxa lo conoci¨® en los a?os en que dirig¨ªa la casa museo de Lorca en Fuente Vaqueros. ¡°Estuvo en casa muchas veces, pero nunca mencion¨® nada que pudiera hacer pensar que hubo una gran amistad entre ambos. Nos conocimos en el C¨ªrculo de Bellas Artes; lo encontr¨¦ muy afable, con esa distancia de los se?ores de otra ¨¦poca que te hablan de usted. Se notaba su admiraci¨®n incondicional por su obra y solo una vez, esto lo pienso ahora hilvanando ideas y atando cabos, lo not¨¦ muy impresionado¡±. Fue cuando le habl¨® de Eduardo Rodr¨ªguez Valdivieso, un chico de su misma edad, con el que Lorca hab¨ªa tenido una relaci¨®n sentimental muy fuerte en Granada. Se conocieron en una fiesta de disfraces, ¨¦l vestido de arlequ¨ªn y Lorca de pieza de domin¨®, y ah¨ª surgi¨® el flechazo. Durante casi cincuenta a?os mantuvo en secreto las maravillosas cartas que el poeta le escribi¨® (¡°En Madrid hace un oto?o delicioso, recuerdo con lejana melancol¨ªa, cuando yo era un adolescente y nadie me hab¨ªa amado todav¨ªa¡±), hasta que, poco a poco, fue liber¨¢ndose de prejuicios y entreg¨® la correspondencia a la Fundaci¨®n Garc¨ªa Lorca.
Como Loxa, muchos amigos a¨²n no han asimilado su secreto. Ram¨ªrez de Lucas no daba la impresi¨®n de ser uno de esos tipos que ocultan algo en su pasado. El pintor Antonio L¨®pez lo conoci¨® hace ¡°muchos a?os¡±. Le hizo una entrevista para una revista de arquitectura y el artista le regal¨® un dibujo: ¡°Una cabeza de un perro que me sirvi¨® para un cuadro que hice en 1963. Lo conserv¨® hasta su muerte, pero ahora he visto que se ha subastado¡±. Como cr¨ªtico reputado, Ram¨ªrez de Lucas lleg¨® a hacerse con una buena pinacoteca. De las paredes de su vivienda, en la madrile?a calle de Caballero de Gracia, muy pr¨®xima a la Gran V¨ªa, adem¨¢s de la obra de L¨®pez que ahora ha sido subastada por los herederos, colgaban un dibujo de Picasso, alguna pintura de Mir¨®, T¨¤pies, Viola y Benjam¨ªn Palencia, entre otros.
A Ram¨ªrez de Lucas le gustaba hablar de todo lo que ocurr¨ªa a su alrededor, era muy pregunt¨®n, pero casi nunca se refer¨ªa a s¨ª mismo. Apoy¨® period¨ªsticamente a los integrantes del grupo El Paso, que marc¨® la vanguardia del arte espa?ol. Amigo de Torner, Z¨®bel, Sempere, Saura y Mampaso, particip¨® tambi¨¦n activamente en la creaci¨®n del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Marilyn, esposa del pintor Francisco Farreras, y Elke Stelling, viuda de Amadeo Gabino, lo describen como un se?or muy especial, agradable y bien vestido, pero todo sin exagerar. Sal¨ªa mucho y conoc¨ªa a todo el mundo, pero siempre iba solo. Nunca faltaba a las exposiciones de las galer¨ªas Juana Mord¨® o Biosca, sobre las que pilotaba todo el movimiento art¨ªstico madrile?o en esa ¨¦poca. Marilyn a?ade que en Nueva York, a mediados de los sesenta, conoci¨® a Antonio, su hermano menor, psiquiatra de profesi¨®n. ¡°Compart¨ªa piso con un traumat¨®logo cubano y, como los verdaderos habitantes de la ciudad, eran muy de invitar. Recuerdo una fiestas en las que, adem¨¢s de los coros y danzas de no s¨¦ qu¨¦ ciudad, participaban Nati Abascal, que empezaba su carrera como modelo, y una jovenc¨ªsima Laura Valenzuela¡±.
Manuel Garc¨ªa Vi?¨® lo conoci¨® en la redacci¨®n de La Estafeta Literaria, una revista cultural de posguerra. Entr¨® con una entrevista con Picasso. ¡°Entonces yo trabajaba como redactor jefe, y aquella no fue la ¨²nica sorpresa; luego entregar¨ªa otras con Brancusi y De Chirico. Viajaba mucho, enviaba cr¨®nicas de la Bienal de Venecia o el Festival de Cannes. Nosotros no pod¨ªamos costear los gastos, solo el importe de las colaboraciones, seg¨²n el n¨²mero de p¨¢ginas¡±. Redactor jefe y colaborador acabaron intimando. ¡°Se le notaba su homosexualidad, pero siempre pens¨¦ que las maneras en que ello se traduc¨ªa dotaban de mayor armon¨ªa sus modos. Juan era acariciante y ol¨ªa a limpio. No me lo imaginaba corriendo ni despein¨¢ndose¡±.
El periodista y editor Jos¨¦ Manuel Mart¨ªn Cano lo trat¨® casi hasta el final de su vida. Nunca dej¨® del todo Albacete. Por edad no pertenec¨ªan a la misma generaci¨®n, pero la capital manchega no es tan grande como para que no se conozcan determinadas historias. Ahora, la mayor parte de la familia se ha trasladado a Madrid o a Mallorca, pero la gente, especialmente los de su generaci¨®n, conoc¨ªa ¡°cosas¡± de su relaci¨®n con Lorca, aunque cuando le preguntaban por ello no contestaba.
Solo una de las muchas personas que han investigado la vida de Lorca descubri¨® esa relaci¨®n secreta: Agust¨ªn Pen¨®n. Desde Granada, la escritora Marta Osorio, editora de Miedo, olvido y fantas¨ªa, la cr¨®nica de su investigaci¨®n sobre el poeta, asegura que la ¨²nica referencia sobre Ram¨ªrez de Lucas entre los papeles es la que incluy¨® en el libro. Tampoco ella encuentra la clave que aclare por qu¨¦ dej¨® toda la documentaci¨®n que obraba en su poder en una maleta sin atreverse a publicarla. ¡°Descubri¨® una historia tan tremenda (desde la partida de defunci¨®n hasta la primera entrevista con Ram¨®n Luis Alonso, la persona que lo detuvo) que nunca se repuso ni f¨ªsica ni mentalmente. Qued¨® enfermo. Era un Quijote, un tipo honesto que nunca sac¨® un duro con eso¡±. Como muchos de los protagonistas de esta historia.
Babelia
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