Padilla maravilla
El grito se ha convertido ya en un himno sanferminero; y el torero correspondi¨® al cari?o con una entrega total en todos los tercios
Juan Jos¨¦ Padilla ha padecido el tremendo drama de verle de cerca la cara a la tragedia y est¨¢ gozando ahora las mieles de la gloria. Paradojas de la vida, y el fruto, sin duda, de una entereza ilimitada. Ser¨¢ dif¨ªcil que olvide la tarde de ayer: Pamplona lo acogi¨® con una explosi¨®n de cari?o, los mozos lo adoptaron como hijo predilecto y consiguieron poner un nudo en la garganta a quien tantas emociones lleva ya sobre s¨ª.
Las pe?as enarbolaban banderas piratas y muchos de sus miembros luc¨ªan un parche negro en el ojo izquierdo como homenaje al h¨¦roe que, sorprendentemente, volv¨ªa a la plaza despu¨¦s de la grav¨ªsima cogida de Zaragoza.
No cesaron los gritos de aliento durante todo el festejo. Illa, illa, Padilla maravilla se ha convertido ya en un himno sanferminero; y el torero correspondi¨® al cari?o con una entrega total en todos los tercios. Demostr¨® que est¨¢ en plena forma, lance¨® con buen aire a la ver¨®nica, banderille¨® con mucha dignidad, y mat¨® de manera fulminante. Le regalaron una oreja en cada toro y lo pasearon a hombros entre la algarab¨ªa popular como torero heroico que ha demostrado ser. Honor y gloria, pues, para este hombre que est¨¢ viviendo una etapa gozosa tras el calvario sufrido.
El afecto a Padilla salv¨® la tarde, un infumable festejo, a causa, fundamentalmente, de la birriosa corrida lidiada sin motivo ni raz¨®n alguna en esta feria del toro. Nuevo error may¨²sculo de la Casa de Misericordia, que eligi¨® toros mal presentados, que dieron un p¨¦simo juego: mansos, sin fuerzas, sos¨ªsimos y descastados hasta la desesperaci¨®n; toros hundidos, agotados y moribundos desde su aparici¨®n en el ruedo.
Tal es as¨ª que el triunfador Padilla no pudo dar un muletazo medianamente estimable porque se lo impidieron sus dos borregos con andares cansinos. Tampoco tuvo opciones El Juli. Por cierto, ?qu¨¦ hac¨ªa este torero ante esta escoria de corrida en Pamplona? ?No ser¨¢ que ni ¨¦l ni su apoderado consiguen desprenderse de esa condici¨®n de figura que les lleva a optar siempre por las corridas peor presentadas y de condici¨®n m¨¢s bonancible? Lo de ayer fue una imagen vergonzosa que El Juli nunca debi¨® aceptar. A Pamplona hay que ir con un sentido m¨¢s alto de la responsabilidad.
Daniel Luque fue el ¨²nico que tuvo opci¨®n a pelearse con el ¨²nico que se movi¨®, el sexto, y le llev¨® la ¨²ltima oreja de la feria.
Acab¨® San Ferm¨ªn con un p¨¦simo recuerdo. No hubo toros; solo cari?o merecido a Padilla.
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