Porque a veces la lectura consuela
Ruido con may¨²scula es el modo m¨¢s decoroso de nombrar al s¨®rdido ruido, y ruido de las Redes en su versi¨®n m¨¢s repugnante
Alguien me pregunta por el fin del a?o Kafka. Es verdad, no hab¨ªa ca¨ªdo, ?pero puede existir un fin de ese a?o? Si Messi era Maradona todos los d¨ªas, Kafka viene siendo Kafka todos los a?os. La pregunta me ha dejado m¨¢s perplejo que si me hubieran preguntado por la vida de las hormigas en domingo. No s¨¦ qu¨¦ decir, consciente de que cuanto m¨¢s se dice es no diciendo nada. Al final, no puedo contenerme y hablo del Ruido con may¨²scula, que no s¨®lo era una pesadilla para Kafka, lo fue tambi¨¦n para muchos este fin de a?o. Y si no me extiendo m¨¢s sobre el Ruido que me amarg¨® la noche es porque no encuentro un adjetivo ¡ªatronador, sat¨¢nico, ensordecedor, mal¨¦fico, brutal¡ª que permita calificar con precisi¨®n la gresca soportada.
Del da?o a los o¨ªdos y del esperpento de tanto grito, tanta gamba y cigala y tanto ruido de fin de a?o me consuelo ¡ªporque a veces la lectura consuela¡ª al ver que ha habido obviamente multitud de molestias de fin de a?o mucho peores. La que cuenta, por ejemplo, Andr¨¦ Gide en su diario del 31 de diciembre de 1924, cuando despierta de una anestesia con ¨¦ter y cloroformo despu¨¦s de una inyecci¨®n de escopolamina y morfina para poco m¨¢s tarde sentir ¡°c¨®mo el Diablo ha vuelto a tomar posesi¨®n de mi cuerpo y, aunque no creo demasiado en ¨¦l, lo nombro porque es la forma m¨¢s c¨®moda de expresarse de forma decorosa¡±.
Lo mismo podr¨ªamos decir del Ruido con may¨²scula, que es el modo m¨¢s decoroso de nombrar al s¨®rdido ruido, y ruido de las Redes en su versi¨®n m¨¢s repugnante. Y lo mismo podr¨ªa decirse de ese cansino mantra de ¡°Las Redes dicen¡¡± que tragamos a todas horas, como si estas sentaran c¨¢tedra.
En el fondo, el ruido o trompeta nacional ha sido el invitado m¨¢s coherente para este fin del a?o Kafka. Es el mismo ruido que vi aparecer por primera vez en las p¨¢ginas de su diario de febrero de 1915. Ah¨ª se comenta con precisi¨®n su lucha por sentirse arropado por el silencio m¨¢s absoluto y as¨ª poder concentrarse y escribir. Es un ruido que a Kafka le desbarata cualquier perspectiva de escritura ya en el mismo primer d¨ªa de haber tomado una habitaci¨®n en una casa de la Bilekgasse: ¡°Primera noche. El vecino se pasa horas y horas charlando con mi patrona. Ambos hablan en voz baja, mi patrona de forma casi inaudible, lo que todav¨ªa es peor. Interrumpido qui¨¦n sabe por cuanto tiempo. ?Me aguarda esa misma calamidad, rid¨ªcula, absolutamente letal, en toda patrona que me alquile una pieza para escribir?¡±.
Para que despu¨¦s digan que en Kafka no hay humor. Que se lamente de lo inaudible que es su patrona al hablar con Ruido min¨²sculo, es un indicio de su risa a prueba de bomba y tambi¨¦n de su af¨¢n de saber. Recuerdo que en Descripci¨®n de una lucha hay una voz que, entre exclamaciones, pide que le cuenten todo, pero Todo, del principio al fin, dice, porque menos no piensa escuchar.
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