Shakespeare, ¡®recordman¡¯ ol¨ªmpico
La figura y la obra del autor de ¡®Hamlet¡¯ inunda Londres como ¡®alma mater¡¯ de la Olimpiada Cultural El British Museum le dedica la gran exposici¨®n del verano
Claus von Stauffenberg, el coronel alem¨¢n c¨¦lebre por haber intentado asesinar a Hitler y porque le puso cara en el cine Tom Cruise, actu¨® en una obra de teatro cuando era adolescente. La obra fue Julio C¨¦sar, de William Shakespeare; el papel que interpret¨®, el del protagonista Bruto. El Bruto de Shakespeare es la cabeza pensante de un complot para asesinar a C¨¦sar; Von Stauffenberg fue en la vida real el l¨ªder de un complot para asesinar a Hitler. Bruto es, de todos los conspiradores, el que sufre m¨¢s angustia moral; Von Stauffenberg, aparentemente, tambi¨¦n. Despu¨¦s de la detenci¨®n del coronel, que fue fusilado por ¨®rdenes de Hitler, encontraron en la mesa de su despacho el libro de Julio C¨¦sar abierto en una p¨¢gina en la que Bruto se debate entre matar o no matar. Las l¨ªneas de Bruto estaban marcadas con l¨¢piz en el margen del texto.
La an¨¦cdota (me la cont¨® Greg Doran, el director art¨ªstico de la Royal Shakespeare Company) da fe una vez m¨¢s de que, con la posible excepci¨®n del f¨²tbol, la aportaci¨®n m¨¢s valiosa y duradera que las islas brit¨¢nicas han hecho a la humanidad ha sido el canon de William Shakespeare. En orgulloso reconocimiento y celebraci¨®n de la grandeza de Shakespeare, autor estudiado en el colegio (tambi¨¦n seg¨²n Doran) por el 50% por ciento de los ni?os del mundo, los brit¨¢nicos han organizado un marat¨®n shakespeariano en paralelo a la gran fiesta global que arranca en Londres este viernes: los Juegos Ol¨ªmpicos.
La iniciativa ¡¯Ser o no ser¡¯ llenar¨¢ las calles de Londres de personajes de su obra
Representaciones de las obras de Shakespeare, exposiciones, conferencias, mesas redondas o sesiones de cuentos en versi¨®n infantil competir¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas con el espect¨¢culo ol¨ªmpico por la atenci¨®n de los londinenses y los millones de visitantes extranjeros esperados en la capital brit¨¢nica. El padre de Hamlet parte con ventaja, ya que el festival en su honor se inici¨® el 23 de abril, la fecha de su muerte y tambi¨¦n, seg¨²n cuentan, la de su principal rival para la medalla de oro al escritor m¨¢s grande de todos los tiempos, Miguel de Cervantes.
El inmortal dramaturgo de Stratford-upon-Avon no ha sido el ¨²nico festejado en Londres. La variedad y abundancia que ofrece la llamada Olimpiada Cultural es abrumadora. M¨²sicos de los cinco continentes, entre ellos Hugh Masekela y la gran cantante africana Angelique Kidjo, han dado recitales en varias plazas y en puntos estrat¨¦gicos a lo largo del T¨¢mesis. Ha habido, y habr¨¢, jazz, rock, rap, soul, blues, samba brasilera, guitarra espa?ola, m¨²sica maor¨ª, m¨²sica de Ben¨ªn, de China, de Budapest; tambi¨¦n cine y baile de todo el mundo (incluyendo ballet en la catedral de Saint Paul¡¯s), peque?as obras de teatro callejeras en los alrededores de la Tate Modern, exposiciones de fotograf¨ªa, de arquitectura o sobre la historia del oro, pintura y escultura y literatura para todos los gustos y edades. Amigos londinenses dicen sentirse completamente embriagados por el repentino derroche de oferta cultural en una ciudad donde no es poco lo que hay en ¨¦pocas normales.
Pero el plato fuerte, y el m¨¢s abundante, es Shakespeare, el escritor que mejor ha definido la condici¨®n humana en todos los contextos (el amor, la muerte, la guerra, la pol¨ªtica, el dinero), el que fue, en las palabras del dramaturgo del siglo XVII Ben Jonson, ¡°de una era y de todos los tiempos¡±.
Para quien lo dude, f¨ªjense en este dato: el Shakespeare World Festival, inaugurado el 23 de abril, ha reunido a 50 compa?¨ªas de teatro de todo el mundo. En este per¨ªodo, el teatro The Globe, la r¨¦plica del recinto en el que Shakespeare se gan¨® la vida, ha visto la totalidad de su obra representada en 37 idiomas. Un elenco de Afganist¨¢n ha puesto en escena la Comedia de las equivocaciones; uno de Sud¨¢n del Sur, Cimbelino; de Israel, El mercader de Venecia; de Serbia, Albania y Macedonia, las tres partes de Enrique VI; de Lituania, Hamlet. En espa?ol se han visto Enrique IV parte 1, versi¨®n mexicana; Enrique IV parte 2, versi¨®n argentina; Enrique VIII, versi¨®n castellana.
M¨¢s de 100.000 personas han acudido a ver estas representaciones multiling¨¹es al Globe, lo cual demuestra el dinamismo dram¨¢tico de Shakespeare, su extraordinaria capacidad para generar emoci¨®n, independientemente de las sutilezas del ingl¨¦s, idioma al que agreg¨® 1.700 palabras. Contar una amena historia era una necesidad comercial, ya que buena parte del personal que iba al Globe a finales del siglo XVI y comienzos del XVII no era exactamente la m¨¢s culta; era el tipo de gente que hoy ir¨ªa a ver un partido de f¨²tbol. O, para situarnos m¨¢s en su era: los que cruzaban a la orilla sur del T¨¢mesis (donde no exist¨ªa el r¨¦gimen de censura que imperaba en el puritano norte de la ciudad) a ver sus obras se debat¨ªan en muchos casos entre ir a ver Macbeth o, a la vuelta de la esquina, asistir una pelea entre osos o visitar un burdel. Es probable que una parte del p¨²blico abucheara, aburrida, cuando el protagonista de Macbeth (una de las obras m¨¢s sangrientas de Shakespeare) recitaba: ¡°Ma?ana, y ma?ana, y ma?ana se arrastra con paso mezquino d¨ªa tras d¨ªa hasta la s¨ªlaba final del tiempo escrito, y la luz de todo nuestro ayer guio a los bobos hacia el polvo de la muerte¡±. Pero se quedaban, y no ped¨ªan que les devolvieran el precio de las entradas, porque sab¨ªan que al poco rato el sabio personaje se convertir¨ªa en un asesino capaz de matar a hombres, mujeres y ni?os.
Bardo omnipresente
Shakespeare World Festival: The Globe, la r¨¦plica del teatro donde trabaj¨® el poeta y dramaturgo, ha visto desfilar desde el pasado 23 de abril a m¨¢s de 50 compa?¨ªas, que han representado la obra de Shakespeare al completo en 37 idiomas.
Shakespeare: staging the world: Entre el 19 de julio y el 25 de noviembre, el Museo Brit¨¢nico, el adalid de las galer¨ªas de arte de Reino Unido, acoge esta exposici¨®n que acerca el contexto hist¨®rico en el que vivi¨® el inmortal bardo. Entre 1564 y 1616 se sucedieron descubrimientos cient¨ªficos, como los de Galileo y Cop¨¦rnico, pero tambi¨¦n hubo conflictos, como las disputas religiosas que el propio Shakespeare retrat¨® en algunas de sus obras.
To be or not to be: Medio centenar de actores saltar¨¢n a las calles de la ciudad de Londres transformados en diferentes personajes del genio de Stratford.
Para el que desee profundizar en el contexto hist¨®rico de las obras de Shakespeare nada mejor que la exposici¨®n que acaba de abrirse al p¨²blico en el Museo Brit¨¢nico de Londres. Los a?os que vivi¨® Shakespeare (1564 a 1616) fueron extraordinariamente convulsos para los habitantes de Inglaterra, y de Europa en general. Fue una ¨¦poca de globalizaci¨®n galopante en la que exploradores (o piratas, seg¨²n el punto de vista) como Francis Drake daban la vuelta al mundo y tra¨ªan noticias de culturas no solo desconocidas, sino inimaginables. Al mismo tiempo, los descubrimientos cient¨ªficos de Galileo y Cop¨¦rnico redefinieron el antiguo concepto del lugar que ocupaba la tierra en el universo y abrieron las puertas a una visi¨®n del mundo m¨¢s cient¨ªfica, menos centrada en la providencia divina. El hombre adquiri¨® una nueva centralidad y un nuevo y revolucionario conocimiento del planeta en el que viv¨ªa. Empez¨® a ejercer m¨¢s control sobre su propio destino, fen¨®meno que se refleja como nunca antes en la historia de la literatura en los grandes personajes shakespearianos (el c¨¦lebre cr¨ªtico literario estadounidense Harold Bloom titula su libro m¨¢s importante sobre la obra de Shakespeare La invenci¨®n de lo humano).
Pero el escritor tambi¨¦n retrat¨® los tiempos en los que viv¨ªa, anticip¨¢ndose al choque de civilizaciones del que se habla hoy y a los conflictos culturales que puede provocar la religi¨®n, en sus dos grandes obras que tienen Venecia como escenario, Otelo y El mercader de Venecia. Otelo es un moro (moor es como lo llama Shakespeare) que irrumpe en una sociedad de cristianos. ?C¨®mo se le ocurri¨® la idea al autor? Pues como ocurre en muchos casos con los guiones de cine o las novelas de hoy: bas¨¢ndose en las noticias del d¨ªa. La exposici¨®n en el Museo Brit¨¢nico demuestra la correlaci¨®n directa entre la llegada del primer embajador africano de Marruecos en Londres a finales del siglo XVI y Otelo, obra escrita en 1603. Un cuadro del embajador pintado en 1600 y expuesto en el museo da toda la impresi¨®n de haber servido como modelo para Shakespeare de su personaje principal. Tambi¨¦n nos enteramos en las salas del British de que esa misma ¨¦poca vio la aparici¨®n de la primera colonia de jud¨ªos en Londres, con los inevitables conflictos que se sucedieron. En El mercader de Venecia, el personaje de Shylock era jud¨ªo.
Un turista suizo en Londres en 1599 (s¨ª, la ciudad ya empezaba a tener turistas en aquellos tiempos) escribi¨®: los londinenses ¡°se pasan el tiempo¡± yendo al teatro, ¡°aprendiendo lo que ocurre en el extranjero¡±. En ning¨²n teatro m¨¢s que en el apropiadamente nombrado Globe. Shakespeare se nutr¨ªa ¨¢vidamente de la asombrosa informaci¨®n que llegaba en aquellos tiempos de todos los puntos cardinales de la orbe. En su obra hay referencias a ?frica, la India y las Am¨¦ricas, adem¨¢s de Italia, Francia y Dinamarca. Hay expuesta en el museo una espada fabricada en Toledo en el siglo XVI que corresponde al estilo de espada espa?ola con la que se suicida Otelo.
Fuera del museo brit¨¢nico, m¨¢s all¨¢ de los m¨²ltiples escenarios en los que se est¨¢ celebrando la obra del gran escritor, y un par de semanas despu¨¦s de que acaben los Juegos Ol¨ªmpicos, desde el 28 de agosto al 9 de septiembre, William Shakespeare estar¨¢ rabiosamente presente en las calles de Londres. Cualquiera que piense estar en la ciudad en esas fechas que se vaya preparando. La alcald¨ªa patrocinar¨¢ una iniciativa llamada To be or not to be (Ser o no ser) en la que 50 actores y actrices deambular¨¢n por las calles de la capital brit¨¢nica interpretando el papel de un personaje del escritor de Stratford. Su labor consistir¨¢ en acercarse a cualquier peat¨®n que les llame la atenci¨®n e iniciar una conversaci¨®n (bastante unilateral, se supone) en la que recitan l¨ªneas de Shakespeare. Los ingleses no se cansan de ¨¦l y el resto del mundo, parece, tampoco. Hay peores aficiones.
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