¡®El padrino¡¯ contra ¡®Blade runner¡¯: llega la final de #votatupeli
Ma?ana a las nueve de la ma?ana empieza la final de #votatupeli, que enfrenta a los filmes de Francis Ford Coppola y Ridley Scott
Ma?ana a las nueve de la ma?ana comienza la final de #votatupeli Y ser¨¢ entre El padrino, que se llev¨® el 66,2% de los votos de su semifinal contra El gran dictador, y Blade runner, que ha obtenido el 55,23% de los votos en su enfrentamiento con Casablanca. Aqu¨ª os dejamos, antes de que ma?ana arranque el combate final, los dos tr¨¢ilers de las pel¨ªculas y los textos que las han defendido en semifinales.
EL PADRINO
por Jes¨²s Ruiz Mantilla
?Es El padrino una pel¨ªcula sobre la mafia? S¨ª, obvio, tanto como un tratado de gastronom¨ªa, en el que se mezclan planes criminales con recetas de tomate y gnochis. ?Puede verse El padrino como un compendio sobre el crimen? Por supuesto, pero tanto como sobre la historia de Estados Unidos, sobre el ¨¦xodo, el desarraigo, lo tribal, las profundas causas de la emigraci¨®n y la construcci¨®n y destrucci¨®n de una sociedad anclada en un pacto paralelo y correlativo entre la violencia y la decencia.
Pero El padrino nos aporta mucho m¨¢s que todo eso. ?Y si la definimos como un gran fresco sobre la familia? Desde luego, lo es, profundamente, sobre ese n¨²cleo absorbente, carcelario, seguro e inseguro donde todo se resuelve puertas adentro, del que huimos y al que regresamos a refugiarnos. Pero tambi¨¦n refleja el amor, la traici¨®n, el respeto, la mentira, el cobijo, el rechazo...
?C¨®mo catalogar a El padrino? ?C¨®mo una pel¨ªcula o como un experimento transversal de creaci¨®n que la convierte tambi¨¦n al tiempo en algo parecido a una ¨®pera? Ambas cosas. Y por tanto un espect¨¢culo total, donde junto a los bailes, las bodas, los bautizos y las comuniones se inmiscuyen la sed de venganza, el resentimiento, la incapacidad para el perd¨®n y el remordimiento¡
Pero ante todo, lo que uno puede apreciar obsesivamente, visi¨®n tras visi¨®n, en El padrino es un fresco inmisericorde sobre el destino y eso viene a ser parir un Shakespeare moderno alrededor del cual gira el alma colectiva de un pa¨ªs situado en unas coordenadas precisas de la tierra pero poblado por ingentes avalanchas de almas llegadas de todo el mundo en el que podemos encontrar, como le ocurre al joven Vito Andolini a su llegada a la isla de Ellis, el misterio de la vida con todas sus consecuencias.
No logro hallar una obra colectiva entre el arte contempor¨¢neo estadounidense que refleje mejor un alma transferible a lo universal que la obra maestra convertida en trilog¨ªa de Coppola. ?l, con sus tiranteces constantes entre los estudios y los productores, con la lucha del artista frente a la maquinaria del negocio, cre¨®, sin saberlo, El quijote americano. Un caballero de la triste y altiva figura donde todo el mundo, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, sigue mir¨¢ndose. Es, ni m¨¢s ni menos, que su gran cl¨¢sico.
BLADE RUNNER
por Borja Hermoso
Ya falta menos, cosa de siete a?os. Transcurrir¨¢ 2019 en ¨Cvisto lo que est¨¢ cayendo ah¨ª fuera- no se sabe qu¨¦ contexto de caos generalizado cuando, de repente, asomen por entre las grietas de las flores de ruina los replicantes de la Tyrrell Corporation. Roy Batty, desde detr¨¢s de sus ojos azules y desde debajo de su casco de pelo blanco, una paloma en la mano y la rabia inyectada en sangre, nos mirar¨¢ a todos como si fu¨¦ramos unos pobres Rick Deckard de andar por casa. Y nos repetir¨¢ el mantra que nos helar¨¢ la sangre: "He visto cosas que vosotros no creer¨ªais; atacar naves en llamas m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n. He visto rayos-c brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannh?user. Todos esos momentos se perder¨¢n en el tiempo como l¨¢grimas en la lluvia. Es hora de morir¡±. Lloraremos de miedo. Temblaremos, un poco por la emoci¨®n ilimitada que provoca esta r¨¦plica del replicante (alias Rutger Hauer), un poco por la que se nos viene encima, condenados sin remedio por haber cre¨ªdo a pie juntillas que ¨¦ramos capaz de oprimir sin descanso, polic¨ªas vocacionales, blade runners a sueldo, mercenarios decadentes.
De todo eso habl¨® hace ya ?30 a?os! Ridley Scott (solo tres a?os despu¨¦s de haber firmado otra obra maestra llamada Alien) bas¨¢ndose en la novela de Philip K. Dick ?Sue?an los androides con ovejas el¨¦ctricas? Blade runner salt¨® a las pantallas y ya no fuimos los mismos. Qu¨¦ h¨ªbrido tan extra?o de pena, pavor, amor, crueldad, idealismo, violencia, filosof¨ªa, vida y muerte. No fue un ¨¦xito ni de p¨²blico ni de cr¨ªtica en su estreno de 1982. Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Daryl Hannah y Edward James Olmos pululan por un fresco renacentista de naves voladoras, robots humanos y pobres diablos de carne y hueso robotizados. Una ¨®pera futurista, poblada de punkis de otra galaxia: el hombre fabricando al hombre, como hizo un tal Dios, a su imagen y semejanza. Y as¨ª nos va.
Merece estar, claro que s¨ª, en esta troupe final de las cuatro mejores pel¨ªculas de la Historia. Perder¨¢. Pero al fin y al cabo, ?qu¨¦ es Blade runner sino un planeta de perdedores?
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