Novilleros con valor

No es habitual encontrar una novillada con casi todo el aforo cubierto, al menos la parte numerada. En el coliseo romano de Nimez casi 5.000 localidades, las m¨¢s altas presentan un precio muy razonable a cambio de buscarse la vida entre las piedras milenarias. El milagro de esta entrada no es tanto m¨¦rito de los novilleros, como del tir¨®n de Jos¨¦ Tom¨¢s, que matar¨¢ seis toros en solitario el domingo por la ma?ana en su tercera cita y ¨²ltima de la temporada, y de una combinaci¨®n de carteles, con mano a mano entre Morante y Manzananres el s¨¢bado por la tarde y el cierre de Juli y Castella a ¨²ltima hora del domingo, dif¨ªcilmente superable.

Conscientes de su responsabilidad, la terna puso toda su ilusi¨®n y saber en agradar al respetable. Si una ganader¨ªa encastada como la de Fuente Ymbro ya resulta tan exigente con los toreros como interesante para el aficionado en circunstancias normales, con el viento soplando les hizo pasar momentos de verdadero peligros a los tres aspirantes, pero no se arredraron.

Fernando Adri¨¢n, mal con los aceros, supo templar, lucir y estar por encima de su lote. Especialmente dif¨ªcil fue la lidia del sexto, un novillo de gran poder y excelente pelea en el primer tercio. Fue generoso con el p¨²blico y con el novillo, que termin¨® reserv¨®n e imposible por el pit¨®n izquierdo. Antes ya hab¨ªa dejado algunas pinceladas de su gusto con el capote, sobre todo en el que abri¨® plaza.

Juan Leal, con gran ambiente en Francia, a pesar de su desacertada comparecencia en Madrid, tuvo momentos de gran nivel, de dominio y valor seco. Fue el ¨²nico que se pase¨® por el ¨®valo de la arena para recoger los aplausos del p¨²blico tras una faena llena de arrojo y pies asentados en el segundo de la tarde.

Rom¨¢n, a secas, tambi¨¦n novillero franc¨¦s, sufri¨® dos espeluznantes volteretas. La primera en un quite al segundo de la tarde, despu¨¦s de m¨²ltiples golpes volvi¨® a la cara del novillo, como si tal cosa, para refrendar la serie. No pudo recetar al segundo de su lote porque pas¨® a la enfermer¨ªa donde se al t¨¦rmino del festejo se le estaban explorando las posibles heridas y contusiones.

Si todos los d¨ªas los encierros y la entrega fueran como la de esta ser¨ªa mucho m¨¢s sencillo hacer de estos festejos te¨®ricamente menores un granero de afici¨®n. No hubo ni un solo segundo para el aburrimiento.