Desacralizar el dolor de la dictadura argentina a trav¨¦s de la literatura
Hijos de desaparecidos y perseguidos por la dictadura argentina escriben su experiencia con una mirada cr¨ªtica
Son escritores hijos de militantes y guerrilleros de la izquierda argentina de los a?os setenta, muchos desaparecidos, y abordan en su obra literaria su propia experiencia de v¨ªctimas de la ¨²ltima dictadura militar (1976-1983), pero con un discurso que se aparta del oficial de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, cr¨ªtico o desacralizado sobre esos colectivos o sobre el pasado de sus padres.
As¨ª lo hace Mariana Eva P¨¦rez (Buenos Aires, 1977), en Diario de una princesa montonera, 110% Verdad, cuando relata una visita guiada a la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), uno de los principales centros clandestinos de detenci¨®n, donde su madre estuvo cautiva, pari¨® y fue vista por ¨²ltima vez. ¡°Princesa Montonera: Deber¨ªan poner el nombre de mi vieja en la puerta, porque ¨¦sta es su pieza. No es la pieza de las embarazadas. Cuando la trajeron, la pieza de las embarazadas no exist¨ªa m¨¢s. Por eso la pusieron ac¨¢. En este lugar guardaban escobas, trapos, cosas de limpieza. El camarote de Norma Arrostito ¨CN. del R.: fue la fundadora de la guerrilla peronista Montoneros- dice que era de ella, okay, yo quiero que pongan una estrella con el nombre de mi mam¨¢ en esta puerta, como en un camar¨ªn de Hollywood. (Jota ¨Csu novio- no le festeja el chiste. La envuelve en un abrazo interminable. Pasa por detr¨¢s de ella la visita guiada, se oyen explicaciones sobre la Pecera -oficinas donde deb¨ªan trabajar los detenidos-. Ella suspira e intenta zafarse, ¨¦l se las ingenia para seguir abraz¨¢ndola y adem¨¢s acariciarle el coraz¨®n. El grupo vuelve a pasar rumbo a Capuchita ¨Csala de torturas-. Ella propone seguir. Suben la escalera que va a Capuchita, ella ante¨²ltima. Jota al final. Jota aprovecha y le toca el culo. Ella es feliz. En la escalera que va de Capucha ¨Cdonde estaban las celdas- a Capuchita¡±, cuenta el libro editado este a?o.
Hu¨¦rfanos en otras artes
Los hijos de militantes perseguidos o desaparecidos en la ¨²ltima dictadura de Argentina tambi¨¦n se expresan en otras artes, no solo en la literatura. Por estos d¨ªas se puede asistir en el Centro Cultura San Mart¨ªn, en Buenos Aires, a la obra teatral documental Mi vida despu¨¦s, de Lola Arias, en la que seis j¨®venes actores nacidos durante el r¨¦gimen cuentan sus vidas e indagan sobre las de sus padres. Entre los seis est¨¢ Albertina Carri, cuyos padres fueron v¨ªctimas del terrorismo de Estado y que ha dirigido diez pel¨ªculas, entre ellas Los rubios (2003), un documental que aborda la dificultad para narrar su recuerdo. "Los rubios fue una punta de lanza, de quiebre, en esto de olvidar un poco la experiencia de nuestros padres, que tuvo sus ¨¦xitos y fracasos, y narrar la nuestra", comenta el escritor F¨¦lix Bruzzone.
Varios artistas pl¨¢sticos como Lucila Quieto, Nicol¨¢s Bai Quesada, Mar¨ªa Toninetti, Ana Adjiman y Mar¨ªa Giuffra integran junto con la escritora Mariana Eva P¨¦rez el Colectivo de hijos (Cdh), todos "hu¨¦rfanos producidos por el accionar genocida del Estado", seg¨²n se definen. Se diferencian de sus pares de la agrupaci¨®n de derechos humanos HIJOS, con may¨²sculas, que es la sigla de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio. "Es interesant¨ªsimo ese espacio -el Cdh- porque somos otros hijos diciendo otras cosas, planteando otras demandas en otros lenguajes. Por ejemplo, una parte importante de la reflexi¨®n y la difusi¨®n de nuestras ideas se da a trav¨¦s de la t¨¦cnica de collage", explica P¨¦rez.
P¨¦rez no es la ¨²nica hija de desaparecidos que cuenta su experiencia con voz propia. Tambi¨¦n est¨¢ F¨¦lix Bruzzone (Buenos Aires, 1976), con su libro de cuentos 76 o su novela Los topos, que relata la historia de un hijo de desaparecidos rodeado de inc¨®gnitas sobre sus padres, sobre un posible hermano nacido en la ESMA, que un d¨ªa se enamora de un travesti con prontuario de "matapolic¨ªas" y acaba envuelto en una crisis de identidad digna de una pel¨ªcula de Pedro Almod¨®var.
Otras autoras son Laura Alcoba (La Plata, 1968), que perdi¨® a su padre, se exili¨® a los diez a?os con su madre en Francia y en 2008 escribi¨® La casa de los conejos, su memoria de aquellos d¨ªas de ni?a viviendo en la clandestinidad, una experiencia inexplicable para su edad; y Raquel Robles (Santa Fe, 1971), que en Perder cuenta que una hija de desaparecidos sufre la muerte de su peque?o de cinco a?os en un accidente de coche. De la misma generaci¨®n es Patricio Pron (Rosario, 1975), cuyos padres militaban en la izquierda, pero sobrevivieron al r¨¦gimen, quien en 2011 escribi¨® El esp¨ªritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, que en un relato muy autobiogr¨¢fico narra que un joven indaga sobre sus or¨ªgenes familiares y se topa entonces con el terrorismo de Estado. Se trata de escritores que no solo han escrito sobre su experiencia como hijos de militantes sino que tambi¨¦n han contado, con elogios y premios, otras historias que nada tiene que ver con ella.
¡°Mi libro es bastante raro: tiene cosas reales, pero no s¨¦ hasta qu¨¦ punto¡±, explica Mariana Eva P¨¦rez, que en su libro se refiere a los militontos de las organizaciones de derechos humanos. Ella aclara que no apunta contra personas o colectivos en particular sino a ¡°discutir un discurso ¨²nico que pareci¨® existir sobre el tema¡±, el ¡°temita¡±, como le llama la Princesa Montonera, un relato que ha ¡°sacralizado a Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, a sobrevivientes¡± del r¨¦gimen. De peque?a le escrib¨ªa cartas a su padre desaparecido y al hermano que su madre dio a luz en la ESMA, con el que se reencontr¨® d¨¦cadas despu¨¦s. ¡°Es dif¨ªcil elegir hablar de otro tema, pero nuestra generaci¨®n, los que somos hu¨¦rfanos y los que no, como Pron y Alcoba, podemos tener otra mirada. Como ni?os no ten¨ªamos las herramientas para procesar lo que ten¨ªamos que procesar¡±, cuenta P¨¦rez, que est¨¢ haciendo un doctorado en Berl¨ªn sobre las narrativas del terror y la desaparici¨®n.
De adolescente, Bruzzone ya escrib¨ªa cartas a su abuela sobre su ¡°trauma infantil¡±. Este coeditor de la editorial independiente Tamarindo opina que antes la ficci¨®n sobre el terrorismo de Estado en Argentina ¡°sol¨ªa ser muy literaria y volv¨ªa sobre s¨ª misma¡±, pero su ¡°generaci¨®n est¨¢ preocupada por surfear experiencias y rechazos en torno de los discursos sobre qu¨¦ se hizo despu¨¦s de la dictadura, y no pretende entrar en el circuito de las grandes obras¡±.
¡°Hab¨ªa llevado conmigo esa historia durante un largo tiempo y sent¨ª que ya ten¨ªa la capacidad, y la voluntad, para contarla¡±, cuenta Pron, que vive en Madrid, donde escribe el blog literario El Boomeran(g) y donde ha cogido el acento espa?ol. ¡°Al ser publicada, la historia pas¨® a formar parte de un esfuerzo generacional por determinar cu¨¢nto de la experiencia pol¨ªtica de la militancia revolucionaria del per¨ªodo 1955-1976 puede ser ¨²til aqu¨ª y ahora. El libro ten¨ªa que ser una revisi¨®n personal y cr¨ªtica de esa experiencia¡±, concluye Pron.
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