Un fantasma recorre el museo
La muestra ¡®Espectros de Artaud¡¯ rastrea en el Reina Sof¨ªa la influencia del poeta franc¨¦s en nombres decisivos para la vanguardia art¨ªstica de la posguerra
A veces dos peque?os fracasos producen un ¨¦xito grande. En 1946 Antonin Artaud volvi¨® a Par¨ªs despu¨¦s de nueve a?os de internamiento psiqui¨¢trico en los que un mismo m¨¦dico us¨® como terapia con ¨¦l el dibujo y el electroshock. Su cerebro era el de un genio y, a la vez, kilo y medio de terminaciones nerviosas. Poeta, dramaturgo, actor y dibujante, el autor de Van Gogh el suicidado por la sociedad ten¨ªa 50 a?os y los bolsillos vac¨ªos. Para sacarlo de la indigencia, se fund¨® una Societ¨¦ des Amis d¡¯Antonin Artaud que organiz¨® dos desastrosos actos que hoy forman parte de la historia de la cultura del siglo XX.
El primero, celebrado en un teatro en 1947, fue la puesta en escena a cargo del propio Artaud de tres horas de poes¨ªa fon¨¦tica, tartamudeos, aullidos y ¡°atletismo afectivo¡±. Pese a haber preparado la funci¨®n al detalle, los papeles se le cayeron del atril y sus nervios terminaron por estallar. El segundo fracaso hist¨®rico fue en el fondo un acto de censura, el que sufri¨® la emisi¨®n radiof¨®nica de Para terminar con el juicio de Dios, una obra para tres actores ¡ªMar¨ªa Casares entre ellos¡ª que su creador consideraba ¡°un modelo a escala¡± del teatro de la crueldad. Ten¨ªa que emitirse el 2 de febrero de 1948. Artaud muri¨® de c¨¢ncer el 4 de marzo.
Aquella pieza de 45 minutos puede escucharse ¡ªdesde hoy y hasta el 17 de diciembre¡ª en una de las salas del Museo Reina Sof¨ªa dentro de Espectros de Artaud. Lenguaje y arte en los a?os 50, una exposici¨®n que re¨²ne 300 obras destinadas no a elevar al escritor franc¨¦s a los altares de la literatura ¡ªlleva all¨ª d¨¦cadas¡ª sino a rastrear su influencia en tres escenarios fundamentales para el arte del ¨²ltimo medio siglo: Francia, Estados Unidos y Brasil.
¡°No se trata de postular una inexistente escuela de Artaud sino de proponer una genealog¨ªa alternativa a la hora de contar la historia del arte contempor¨¢neo¡±, afirma Kaira M. Caba?as, profesora en la Universidad de Columbia y comisaria de la muestra junto al compositor franc¨¦s Fr¨¦deric Acquaviva. Si Derrida invoc¨® el espectro de Marx para analizar su vigencia en medio del nuevo orden mundial, Caba?as invoca el fantasma del autor de El pesa-nervios para poner ¨¦nfasis en un camino distinto del, Picasso aparte, tradicionalmente hegem¨®nico, el abierto por Marcel Duchamp: ¡°Frente a una l¨ªnea que, a partir del ready-made, pone el ¨¦nfasis en el objeto, se trata de reivindicar el lenguaje y el cuerpo, la tensi¨®n entre palabra e imagen, texto y habla¡±.
Entre los artistas que conocieron la influencia viva de Artaud destacan los franceses Isidore Isou y Gabriel Pomerand, que en 1946, dos a?os antes de la muerte del poeta, fundaron el letrismo. La guerra mundial hab¨ªa vuelto inservibles las palabras y los letristas tradujeron esa crisis en novelas dibujadas, cuadros en los que la letra es icono, sinfon¨ªas con la voz como instrumento solo y pel¨ªculas en las que la ¨²nica imagen es una luz blanca proyectada sobre un enorme globo de helio.
M¨¢s all¨¢ de que Isou terminar¨¢ siendo tratado por el psiquiatra de Artaud, en su obra y en la de sus compa?eros est¨¢ la huella ¡ªo el espectro¡ª de las teor¨ªas de su compatriota: defensa de la expresividad formal del lenguaje frente a sus aspectos sem¨¢ntico y gramatical; creaci¨®n de un cine en el que imagen y sonido no sean gregarios; defensa de un teatro ajeno a los c¨®digos de la literatura...
Al otro lado del Atl¨¢ntico, 1952 fue una fecha clave para el arte contempor¨¢neo. Ese a?o tuvo lugar en el Black Mountain College de Carolina del Norte el que pasa por ser el primer happening de la posguerra: Theater Piece 1, una obra creada por John Cage a partir de su lectura de El teatro y su doble, la obra cumbre de Artaud. Para evaluar su trascendencia basta pensar que en la performance participaron Robert Rauschenberg, Franz Kline, Merce Cunningham, Charles Olson, David Tudor o M. C. Richard, es decir, media enciclopedia de la pintura, la danza, la poes¨ªa y la m¨²sica de vanguardia.
El mismo a?o que Cage pon¨ªa en escena su pieza en Asheville, D¨¦cio Pignatari y los hermanos Augusto y Haroldo de Campos fundaban en S?o Paulo el grupo Noigrandes. Aglutinante de la poes¨ªa concreta, el colectivo jug¨® con el car¨¢cter espacial y sonoro de las palabras ¡ªcocacola/cloaca¡ª y tuvo su propia disidencia en Rio de Janeiro de la mano de Ferreira Gullar, firmante del Manifiesto neoconcreto junto a artistas que, como Lygia Clark y Lygia Pape, explotaron tanto la expresividad de la geometr¨ªa como el car¨¢cter informe del cuerpo y la fragilidad de la mente humana. Que Espectros de Artaud se cierre con un ep¨ªlogo dedicado a experiencias pioneras de la anti-psiquiatr¨ªa brasile?a como el Museo de Im¨¢genes del Inconsciente recuerda lo inestable de la frontera, tambi¨¦n art¨ªstica, entre cr¨ªtica y cl¨ªnica.
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