Duros, bravos, heroicos...
Palha/ Roble?o, Casta?o, Aguilar No hay adjetivos para calificar con acierto a todos los que ayer pisaron Las Ventas
Duros como el pedernal; bravos, arriesgados, audaces¡ y heroicos, de esa privilegiada casta que nace dispuesta a jugarse de verdad la vida por un ideal. No hay adjetivos para calificar con acierto a todos los que ayer pisaron el ruedo de las Ventas; en especial, a los tres matadores, toreros de los pies a la cabeza, j¨®venes ilusionados que sortearon con temeraria inteligencia las mil dificultades que encontraron en la muy bronca y peligrosa corrida de Palha, toros hechos y derechos, ¨¢speros y broncos hasta la saciedad, due?os de violentos ga?afones, con guada?as en los pitones que buscaban carne cargada de sue?os, y dolorida, tambi¨¦n, por tantas corridas tan broncas y desclasadas como la portuguesa.
Pero all¨ª hab¨ªa tres toreros curtidos en la dificultad, tres escaladores de la pared m¨¢s vertical de esta milagrosa profesi¨®n, tres respetables y benditos locos que se estrujan las neuronas para encontrar salida a situaciones, como ayer, que parecen insuperables.
All¨ª estaba Fernando Roble?o con un lote que no le ofreci¨® oportunidad alguna para demostrar nada. Bueno, volvi¨® a demostrar que es un h¨¦roe sin cuento, que es capaz de sortear ga?afones traicioneros y que puede salir con bien de encuentros tan intimidatorios. Mantuvo el tipo ante el soso primero y super¨® el mal trago del cuarto, que tiraba pu?aladas certeras que el torero sorte¨® con habilidad y oficio.
All¨ª estaba Javier Casta?o, hecho tambi¨¦n a lo m¨¢s duro que pasta en el campo; un torero irrompible, que se libr¨® de milagro de un cornal¨®n de caballo cuando el segundo lo prendi¨® de fea manera por la taleguilla al entrar a matar, lo zarande¨®, lo pisote¨® y lo busc¨® con sa?a en el suelo. Pas¨® a la enfermer¨ªa cojeando (al parecer, el golpe lo llevaba en la rodilla derecha) y sali¨® despu¨¦s para recibir al quinto, un pavo con dos perchas por pitones que daban miedo.
Y el tercero en discordia, Alberto Aguilar, otro torerazo, que ofreci¨® una lecci¨®n de arrojo y seguridad ante otro lote infumable.
Es curioso c¨®mo esta estirpe de toreros no vuelve nunca la cara, no da una embestida por perdida, no se da un respiro en la corrida y aprovecha cualquier resquicio, cualquier despiste del toro para demostrar que sabe manejar los enga?os como los mejores.
Ese fue el caso de Casta?o, que trataba de buscarle las cosquillas al segundo cuando dibuj¨® un largu¨ªsimo y hermoso pase de pecho que dur¨® una eternidad. Bien colocado siempre, continu¨® muy templado con la mano derecha hasta que lleg¨® la voltereta. Ni uno pudo darle al quinto, mermado el torero en sus facultades f¨ªsicas y con dos astifinos pu?ales el toro, cargado, adem¨¢s, de feas intenciones. El p¨²blico oblig¨® a saludar a David Adalid, que coloc¨® dos extraordinarios pares de banderillas a un animal que parec¨ªa reparado de la vista.
Aguilar asust¨® al tercero, duro como una roca, con un valor indefinible, y se plant¨®, despu¨¦s, delante de la alima?a que hizo sexto y cuando nadie lo esperaba traz¨® tres naturales de categor¨ªa con una seguridad y arrojo dignos de todo m¨¦rito.
No hubo toros para el toreo de hoy, pero s¨ª toreros de siempre, duros, bravos, heroicos¡ Toreros, en fin, de una pieza; inolvidables¡
PALHA / ROBLE?O, CASTA?O, AGUILAR
Toros de Palha, bien presentados, mansones, descastados, deslucidos, ¨¢speros, broncos y violentos.
Fernando Roble?o: pinchazo y estocada (silencio); casi entera (ovaci¨®n).
Javier Casta?o: estocada tendida y trasera y un descabello (ovaci¨®n); dos pinchazos y estocada (silencio).
Alberto Aguilar: estocada (ovaci¨®n); pinchazo y estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas. Tercera y ¨²ltima corrida de la Feria de Oto?o. 7 de octubre. Casi lleno.
Babelia
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