El gran maestro
A principios de los a?os cincuenta Inglaterra, en medio de una Europa desmoronada, persiguiendo un poco de aire tras las secuelas de la guerra, trataba de hallar su imagen, buscar nuevas f¨®rmulas para el relato. Justo en esos a?os, en una de los primeras reuniones del Independent Group, la versi¨®n inglesa y temprana del arte pop norteamericano, aparec¨ªa Richard Hamilton en el ICA londinense, centro indiscutible de vanguardia desde la inauguraci¨®n. Ser¨ªa un momento crucial en su carrera: all¨ª conocer¨ªa a Eduardo Paolozzi, uno de los artistas de collage m¨¢s interesantes del grupo, y empezar¨ªa a familiarizarse con Duchamp, otro de los hitos para su trayectoria.
A partir de aqu¨ª las cosas ir¨ªan deprisa. Primero el famoso collage ¡ª?Qu¨¦ hace a los hogares de hoy tan diferentes, tan atractivos?¡ª, donde el chico ingl¨¦s de posguerra recortaba fascinado las revistas americanas para construir la obra que llamar¨ªa la atenci¨®n de todos.
Despu¨¦s su papel en la exposici¨®n This is tomorrow ¡ªesto es hoy¡ª en la Whitechapel de Londres. Hab¨ªa comprendido como nadie la esencia del pop: ¡°Popular, barato, sexy, inteligente y un gran negocio¡±, comentaba un poco a la manera de Warhol.
Aunque nada ten¨ªa que ver con Warhol, entre otras cosas porque pese a sus afinidades electivas, las de un momento de transformaci¨®n, ingleses y americanos se rebelaban en los ¨²ltimos cincuenta y primeros seesenta contra planteamientos diametralmente opuestos desde el punto de vista formal. Si en los Estados Unidos se reaccionaba contra la abstracci¨®n de la Escuela de Nueva York impuesta por la cr¨ªtica, en Inglaterra ¡ªse dice a menudo¡ª la revuelta era contra los paisajes buc¨®licos de la colonia de St. Yves en Cornualles. Los primeros constru¨ªan una imagen fr¨ªgida del mundo, los segundos rescataban un arte urbano y agresivo.
Autor de dise?os memorables ¡ªcomo el del White Album de The Beatles¡ª, interesado en las nuevas tecnolog¨ªas y los diferentes procesos de estampaci¨®n; siempre involucrado a la pol¨ªtica, en especial los conflictos locales, Hamilton volv¨ªa la mirada tambi¨¦n hacia los cl¨¢sicos ¡ªse pudo ver en el Prado con sus relecturas de Las Meninas. La muerte le sorprendi¨® trabajando sobre La obra desconocida de Balzac ¡ªotra fascinaci¨®n de Picasso¡ª, serie que ha quedado inconclusa y que habla de su inter¨¦s hacia los grandes maestros. Al volver a mirar obras radicales e inteligentes como $he ¡ªcuya iconograf¨ªa parte de una serie de anuncios de amas de casa y modelos relacion¨¢ndose con electrodom¨¦sticos, tan de ¨¦poca¡ª queda claro que Hamilton mismo ha pasado a formar parte de esta categor¨ªa. Es, sin duda, un ¡°gran maestro¡± del siglo XX.
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