El mecenazgo ilustrado del infante Don Luis

La vida del infante Luis de Borb¨®n, quinto hijo var¨®n de Felipe V da para muchas novelas de intrigas palaciegas. Hermano de Carlos III, su azarosa historia est¨¢ llena de episodios que bien podr¨ªan arrasar en un culebr¨®n televisivo. Pero si su biograf¨ªa est¨¢ impregnada de ambiciosas conspiraciones para apartarle de la sucesi¨®n ,es tambi¨¦n gracias a las maniobras que le llevaron a un lujosos destierro en Arenas de San Pedro, lo que le ha convertido en una de los mecenas m¨¢s importantes de la historia del Arte. Impulsor de la ciencia y de la cultura en la Ilustraci¨®n espa?ola de la segunda mitad del XVIII, eligi¨® a Goya para sus retratos familiares y extendi¨® su labor de promotor de la obra de artistas como Luis Paret, Corrado Giaquinto, Rafael Mengs o Jos¨¦ Madrazo. Organizada por Patrimonio Nacional y el Banco de Santander, el Palacio Real muestra a partir del martes una exposici¨®n titulada ¡°Goya y el infante Don Luis: el exilio y el reino¡±, en la que se da cuenta de este importante periodo de la historia de Espa?a con un total de 300 obras, 17 de ellas firmadas por Goya.

El catedr¨¢tico y cr¨ªtico, Francisco Calvo Serraller, comisario de la exposici¨®n explica que las salas del Palacio Real recogen la novela del infante Don Luis. ¡°Toda la muestra es un observatorio desde que se puede contemplar lo esencial de la pintura espa?ola del XVIII. No solo est¨¢ Goya, que por s¨ª mismo justificar¨ªa la exposici¨®n, sino que tambi¨¦n hay important¨ªsimos cuadros de Francisco Bayeu, su suegro; Luis Mel¨¦ndez, uno de los grandes bodegonistas europeos, Rafael Mengs¡­. Est¨¢n todos los que pintaron al infante y su entorno¡±.

El retrato de La familia del Infante don Luis de Borb¨®n, un gran ¨®leo de 248 por 330 cent¨ªmetros, pintado por Goya en 1784, sirve de arranque a una exposici¨®n que tiene como eje la azarosa vida del Infante Don Luis y al pintor zaragozano como el testigo. En el cuadro, prestado por la Fundaci¨®n Magnani-Rocca, Mamiano di Traversetolo de Parma est¨¢ toda la familia del infante y su entorno. Junto al infante, su jovenc¨ªsima esposa, Mar¨ªa Teresa de Vallabriga (cuando se casaron ten¨ªa 17 a?os, 32 menos que el infante) y sus hijos, aparecen los miembros principales de su peque?a corte en el exilio, incluido el propio pintor. Es una escena nocturna en la que los protagonistas no hablan entre s¨ª y el infante aparece jugando un solitario de cartas, totalmente ajeno a lo que le rodea. Junto a este retrato familiar cuelga una pintura de Goya menor tama?o pero mayor intenci¨®n cr¨ªtica: H¨¦rcules y ?nfala (1784): el dios que simboliza la fuerza se esmera enhebrando una aguja bajo la atenta y exigente mirada de ?nfala. ¡°Es una manera ir¨®nica¡±, explica Calvo Serraller, ¡° de contar los padecimientos sufridos por el infante despu¨¦s de ser forzado a aguantar los desplantes de una mujer de clase inferior, aunque noble, por cuyo matrimonio morgan¨¢tico pierde los derechos de sucesi¨®n al trono¡±.

La novela expositiva, dividida en siete cap¨ªtulos, recuerda que en este periodo se da a conocer la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos y de la Revoluci¨®n francesa y que es en ese tiempo en el que se empiezan a cuestionar los matrimonios por inter¨¦s, algo que no permitieron disfrutar al disipado y controvertido infante. Dos impresionantes pinturas retratan esta situaci¨®n. Por un lado, Las parejas reales, de Luis Paret, donde se muestra una ceremonia entre iguales de alto nivel y un cart¨®n titulado La boda, de Francisco de Goya en el que dos seres radicalmente opuestos de la burgues¨ªa rural se dirigen al altar. La caricaturesca deformidad? de ¨¦l se confronta con la juvenil belleza de ella.

Viene despu¨¦s una amplia serie de retratos que podr¨ªan formar el ¨¢lbum personal del infante, gran parte de ellos firmados por Goya. Est¨¢n los tres hijos que con el paso del tiempo se convertir¨ªan en el Infante Cardenal, la condesa de Chinch¨®n y la Duquesa de San Fernando. Aparecen de peque?os y de adultos. Tambi¨¦n est¨¢ Godoy en varios cuadros y su amante (esposa despu¨¦s), Pepita Tud¨®. Junto a todos ellos, cuelga un inquietante retrato del franciscano padre Eleta, confesor de Carlos III y urdidor del acoso y derribo del infante Don Luis.