Muere Hans Werner Henze, uno de los pilares de la ¨®pera contempor¨¢nea
El compositor alem¨¢n, uno de los m¨¢s influyentes y prol¨ªficos de la segunda mitad del siglo XX, falleci¨® en Dresde (Alemania) a los 86 a?os
Le gustaba vivir rodeado de orqu¨ªdeas, en un hogar que parec¨ªa un museo sumergido entre miles de partituras encuadernadas y porcelanas de perros. De galgos, sus favoritos, seg¨²n relat¨® en una entrevista concedida a este peri¨®dico a finales del a?o 2004. ¡°Los galgos ingleses son la criatura m¨¢s bella del mundo¡±, dec¨ªa entonces el compositor desde su casa a las afueras de Roma acompa?ado por casi un millar de obras de arte. Amaba la pintura y la escultura, pese a estar enamorado, sin remisi¨®n, de la m¨²sica.
Hasta ayer, este hombre comprometido y prol¨ªfico, era probablemente el m¨²sico alem¨¢n m¨¢s alabado de la segunda mitad del siglo XX. Tras su muerte a los 86 a?os, Hans Werner Henze deja un inmenso legado de 30 ¨®peras, 10 sinfon¨ªas y 11 ballets, obras de c¨¢mara, oratorios y hasta un r¨¦quiem compuesto por nueve conciertos sagrados. Obras que se interpretan con asiduidad en todos los rincones del planeta. Pero su fama no se deb¨ªa tan solo al br¨ªo de su m¨²sica y de su torrente de pentagramas, adem¨¢s, era admirado por su compromiso pol¨ªtico. Werner Henze mantuvo siempre una afinidad sin fisuras al ideario socialista y denunci¨® el nazismo en su juventud pese a que su padre insisti¨® en alistarle en las Juventudes Hitlerianas. Ni siquiera flaque¨® cuando fue prisionero de guerra del Ej¨¦rcito brit¨¢nico. Era un hombre de una curiosidad asombrosa que hablaba -adem¨¢s de su lengua materna, el alem¨¢n- perfectamente el italiano, el franc¨¦s y el ingl¨¦s. Coquete¨® tambi¨¦n con el espa?ol, un idioma del que nunca quiso alejarse desde que compuso su primera ¨®pera basada en El retablo de las maravillas de Cervantes, en 1948.?
Naci¨® en G¨¹tersloh, al noroeste de Alemania, en 1926. Durante la convulsa ¨¦poca de la rep¨²blica de Weimar y en los primeros a?os del nazismo, Henze estudi¨® m¨²sica en un conservatorio y por la tarde tocaba m¨²sica en un hogar jud¨ªo. Con la llegada de la guerra, el joven perdi¨® a su padre en el frente oriental y ¨¦l mismo fue reclutado como radiotelegrafista. Con el Ej¨¦rcito alem¨¢n en retirada, fue hecho prisionero por los brit¨¢nicos en 1944. ¡°Miro hacia esos d¨ªas con tristeza y asco, con un desprecio que nunca me ha abandonado¡±, recordaba en una entrevista en 2004.
Henze siempre quiso ahuyentar esa ¨¦poca de su mente, borrar todo lo que le recordase el nazismo y el comportamiento de sus compatriotas durante aquellos infaustos a?os. Y eso inclu¨ªa a Richard Wagner. ¡°Detr¨¢s de esas notas se esconde esa Alemania, ese esp¨ªritu alem¨¢n que odio. Si hubiese vivido en la ¨¦poca nazi, Wagner habr¨ªa sido uno de ellos¡±, afirmaba. A pesar de esta antipat¨ªa, Henze lo estudi¨® minuciosamente durante toda su vida. .
Tras la guerra acudi¨® como muchos otros j¨®venes compositores a los cursos musicales de Darmstadt, donde se forj¨® la generaci¨®n de m¨²sicos de la segunda mitad del siglo XX ¡ªel franc¨¦s Pierre Boulez y el alem¨¢n Stockhausen, entre ellos¡ª, en busca de un camino a seguir. En Darmstadt vio peligrar su libertad como creador y como persona. La homosexualidad que nunca ocult¨® tambi¨¦n provoc¨® que se aislase socialmente.
El pr¨ªncipe de Homburg (1958), compuesta en colaboraci¨®n con la poeta austriaca Ingeborg Bachman, El joven Lord (1964), Eleg¨ªa para j¨®venes amantes (1961) y Las Bas¨¢ridas (1964) son algunas de sus creaciones m¨¢s celebradas. Su compromiso pol¨ªtico tambi¨¦n influy¨® de manera determinante en su carrera musical, sobre todo con obras como Vamos al r¨ªo (1974-1976) o su novena sinfon¨ªa, una obra coral en siete movimientos. Estas ¨²ltimas creaciones estuvieron marcadas por acontecimientos como la revoluci¨®n cubana o las revueltas estudiantiles de mayo de 1968.
Uno de los episodios m¨¢s recordados y pol¨¦micos de su biograf¨ªa sucedi¨® ese convulso a?o del 68 en Hamburgo. La polic¨ªa irrumpi¨® en el estreno de su oratorio a la memoria del Che Guevara, La balsa de la medusa, despu¨¦s de que unos estudiantes colocaran una bandera roja en el escenario.
A pesar de que sus obras se pod¨ªan ver en teatros de todo el mundo, este compromiso pol¨ªtico provoc¨® que fuese visto con recelo por parte de algunos pa¨ªses de Europa. En Espa?a, el r¨¦gimen franquista impidi¨® que se estrenasen sus ¨®peras, lo que hizo que Henze fuese casi desconocido en el pa¨ªs. ¡°Me est¨¢n descubriendo ustedes con un cierto retraso¡±, recrimin¨® burlonamente a la prensa espa?ola en su visita de 2007.
Pese a ese tard¨ªo descubrimiento, Henze era un enamorado de Espa?a y de su arte. De hecho cinco de sus trabajos tienen textos de autores espa?oles, como Lope de Vega o Federico Garc¨ªa Lorca.
En 2004 el compositor alem¨¢n present¨® su autobiograf¨ªa, Canciones de viaje con quintas bohemias, donde repasa sus relaciones con escritores, m¨²sicos, artistas a lo largo de una vida repleta de arte y lucha.
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