La sant¨ªsima trinidad de la cumbia
Un recorrido por la historia y las figuras de esta m¨²sica popular americana
"Carinitou", as¨ª, de esa forma tan propia del que ha sido parido en el far west que inmortaliz¨® Sergio Leone en sus spaghetti western, el cantautor estadounidense Howe Gelb presentaba en septiembre pasado, en la radio alemana Byte FM, uno de los surcos de la ambiciosa ¨®pera country rock Tucson, el flamante ¨¢lbum de su epid¨¦rmica agrupaci¨®n Giant Giant Sand. A medida que la canci¨®n avanzaba, ese nombre castizo mal pronunciado, tras dejar atr¨¢s el golpe al tambor ragga de su obertura, comenzaba a transformarse en una interpretaci¨®n muy respetuosa, con metales, charango y esp¨ªritu andino incluido, de Cari?ito, cl¨¢sico de la cumbia peruana, perteneciente al prol¨ªfico repertorio de ?ngel An¨ªbal Rosado Garc¨ªa, otrora l¨ªder y fundador de la banda Los Hijos del Sol. Si bien Los Lobos o Calexico ya hab¨ªan hurgado en el ritmo de manufacturaci¨®n colombiana, luego de que se estableciera en la cultura popular del norte de M¨¦xico, que este palad¨ªn del folk lo fuera m¨¢s all¨¢, recreando el Altiplano en medio del desierto de Arizona, se tornaba en un triunfo para el g¨¦nero.
Si bien la cumbia disfruta actualmente de uno de sus momentos m¨¢s esplendorosos en todo el mundo, tanto en consumo como en creaci¨®n y producci¨®n, el mayor acierto de la manifestaci¨®n musical ocurri¨®, parad¨®jicamente, en Am¨¦rica Latina. Aunque siempre se mantuvo en actividad, b¨¢sicamente en el circuito dedicado a los estilos tropicales, durante la ¨²ltima d¨¦cada se sacudi¨® el mote marginal que le achacaron a lo largo de a?os para instalarse en la intelligentsia de la regi¨®n. Y es que luego de que la clase media le ofreciera resistencia una y otra vez, el niche, parafraseando la canci¨®n Ligia Elena de Rub¨¦n Blades, finalmente se col¨® en la blanca sociedad. Sin embargo, esto no hubiera sucedido sin el auxilio for¨¢neo. De la misma forma que ocurri¨® desde el inicio de las historias republicanas de nuestros pa¨ªses, el gringo, a partir de su curiosidad por lo ex¨®tico, lo ajeno, lo imposible, lo ausente o lo inconseguible, siempre le demostr¨® a la burgues¨ªa biempensante los atributos de la cultura popular local a la que esta ningune¨® y reemplaz¨® por los estereotipos primermundistas.
A fines de los noventa, despu¨¦s de que el rock mestizo, de la mano de Manu Chao (un claro ejemplo de lo anteriormente se?alado, pues, hasta la aparici¨®n en el mapa musical del francoespa?ol, en Am¨¦rica Latina era inaceptable el encuentro entre rock y tradici¨®n), rompiera esquemas y acostumbrara el o¨ªdo a la fusi¨®n, la cumbia, el ¨²nico adem¨¢n que realmente a¨²na a este inmensa extensi¨®n territorial que va del R¨ªo Grande hasta la Tierra del Fuego, aparte de las crisis, se abri¨® paso entre el sonido combativo para convertirse tambi¨¦n en fuente de inspiraci¨®n de la electr¨®nica. Al tiempo que los arquetipos locales del beat pasaban horas en su estudio tratando de aprender y adaptar las ¨²ltimas tendencias globales, tres europeos, hastiados por tanta modernidad, comenzaron a sentirse atra¨ªdos por la sencillez de la m¨²sica popular de esta vera del Atl¨¢ntico para rehacer sus est¨¦ticas. Richard Blair, Uwe Schmidt y Dick Verdult, casi en simult¨¢neo con los cambios pol¨ªticos y sociales que experimentaba Am¨¦rica Latina, concibieron una forma novedosa de entender la cadencia que tiene en La pollera color¨¢ su himno universal.
Luego de trabajar con Tot¨® la Momposina en el disco La candela viva, en 1993, el ingl¨¦s Richard Blair recibi¨® la invitaci¨®n de la cantante colombiana para que la visitara en su pa¨ªs. Si bien su idea era pasar un mes, al final decidi¨® cambiar su trabajo en el sello Real World, de Peter Gabriel, para sumergirse en la m¨²sica local de la naci¨®n cafetera. Cuatro a?os m¨¢s tarde, en pleno auge del drum and bass, fund¨® el laboratorio Sidestepper, al que luego se sum¨® el cantautor Iv¨¢n Benavides, en el que combina la tradici¨®n sonora del pa¨ªs sudamericano con la electr¨®nica. ¡°No me como el cuento de que somos los creadores de esta movida¡±, afirma el artista formado en las filas del punk, y que en los ochenta fue ingeniero de sonido para realizaciones de Daniel Lenois, Brian Eno y Sin¨¦ad O¡¯Connor. "Esto era algo que estaba pasando en muchos lugares del mundo. La gente buscaba c¨®mo hacer su propia m¨²sica, rescatando sus ra¨ªces. Esa mezcla la probamos reci¨¦n en nuestro ¨¢lbum 3AM: In Beats We Trust (2003), pues antes lo que hac¨ªamos era m¨¢s salsero".
A pesar de que Colombia en este momento ostenta una de las escenas m¨¢s originales y potentes de Sudam¨¦rica, encabezada por bandas del temperamento de Bomba Est¨¦reo y Systema Solar, en cuyas propuestas cohabitan modernidad y tradici¨®n, a fines de los noventa esto era inimaginable. "Yo llegu¨¦ para buscar el folclore y los tambores porque me emocionaba, era algo nuevo para m¨ª, y en Colombia todo iba al rev¨¦s. En ese entonces me preguntaban: 'Qu¨¦ hace usted trabajando con esa vaina. Nadie quiere eso'. No pod¨ªa decirle nada a la gente porque era un roquero ingl¨¦s que hab¨ªa venido para hacer m¨²sica tropical", recuerda Blair desde Bogot¨¢ mientras prepara el quinto ¨¢lbum de Sidestepper. "Eso estaba fuera de las modas, pero hoy en d¨ªa no hay grupo que no tenga su maraca, sus tambores y su melod¨ªa folcl¨®rica. El a?o pasado hab¨ªa unas 20 agrupaciones colombianas girando en Europa. Para m¨ª es muy grato porque esta es una naci¨®n muy musical, tanto como Cuba, Nigeria o Irlanda, y tuve miedo de que nada de esto sucediera".
Trabajo bisagra
En 2000, tres a?os luego de que Sidestepper pusiera a la venta su ¨¢lbum debut, Southern Star, el productor alem¨¢n Uwe Schmidt, a trav¨¦s del ¨¢lter ego Se?or Coconut y su Conjunto, lanz¨® un trabajo bisagra para la m¨²sica electr¨®nica alrededor del mundo, El baile alem¨¢n, que le sac¨® el dejo de solemnidad a Kraftwerk al tributar su obra al son de la cumbia. "Hice El baile alem¨¢n porque consider¨¦ que Kraftwerk es un elemento cultural relevante, y era necesario establecerlo como parte de nuestra tradici¨®n", explica desde Santiago de Chile el icono del beat. "Aunque para los europeos Latinoam¨¦rica es una cuesti¨®n bien amorfa, creo que lo mismo pasa al rev¨¦s. Muy poco se sabe ac¨¢ acerca de mi pa¨ªs. Alemania tiene un par de par¨¢metros culturales que la identifican ante el p¨²blico en el exterior. Uno es Kraftwerk, y otro el krautrock. Pero el desarrollo de la m¨²sica all¨¢ ha sido bastante complicado luego de la Segunda Guerra Mundial, debido a que Estados Unidos impuso sus leyes y culturas. Mi generaci¨®n creci¨® escuchando el funk y la m¨²sica disco, incluso el techno tuvo que ver m¨¢s con los gringos que con Kraftwerk".
Aunque El baile alem¨¢n es considerado un trabajo influyente para la cumbia digital, tres a?os antes de su edici¨®n Jorge Gonz¨¢lez, ex l¨ªder del grupo m¨¢s importante del rock chileno, Los Prisioneros, part¨ªcipe asimismo del segundo elep¨¦ de Se?or Coconut, present¨® el proyecto Gonzalo Mart¨ªnez, en el que compil¨® cl¨¢sicos de la cumbia para remojarlos en electr¨®nica, y que dej¨® como legado el ¨¢lbum Gonzalo Mart¨ªnez y sus Congas Pensantes. No obstante, la decisi¨®n de Schmidt de radicarse en la capital sudamericana en 1996, si bien despert¨® a la escena de ese pa¨ªs, aunada a la di¨¢spora de artistas del g¨¦nero de origen austral en Europa, no fue musical. "Dicen que fui influyente, aunque no s¨¦ de qu¨¦ manera", afirma el artista que lleva adelante la dupla de reguet¨®n raver Surtek Collective. "Cuando llegu¨¦ a Chile, no quer¨ªa involucrarme con su escena, aunque en esa ¨¦poca no exist¨ªa. Mi decisi¨®n de mudarme era una cosa ¨ªntima. Era un pa¨ªs muy tranquilo en el que pod¨ªa estar aislado de influencias, y de una movida obvia. Pero el esp¨ªritu de sus fiestas y DJ me record¨® al Berl¨ªn de comienzos de los noventa. Y eso me gust¨®".
Cuando regres¨® a Argentina, el holand¨¦s Dick Verdult sinti¨® la necesidad de rendirle homenaje al pa¨ªs donde pas¨® algunos de los momentos m¨¢s bonitos de su adolescencia. "En 1966 viv¨ª en un barrio de clase media como Acassuso (provincia de Buenos Aires). Ah¨ª la gente cultivaba el gusto por la m¨²sica europea, y sent¨ªa que eso era pat¨¦tico. Aunque, al mismo tiempo, las mucamas y los trabajadores de la calle ten¨ªan una fuente cultural aut¨®ctona", comparte el artista pl¨¢stico y realizador audiovisual, que cuando se pone el traje de cantante (literalmente, pues usa un jogging estampado con un esqueleto) utiliza el alias de Dick el Demasiado. "Lo que pude ofrecer, y lo que hice es ser de afuera. As¨ª que asum¨ª ese papel de extranjero, y us¨¦ esa perspectiva". As¨ª naci¨® su "cumbia experimental". "La llam¨¦ as¨ª porque me parec¨ªa una buena paradoja. Pero cuando invent¨¦ el nombre, nunca cre¨ª que iba a tomarse tan seriamente y a considerarse una categor¨ªa. La cumbia tiene sus leyes, el experimento no. Pens¨¦ que se iba a asumir con humor. Ahora que se cree un estilo, me parece que se desvirtu¨®. Y si algo odio son las categor¨ªas¡±.
Tras el estallido social que sacudi¨® al pa¨ªs en 2001, el exponente que lleg¨® a registrar en vivo a Joy Division en 1980, en un concierto en Eindhoven, considerada una de las grabaciones de mejor calidad del grupo (se puede apreciar en el documental Joy Division, de Grant Gee), organiz¨® en 2003, en Buenos Aires, la primera versi¨®n del Festicumex, festival de cumbia experimental que se convirti¨® en el punto de partida de una escena que actualmente tiene en el colectivo Zizek a su principal referente. "Cort¨¦ con el Festicumex cuando la gente pens¨® que era pura pachanga. Se parece a un festival, pero hubo detr¨¢s otra construcci¨®n". Y es que el m¨¦rito substancial de Dick el Demasiado, que hasta la fecha lanz¨® cuatro discos, el ¨²ltimo se titula Sin pues, nada (2006), es quitar los prejuicios que la modernidad erigi¨® para con el ritmo tropical. ¡°Desde el comienzo, fui midiendo c¨®mo reaccionaba el p¨²blico frente a lo que hac¨ªa. Peleaban sobre si lo m¨ªo era m¨²sica electr¨®nica o cumbia. Hab¨ªa mucho desprecio. Aunque logr¨¦ que la gente volteara hacia atr¨¢s en lugar de mirar a Puerto Madero¡±.
Grant C. Dull es uno de los fundadores de Zizek. Cuando la labor de m¨¢nager del sello del colectivo argentino de cumbia y folclore digital ZZK Records, que acaba de poner a la venta el compilado Future Sounds of Buenos Aires, se lo permite, este tejano, residente en Argentina desde 2004, y quien asegura que nunca supuso que "estar¨ªa en los ritmos tropicales", le saca chispas a la pista de baile, detr¨¢s de las bandejas, con el seud¨®nimo de El G. Esta imaginer¨ªa clubber, cuya denominaci¨®n est¨¢ inspirada en el apellido del c¨¦lebre fil¨®sofo esloveno, celebr¨® la semana pasada su sexto aniversario con una fiesta en el porte?o Niceto Club. Al mismo tiempo, all¨¢ arriba, en Estados Unidos, un franc¨¦s se sum¨® a la selecta ¨¦lite de extranjeros que cruzaron el charco seducidos por los secretos de la bailanta. Oliver Conan, a partir de su fanatismo por la cumbia peruana, form¨® el grupo Chicha Libre, y cre¨® una disquera, Barbes Records, con la que publica material de varias bandas y gan¨® notoriedad tras lanzar el compilado The Roots of Chicha (2007), que incluye, por supuesto, Carinitou.
Tambi¨¦n en 2007, agotado de la f¨®rmula de bossa nova, funk, soul y jazz que patent¨® con su banda The Quantic Soul Orchestra, el ingl¨¦s William Holland, m¨¢s conocido como Quantic, lleg¨® a Cali para interiorizarse sobre los misterios de la salsa, lo que qued¨® de manifiesto en el ¨¢lbum Tropid¨¦lico, lanzado ese mismo a?o, y en el disco debut del proyecto Quantic Presenta Flowering Inferno, de 2008. Sin embargo, de la misma forma que le sucedi¨® a Richard Blair, el productor, DJ y multiinstrumentista qued¨® tan embrujado con el acervo sonoro tradicional colombiano que se estableci¨® en ese pa¨ªs, donde arm¨® el grupo Quantic and his Combo Barbaro, con el que lanz¨® dos t¨ªtulos, y m¨¢s recientemente el colectivo que causa sensaci¨®n en todo el mundo: Ondatr¨®pica, en el que junt¨® fuerzas con el bogotano Mario Galeano, de El Frente Cumbiero, para llevar adelante una iniciativa del British Council que consisti¨® en reunir a los m¨²sicos emblem¨¢ticos de la vieja y la nueva guardia de la naci¨®n cafetera, grabar un CD doble (titulado igual que el proyecto) y actuar en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres. Medalla de oro.
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