Dios
Se ha o¨ªdo muchas veces en el cine, a veces con tono elegiaco, o sat¨ªrico, con patrioterismo cutre, o con estrat¨¦gica sensibler¨ªa, con sentido ¨¦pico, con autentica emoci¨®n, en finales tr¨¢gicos, en finales felices, exaltando la supervivencia, en medio de la pena, en medio de la alegr¨ªa, la frase ¡°Dios bendiga a Am¨¦rica¡±. Lo cantaban en el bar que dio cobijo a los momentos m¨¢s gratos de su juventud un grupo de gente rota, intentando darse calor, homenajeando a los que sobrevivieron al infierno de Vietnam, a los que esa guerra dej¨® tullidos por dentro y por fuera, al que su desesperaci¨®n muda hizo que se volara los sesos jugando a la ruleta rusa, a los que les quer¨ªan y les esperaron, en la emocionante secuencia final de la hermosa El cazador.
Creo recordar que la anhelada bendici¨®n de ese ser que mora en las alturas sobre las criaturas que el cre¨® para que habitaran la tierra, es la forma habitual y ritual con la que cierran su discurso victorioso los hombres que alcanzan o renuevan la presidencia de Estados Unidos. Creo que incluso lo hacen tambi¨¦n los que pierden. Aunque imagino, pensando en las estad¨ªsticas sobre las creencias de los hombres, que entre todos los timoneles de la patria que ha tenido Estados Unidos, forzosamente tiene que haber algunos agn¨®sticos o ateos. Pero recurrir a Dios sirve para todo, incluso para declarar guerras contra los malos, que siempre son los otros.
Obama, al que muchos de sus compatriotas consideran un islamista disfrazado (no es broma, y esa certidumbre no se la ha provocado el ¨¢cido lis¨¦rgico ni el exceso de alcohol), tambi¨¦n ha recurrido a la bendici¨®n del Todopoderoso sobre su pa¨ªs para cerrar su vibrante y admirable discurso. Vale, ¨¦l sabr¨¢. Pero lo que no pod¨ªa imaginar era que en un debate de TVE-1 sobre su triunfo, dos directores de peri¨®dicos espa?oles certifiquen que solo funcionan bien las naciones que creen en el Alt¨ªsimo. O sea, que las irreductible fe de los gobiernos en Dios, sus sobrenaturales creencias, son la garant¨ªa de su eficacia y del bien colectivo. Consecuentemente, la laxitud moral de algunos pa¨ªses solo puede conducirles al fracaso. Pero todas las naciones fuertes, segun esta mente l¨²cida, practican el culto a Dios. Digo yo, que tambi¨¦n incluir¨¢ a Al¨¢, Buda, Mahoma, Yahv¨¦ y dem¨¢s. Repito: no era un chiste ni un alarde surrealista. Y alucinas. Y sientes verguenza ajena.
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