El detective cocinillas
Las recetas del personaje de V¨¢zquez Montalb¨¢n se reeditan en el volumen ¡®Carvalho gourmet¡¯
¡°Am¨® Manolo la cocina de vanguardia, planeaba con Ferran Adri¨¤ una nueva fisiolog¨ªa del gusto, casi dos siglos despu¨¦s de la de Brillat-Savarin, y sus cenizas fueron esparcidas por Cala Montjoi como cebo para las langostas de Cap de Creus¡±. As¨ª cuenta el gastroperiodista Pau Aren¨®s en el pr¨®logo de Carvalho gourmet y advierte a los lectores curiosos de que Manolo se rejuvenec¨ªa con lo gastron¨®mico.
En verdad, Manolo (para los amigos) V¨¢zquez Montalb¨¢n era un disfrut¨®n que maduraba en sabidur¨ªa culinaria seg¨²n visitaba restaurantes y, por ende, su conocido personaje, el detective Carvalho, segu¨ªa los pasos de su creador. Y adem¨¢s de comer en cocinas ajenas, era un consumado cocinero. Carvalho era cocinillas, pero con eso le bastaba para seducir y meditar entre las cazuelas. Sus recetas caseras, trufadas con los casos que investigaba y sus aventuras por el mundo, se concentran en un volumen que V¨¢zquez cocin¨® en 1989 como Las recetas de Carvalho y que ahora, con el t¨ªtulo Carvalho Gourmet, vuelve a editar Planeta. Forma parte de las reediciones de libros del autor catal¨¢n (Barcelona, 1939-Bangkok 2003) para conmemorar ¡°40 40 a?os de estrecha amistad con el autor que revolucion¨® el g¨¦nero negro y sent¨® las bases de la novela policiaca moderna¡±.
Hay otros detectives por el mundo que meten las manos en la masa, como el comisario Brunetti criatura de la escritora estadounidense Donna Leon. Pero mientras este italiano olfateador de cr¨ªmenes se mueve en los mercados de Venecia, Carvalho es un viajero, un gastron¨®mo global , y adem¨¢s sali¨® antes que Brunetti a comerse el mundo. Y compart¨ªa sus andanzas de explorador gourmet con su ayudante Biscuter, que incluso ¡±creci¨® dos palmos¡± al probar una comida en El Celler de Can Roca.
Las andanzas de Pepe Carvalho con el comer y el beber han dado para mucho en la obra de V¨¢zquez Montalv¨¢n, y tambi¨¦n escribi¨® largo y tendido sobre asuntos culinarios al margen del sabueso Carvalho. El escritor tiene una extensa gastrobibliograf¨ªa. A los pocos a?os de su muerte, en 2008, se recopil¨® (Zeta), la serie Carvalho gastron¨®mico. ¡°La sordidez de la novela policiaca m¨¢s o menos convencional no excluye apuestas por los placeres¡±, escribi¨® el autor, y la comida, por supuesto, le daba gran placer en la vida real y en la de ficci¨®n.
?Y la bebida? Otro placer, pero con condiciones. Un di¨¢logo en la novela Quinteto de Buenos Aires lo dice todo: ¡°- No me hagas hablar m¨¢s. Tengo sed. Sed de agua. ¨C La sed de agua es primitiva, la sed de vino es cultura y la sed de un buen c¨®ctel es sin duda la m¨¢s elevada.¡±
¡°Hay que beber para recordar y comer para olvidar¡± son las palabras de Pepe Carvalho que arrancan el libro ahora reditado, Carvalho gourmet. Su padre literario, V¨¢zquez Montalb¨¢n, alega en el pr¨®logo que no se responsabiliza de los gustos del detective ¨C¡°le van los platos hondos y entre lo dulce y lo salado se decanta por lo salado, prueba evidente de primitivismo¡±- pero aprovecha para reivindicar la cocina ¡°como una met¨¢fora de la cultura¡±. Y de cultura, y sociolog¨ªa (entre otras muchas cosas) llena las p¨¢ginas: desde un simple pan con tomate a una tripa catalana con jud¨ªas, un arroz picante con conejo, unas m¨²rgulas con vientre de tocino o unos higos rellenos a la siria. El men¨², en m¨¢s de 400 p¨¢ginas, es largo; servido en intensos bloques: ¡°las minucias de lo cotidiano¡±, ¡°la soledad de los platos de fondo¡±, ¡°la cocina de los pecados veniales¡±, ¡°la cocina de los pecados mortales¡± y ¡°comer es inocente¡±.
En suma, un libro sabroso. Por lo literario y por lo gastron¨®mico.
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