Santiago de la Fuente, el cart¨®grafo de la Rep¨²blica Dominicana
El jesuita gallego edit¨® la primera geograf¨ªa que tuvo el pa¨ªs antillano
¡°A mi hermano nunca le van a poner una calle¡±, auguraba hace un par de a?os Vicente de la Fuente, que de las veleidades del callejero urbano puede saber lo suyo porque fue el primer alcalde democr¨¢tico que tuvo Betanzos. En esta peque?a ciudad coru?esa nacieron tanto ¨¦l como Santiago, ese hombre reci¨¦n fallecido al que ning¨²n pol¨ªtico piensa en pagar los favores prestados con la inauguraci¨®n de una placa. Santiago de la Fuente, sin embargo, sobrevivir¨¢ guardado dentro de los pupitres. Al menos de los pupitres de aquellos alumnos privilegiados que en la Rep¨²blica Dominicana pueden pagarse los libros de texto.
La suya fue la primera, y sigue siendo 36 a?os despu¨¦s, casi la ¨²nica geograf¨ªa sobre el pa¨ªs. En 1968, ocho a?os antes de la primera edici¨®n para escolares (luego hubo otra ampliada para universitarios), De la Fuente se convirti¨® en sacerdote jesuita en un viaje de vuelta a Betanzos que no dur¨® mucho. Era de vuelta, efectivamente, porque siendo novicio, con 19 a?os, hab¨ªa sido destinado de profesor a las Antillas y luego hab¨ªa terminado sus estudios de Educaci¨®n y Teolog¨ªa en Chicago. Cuando volvi¨® a Galicia a ordenarse le falt¨® tiempo para regresar a La Espa?ola. Amaba demasiado la Dominicana, una tierra que conoci¨® de rebote en su primer viaje tras ser expulsado de Cuba por el r¨¦gimen. Enseguida se nacionaliz¨® en aquel pa¨ªs y, aunque m¨¢s adelante lleg¨® a vivir toda una d¨¦cada en su localidad natal, en Dominicana envejeci¨®, enferm¨® y muri¨® a causa de un proceso infeccioso en la madrugada del 10 de diciembre, con 74 a?os, todav¨ªa con la esperanza de cambiar la suerte de la naci¨®n.
En el colegio jesuita de Santo Domingo de Guzm¨¢n se hizo cargo de las asignaturas de Geograf¨ªa de la Rep¨²blica y Econom¨ªa, y fue entonces cuando empez¨® a tomarle las medidas f¨ªsicas y pol¨ªticas al territorio. Las coordenadas y los accidentes geogr¨¢ficos que explor¨® los fij¨® y divulg¨® en sus libros, y la dimensi¨®n de los sucesivos mandatarios del pa¨ªs inspir¨®, sobre todo, lecciones y art¨ªculos period¨ªsticos. Desde sus columnas en los rotativos Hoy y List¨ªn Diario arremeti¨® contra todos los poderes, incluida la c¨²pula nacional de la Iglesia. Aunque siempre entendi¨® que todas las desventuras de la Rep¨²blica Dominicana eran en realidad una herencia de los Reyes Cat¨®licos.
Tambi¨¦n articulista, arremeti¨® contra todos los poderes, incluido la Iglesia
As¨ª se lo explicaba desde el primer d¨ªa de curso a sus pupilos de quinto de bachillerato. El religioso evitaba deliberadamente llamar La Espa?ola a la isla compartida con Hait¨ª, porque lo que arrib¨® al lugar en el barco de Col¨®n no fueron, seg¨²n afirmaba a sus alumnos, m¨¢s que desprop¨®sitos administrativos y perjuicios econ¨®micos. La Espa?a imperial oblig¨® a los puertos a respetar el monopolio comercial que les impuso, y las poblaciones que osaron burlarlo fueron castigados hasta la ¡°devastaci¨®n¡±.
El segundo libro de Geograf¨ªa dominicana, la versi¨®n universitaria, fue consecuencia del primero, y el primero lo edit¨® para que sus propios alumnos tuviesen alg¨²n material con el que formarse. En el pa¨ªs no hab¨ªa nada. Para conseguir cartograf¨ªas fiables tuvo que recurrir a universidades extranjeras e incluso a la Armada de Estados Unidos.
De la Fuente fue enterrado el mi¨¦rcoles pasado. Los miembros de su comunidad esperaron dos d¨ªas velando el cad¨¢ver a que llegase el vuelo de Espa?a con la familia. Ten¨ªa p¨¢rkinson y hac¨ªa a?os que precisaba un andador. Hace poco los exalumnos reeditaron sus art¨ªculos combativos. Alguno record¨® que, cuando terminaban bachillerato y dejaban el colegio, el gallego se desped¨ªa entreg¨¢ndoles mensajes personalizados para la vida.
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