Goya y Vel¨¢zquez se van de gira
El Prado busca financiaci¨®n en ¨¦poca de crisis con su labor de diplomacia cultural La muestra que ahora est¨¢ en Houston ha reportado tres millones al museo
De Houston a Zaragoza. De Brisbane (Australia) a Santiago de Compostela. El viejo Prado se ha revelado como un formidable trotamundos para adaptarse al siglo XXI y a sus exigencias de globalidad. Unas 170 obras de la colecci¨®n, esa ¡°catedral laica¡± que amaba G¨®mez de la Serna, se encuentran en estos momentos de viaje, en una trashumancia que Miguel Zugaza, su director, define como la de un museo que tambi¨¦n sabe ser ¡°n¨®mada¡±.
?l mismo inaugur¨® ayer en Zaragoza la muestra Rubens, Brueghel, Lorena. El paisaje n¨®rdico en el Prado, comisariada por Teresa Posada. Y la semana pasada viaj¨® a Estados Unidos a presentar en Houston Portrait of Spain. Masterpieces from the Prado, reuni¨®n a cargo del conservador Javier Port¨²s de obras maestras de las colecciones ¡ªentre fondos ocultos e imprescindibles de la permanente, de Vel¨¢zquez a Goya, de Ribera a Tiziano¡ª para mostrar un retrato de Espa?a desde los Austrias hasta el XIX.
Las excursiones de los fondos de la pinacoteca al extranjero (la muestra de Port¨²s pas¨® el verano en el invierno austral de la Queensland Art Gallery, en Brisbane) cumplen una doble funci¨®n: de diplomacia cultural (?puede haber mejor emisario del alma espa?ola que Zurbar¨¢n?) y de b¨²squeda de nuevas formas de financiaci¨®n. Por esta aventura, que hay que contextualizar en un momento de crisis y puede despertar recelos entre los puristas, el Prado ha ingresado unos tres millones de euros en 2012.
En los balances de un gran museo todo suma. Y mucho m¨¢s ahora, que las aportaciones p¨²blicas est¨¢n en franca retirada: los ¨²ltimos presupuestos depararon a la pinacoteca un recorte del 30% en la inversi¨®n p¨²blica, que qued¨® en la exigua cifra de 11 millones de euros. La instituci¨®n cuenta con un presupuesto de 38 millones, de los que 27 provienen de los fondos propios (ah¨ª entrar¨ªan los r¨¦ditos del nomadismo). En las previsiones del equipo director y del patronato figura que ese reparto entre aportaciones p¨²blicas y privadas se incremente en los pr¨®ximos a?os hasta dibujar en 2016 un pastel en el que el 30% provenga de lo estatal y el 70%, de lo propio). Tanto si llega la ansiada Ley de Mecenazgo, como si no.
La aportaci¨®n p¨²blica ha ca¨ªdo un 30%, hasta los 11 millones de euros
Distinto caso es el de las excursiones nacionales, como la de ayer a Zaragoza (exposici¨®n que se hab¨ªa visto antes con ¡°gran ¨¦xito¡± en Valencia y Santiago de Compostela). Por ellas, el museo no recibe ¡°donaciones¡±, pero s¨ª el patrocinio de la Fundaci¨®n La Caixa (que tambi¨¦n apoy¨® la reciente muestra de Goya en Barcelona). Es solo otra prueba de la implicaci¨®n creciente de la sociedad civil en la pinacoteca. Hace tiempo que detr¨¢s de cada gran iniciativa del Prado hay una de las seis benefactoras habituales: Axa, BBVA, Acciona, Telef¨®nica e Iberdrola son las otras cinco.
Estas firmas tambi¨¦n acompa?an al museo en sus viajes al extranjero. La exposici¨®n de Houston cuenta, por ejemplo, con el apoyo de BBVA Compass, filial del banco espa?ol en EE UU, que, por cierto, tambi¨¦n da nombre al estadio de f¨²tbol de la ciudad, la casa de los Houston Dynamo.
Todos estos gestos de adaptaci¨®n a los tiempos est¨¢n muy lejos (y lejos seguir¨¢n, prometen sus responsables) de la pol¨ªtica de franquicias de museos como el Louvre (con su reci¨¦n abierta sucursal en Lenz y su prometido desembarco en Abu Dhabi) o el Guggenheim (de Nueva York a Bilbao, Venecia, Berl¨ªn o, de nuevo, Abu Dhabi).
Despu¨¦s de todo, las colecciones del Prado no son tan amplias como las del Louvre (ya lo dijo Antonio Saura: ¡°Este museo no es el m¨¢s extenso, pero s¨ª el m¨¢s intenso¡±) y, adem¨¢s de la pol¨ªtica habitual de pr¨¦stamos de cualquier gran pinacoteca (250 cuadros salen del Prado al a?o para colaborar en exposiciones de otros centros), el museo nacional cuenta con eso que se llama ¡°Prado disperso¡±: las 3.500 obras que salieron en 1872 de los fondos madrile?os para ser depositados en museos de toda Espa?a cuando la anexi¨®n del Museo de la Trinidad hizo crecer las colecciones reales.
¡°Lo m¨¢s importante de las iniciativas de Houston o Brisbane¡±, explica Miguel Zugaza, ¡°es para nosotros, m¨¢s que obtener la donaci¨®n, acercar la historia de Espa?a a trav¨¦s del gran arte espa?ol. A un lugar ajeno a la sensibilidad occidental como Australia, y a un sitio con gran penetraci¨®n hispana, en el caso de EE UU. En ning¨²n caso es nuestra intenci¨®n salir al mercado a ofrecer exposiciones al mejor postor. Todo tiene que tener un sentido¡±. Cita como inspiraci¨®n de esta idea de ¡°diplomacia cultural¡± el trabajo que ha venido desarrollando Neil McGregor al frente del Museo Brit¨¢nico.
La embajada enviada a Houston es, sin duda, excepcional. El cacharrero, espectacular cart¨®n de Goya; Cristo con la cruz a cuestas, de Tiziano; La Inmaculada Concepci¨®n de Aranjuez, de Murillo; El dios Marte, de Vel¨¢zquez, o el Agnus Dei, de Zurbar¨¢n, son algunas de las joyas que han cruzado el charco por primera vez.
Babelia
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