?C¨®mo se escribe la historia de la danza?

?C¨®mo se escribe la historia de la danza? Pues b¨¢sicamente con las publicaciones peri¨®dicas; primero con los grabados, despu¨¦s las fotograf¨ªas. Hoy con los v¨ªdeos. Reportajes, entrevistas, recensiones y cr¨ªticas son la materia desde la que se articula el relato de las artes esc¨¦nicas. Tambi¨¦n toda esa base vivencial, escrita y gr¨¢fica, es ¨²til al estudio cient¨ªfico. El valor de hemeroteca, en el caso de la danza, adquiere tambi¨¦n un toque simb¨®lico ante su fugacidad. Ni el cine puede hacerle competencia, sino que, junto al registro videogr¨¢fico, son su complemento. Hubo una ¨¦poca de euforia donde proliferaron las revistas tanto de teatro como de danza. Hoy casi todas han desaparecido. La danza espa?ola ha carecido de este g¨¦nero de publicaciones hasta un pasado reciente, y en sus inicios, est¨¢ en solitario Dansa-79, con una proyecci¨®n que ahora, a m¨¢s de 30 a?os vista, puede valorarse con toda justicia y con su rol pionero.

Sus tres intr¨¦pidas creadoras siguen en activo en distintas ramas de la danza y una de ellas, Carmen del Val, que colabora con EL PA?S desde Barcelona desde hace m¨¢s de 20 a?os, es quien relata esta apasionante historia de periodismo cultural y amor por la danza.

Pregunta. ?Como surge la idea de la revista Dansa-79?

Respuesta. El culpable de esta locura llena de ilusi¨®n e inconsciencia fue el maestro de ballet Ram¨®n Sol¨¦, en su estudio de danza en el barrio de Gracia de Barcelona coincid¨ª con Montse Garc¨ªa Otzet y con Beatriu Daniel y all¨ª surgi¨® la idea de escribir unas p¨¢ginas sobre lo que ocurr¨ªa en el mundo de la danza peri¨®dicamente. Nos dejamos arrastrar por su entusiasmo, puede decirse que nosotras ¨¦ramos una mecha y solo faltaba que la encendieran. Lo que ten¨ªa que ser unas cuantas fotocopias hablando de danza se convirti¨® en una modesta revista que fue creciendo a lo largo de siete a?os y medio. Fue una aventura marcada por la tenacidad y el entusiasmo.

P. ?La redacci¨®n era en vuestra propia casa?

R. S¨ª, as¨ª era. Los primeros a?os era en mi casa de la calle Mayor de Gracia, y luego, cuando se fue la portera del edificio nos trasladamos a lo que era su vivienda, un peque?o cuarto que luego se convirti¨® en el hueco del ascensor.

P. ?Ten¨ªan entonces alg¨²n apoyo institucional?

R. A partir del n¨²mero 23 en febrero de 1982 empezamos a recibir una peque?a ayuda: 500.000 pesetas de la Generalitat de Catalunya.

P. ?Como buscaban la publicidad?

R. En las p¨¢ginas finales de Dansa-79 se anunciaban las principales escuelas de Espa?a, luego tambi¨¦n las tiendas profesionales de art¨ªculos de danza y tambi¨¦n se anunciaban cursos de ballet o de otras especialidades, como el flamenco o la danza jazz. Obtener publicidad no fue una tarea f¨¢cil sino que se fue consiguiendo a trav¨¦s de visitas personales y llamadas telef¨®nicas. La venta era otro tema, aparte de las subscripciones, para las que al principio nosotras escrib¨ªamos los sobres manualmente, en esos a?os no hab¨ªa ordenador, y luego tambi¨¦n cargamos con las revistas y las distribuimos por los principales kioscos de Barcelona. M¨¢s adelante ya tuvimos una distribuidora.

P. ?Quien dise?aba la revista y como surge el logotipo?

R. El logotipo nos lo dise?o una compa?era de las clases de ballet, Joana Gironella, y el interior de Dansa-79 lo hac¨ªamos nosotras mismas copiando de otras revistas tales como Elle o Dunia, que eran las que ten¨ªamos a nuestro alcance. Nos gustaba un dise?o lo recort¨¢bamos y lo llevamos a qui¨¦n montaba toda la revista antes de llevarla a la imprenta.

P. ?Por qu¨¦ decidieron no seguir adelante?

R. Con la revista no se gan¨® dinero nunca, viv¨ªamos de trabajos paralelos: Montse en una casa de seguros, Beatriu dando clases de danza en un colegio y yo en una entidad bancaria. Todo lo hac¨ªamos por vocaci¨®n, adem¨¢s cont¨¢bamos con la ayuda desinteresada de familiares y amigos. Buscamos amantes de la danza en las principales ciudades espa?olas y nos escrib¨ªan una cr¨®nica sobre lo que ocurr¨ªa en su ciudad gratuitamente: ?esos eran nuestros corresponsales! Y porque lleg¨® un punto que ten¨ªamos que profesionalizarnos y realizar una inversi¨®n de capital y no cont¨¢bamos con medios suficientes, adem¨¢s en el ¨²ltimo a?o dejamos de recibir la subvenci¨®n de la Generalitat de Catalunya por un olvido administrativo.

P. ?Dansa-79 fue en su momento bien aceptada por la profesi¨®n?

R. S¨ª, absolutamente, y adem¨¢s coincidi¨® con la explosi¨®n de la danza contempor¨¢nea en nuestro pa¨ªs. Todos est¨¢bamos llenos de ilusi¨®n, fuimos testimonio del nacimiento de un cap¨ªtulo importante de la historia de la danza que qued¨® reflejado acto a acto, montaje a montaje, en nuestra revista.

P. Hay algunas an¨¦cdotas de cuando os acercasteis a grandes figuras de la danza.

R. Las an¨¦cdotas y los buenos recuerdos son muchos con los que nos han dicho ya varias veces que debemos escribir un libro. Nosotras mismas nos confeccionamos unos carnets de prensa que nos acreditaban como directoras de Dansa-79 y nos colamos en m¨²ltiples teatros y festivales, nacionales e internacionales. Aprovechamos las vacaciones de nuestros respectivos trabajos para viajar y realizar las entrevistas, los reportajes o las cr¨ªticas. Aprendimos sobre la marcha. Cambiamos la playa por la danza, una decisi¨®n de la que ninguna de las tres se arrepiente, sino muy al contrario, fueron unos a?os de enriquecimiento personal que no tienen precio. Por ejemplo, la primera entrevista que Rudolf Nureyev concedi¨® cuando fue nombrado director del Ballet de la ?pera de Par¨ªs fue a nosotras. Le asaltamos cuando sal¨ªa del lavabo mientras ensayaba Romeo y Julieta en la capital francesa. Primero qued¨® sorprendido, pero cuando le dijimos que ¨¦ramos de Barcelona, dijo: "?Oh el Liceo!" y se relaj¨®. Nos tuvo seis horas esperando hasta que le pudimos entrevistar. Maurice B¨¦jart fue m¨¢s cercano y al hablar castellano, tuvimos m¨¢s f¨¢cil la entrevista, que no fue sin una persecuci¨®n sin cuartel, llegamos a tener hasta su tel¨¦fono particular, nos quer¨ªa much¨ªsimo. En esa ¨¦poca no sab¨ªamos ingl¨¦s y nos aprend¨ªamos las preguntas de las entrevistas de memoria sin saber a ciencia cierta qu¨¦ nos contestaba el entrevistado. Eso nos pas¨® con Peter Martins, el director del New York City Ballet. Y una entrevista inolvidable fue la que realizamos a Jorge Donn despu¨¦s de bailar el Bolero de Ravel en su camerino del Palacio de Congresos de Par¨ªs. Hice toda la entrevista arrodillada a sus pies mientras ¨¦l estaba tumbado en una chaise-longe fumando en su inseparable boquilla, la grabadora me temblaba. Alicia Alonso nos invit¨® al Festival de Danza de La Habana y fue una experiencia ¨²nica pues no solo descubrimos a una gran artista sino a una magn¨ªfica mujer con un tes¨®n ejemplar. Ella es un ser irrepetible y eso lo plasm¨¢bamos en la revista. De las entrevistas con artistas espa?oles una de las m¨¢s fascinantes fue la de Antonio Gades, otra personalidad fuera de serie que nos abri¨® generosamente su alma art¨ªstica.

P. ?Qu¨¦ ha pasado con el archivo f¨ªsico (y gr¨¢fico) de la revista?

R. Lo tenemos dividido entre las casas de las tres. Luchamos todav¨ªa para conservarlo, no queremos que se pierda. Las tres tenemos la conciencia de que ah¨ª est¨¢ parte de nuestra historia cultural, adem¨¢s de nuestras vivencias.

P. ?Como ves, con tu experiencia, la situaci¨®n de la danza catalana hoy?

R. Muy preocupante, muchas compa?¨ªas han tenido que cerrar y algunas de las m¨¢s emblem¨¢ticas como por ejemplo Mal Pelo, Gelabert-Azzopardi o Mudances precisamente ahora acaban de firmar un cr¨¦dito con el Institut Catal¨¤ de Finances [entidad de la Generalitat de Catalunya], para poder recibir parte de la subvenci¨®n del 2012, teniendo las compa?¨ªas que asumir los intereses del cr¨¦dito, hecho que provoca que el importe de la subvenci¨®n otorgada disminuya considerablemente y haga peligrar la supervivencia de las modestas estructuras que han creado en estos a?os. Si a ello se suma la ca¨ªda de actuaciones, ya que los teatros p¨²blicos no tienen dinero para contratar espect¨¢culos, nos encontramos ante una situaci¨®n escalofriante que puede da?ar irremediablemente a nuestra danza.