No pisar: charco de sangre
El teatro de la crueldad sube a las tablas del Espa?ol con 'Los Cenci' de Artaud La versi¨®n y direcci¨®n de la obra, estrenada en 1935, es de Sonia Sebasti¨¢n
Hay sangre que lleva corriendo siglos. Por ejemplo, la de los Cenci, que ha empapado m¨¢s de 400 a?os de literatura. Todo empieza en Roma en 1599. Beatriz Cenci es ejecutada por asesinar a su padre, que abusa de ella y tiraniza a su indefensa familia. Puro drama, la historia fascina a Percy B. Shelley cuando descubre a la muchacha en un retrato atribuido a Guido Reni. El resultado de esa fascinaci¨®n ser¨¢ una tragedia en verso publicada por el poeta en 1819. D¨¦cadas m¨¢s tarde, en 1837, es el turno de Stendhal, que recrea la misma historia en sus Cr¨®nicas italianas. Casi un siglo despu¨¦s, finalmente, Antonin Artaud despoja aquel episodio de toda adherencia rom¨¢ntica para dejarlo en los huesos, la piel, la carne y la sangre de Los Cenci,una pieza estrenada en 1935 y que hoy ¡ªy hasta el 3 de marzo¡ª llega al Teatro Espa?ol de Madrid con versi¨®n y direcci¨®n de Sonia Sebasti¨¢n.
Aquel montaje fue un rotundo fracaso y se cay¨® de la cartelera parisiense en dos semanas, pero ha quedado ligado a uno de los manifiestos m¨¢s influyentes de la cultura contempor¨¢nea, El teatro de la crueldad, escrito por Artaud por los mismos a?os que la obra. Como escribi¨® en la revista La B¨ºte Noire, Los Cenci no ¡°constituyen¡± el teatro de la crueldad ¡°pero lo preparan¡±. Para Artaud, la diferencia entre el manifiesto y el drama es la misma que existe ¡°entre el estr¨¦pito de una ca¨ªda de agua o el desencadenamiento de una tempestad, y lo que puede quedar de su violencia en su imagen una vez registrada¡±.
Esas dos v¨ªas ¡ªla violencia y su representaci¨®n, la teor¨ªa y la pr¨¢ctica¡ª las ha tenido presentes Sonia Sebasti¨¢n a la hora de enfrentarse a Los Cenci con Celia Freijeiro en el papel de Beatriz y Celso Bugallo en el de su padre, rol que Artaud, actor y escritor, reserv¨® para s¨ª mismo cuando la estren¨®. ¡°Seguro que Artaud hizo un estupendo Cenci¡±, afirma Sebasti¨¢n. ¡°Es muy dif¨ªcil entender a Francisco Cenci porque es la representaci¨®n del mal, sin psicolog¨ªa y sin tormento¡±.
Maru Valdivielso, Luis Zahera, Daniel Holgu¨ªn, Rolando San Mart¨ªn, Marta Belmonte, Eduardo Mayo y Aaron Lobato completan el reparto de una versi¨®n que su directora describe como ¡°muy basada en Artaud¡± pese a que ha tratado de ¡°contemporaneizar¡± los casi 80 a?os que nos separan del texto original, entre otras cosas, a?adiendo alguna escena necesaria para hacer m¨¢s ¡°comprensible¡± una pieza cuyo argumento parece sacado de las p¨¢ginas de sucesos y tribunales de 2013.
Para Sonia Sebasti¨¢n, no obstante, comprensible no significa realista, de ah¨ª que haya borrado todo rastro de ¡°clasicismo y cotidianidad¡±, algo que ya hab¨ªa hecho con Cervantes en Muere, Numancia, muere (2011), ambientada en el 15-M. ¡°He optado por una puesta en escena que elimine todo lo que evocase lo cotidiano: no he querido acciones del tipo: me siento, pelo una manzana y me la como mientras te digo esto. He buscado algo m¨¢s visual¡±.
Es ah¨ª donde Los Cenci se acerca a El teatro de la crueldad, un manifiesto de combate que sostiene que el teatro ¡°no recuperar¨¢ sus espec¨ªficos poderes de acci¨®n si antes no se le devuelve su lenguaje¡±. ?Y cu¨¢l es para Artaud ese lenguaje espec¨ªficamente teatral? Aquel que no considera el texto como algo definitivo y, frente a la trama, reivindica las luces, los gritos, las onomatopeyas, el humor, la m¨²sica, un ritmo que ¡°muele sonidos¡±, como en un ritual primitivo. De ah¨ª la relevancia que Sonia Sebasti¨¢n ha concedido en su puesta en escena a la percusi¨®n que suena en directo (a cargo de Neus Fontestad y Esther Tortosa) o al trabajo coreogr¨¢fico de Chevi Muraday: ¡°Es movimiento esc¨¦nico cercano a la danza contempor¨¢nea, pero los actores no son bailarines¡±.
Si el Artaud dramaturgo desembarca en Espa?a, su espectro no ha dejado de estar presente. En septiembre pasado y d¨ªas antes de que el Museo Reina Sof¨ªa inaugurara una exposici¨®n dedicada a la influencia del escritor marsell¨¦s en el arte contempor¨¢neo, Jos¨¦ Luis Alonso de Santos minimizaba en una entrevista con Liz Perales su influencia: ¡°Podr¨¢ haber cien mil libros que diserten sobre lo bueno que es Artaud, pero es anecd¨®tico, no tiene ning¨²n inter¨¦s para la historia del teatro. No se han visto sus obras y ni siquiera se tienen que ver, porque ni son obras. Es un globo cultural originado por todo lo que hay alrededor de la palabra cultura. La meta del arte debe ser su renovaci¨®n constante, buscar un arte mejor y conectar con el p¨²blico¡±. Sebasti¨¢n discrepa. ¡°Artaud es el padre del teatro moderno, el que puso en el manifiesto que la sala no deb¨ªa ser necesariamente a la italiana, ?y cu¨¢ntas salas hay ahora que son espacios que integran al p¨²blico en la acci¨®n? El teatro lo ha asimilado, lo que no tiene es mucha obra dram¨¢tica, es m¨¢s te¨®rico¡±. Y cita a autores como Ang¨¦lica Liddell o Rodrigo Garc¨ªa entre los dramaturgos que transitan caminos parecidos: ¡°Abri¨® puertas a un teatro que no era el convencional, del que, por cierto, hay un abuso en la cartelera espa?ola¡±.
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