La CIA: conexi¨®n Hollywood
La agencia estadounidense sirve de inspiraci¨®n a las pel¨ªculas y series del momento Estos proyectos se mueven entre la propaganda y la mayor transparencia
¡°Al llegar vimos unos apaches¡±, asegura el oficial novato. A lo que John Wayne responde: ¡°Si los vio, se?or, no eran apaches¡±. Este famoso di¨¢logo de Fort Apache resume la obsesi¨®n por el enemigo escondido, acechante y letal, ya sean indios, infiltrados comunistas como en la ¨¦poca de la Guerra Fr¨ªa o terroristas islamistas, que ha marcado la visi¨®n de la seguridad de Estados Unidos y que ha sido trasladada tantas veces al cine. Tampoco es una casualidad que la operaci¨®n para matar a Osama Bin Laden llevase el nombre del m¨¢s famoso caudillo apache: Jer¨®nimo.
La CIA y el espionaje siempre han formado parte de la cultura estadounidense pero este a?o, como ha quedado claro en los Globos de Oro que se entregaron la semana pasada, la pasi¨®n por la agencia ha superado todos los l¨ªmites. Dos de los filmes de la temporada, Argo y La noche m¨¢s oscura, la minuciosa reconstrucci¨®n de la caza y captura de Bin Laden, tratan directamente de la organizaci¨®n (y de Oriente Pr¨®ximo, otra obsesi¨®n del cine pol¨ªtico) y una de las series que m¨¢s galardones recogi¨® es Homeland, que va de los mismos temas pero desde la ficci¨®n. A diferencia del Reino Unido, donde los servicios secretos tienen una s¨®lida tradici¨®n literaria que va desde cl¨¢sicos como Graham Greene, Evelyn Waugh, Lawrence Durrell o William Boyd, adem¨¢s de John Le Carr¨¦, claro, en Estados Unidos el espionaje tiene una tradici¨®n mucho m¨¢s popular, est¨¢ mucho m¨¢s cerca de Jason Bourne que de George Smiley, hay mucho m¨¢s cine que grandes obras literarias, con dos excepciones: El fantasma de Harlot (Anagrama), el novel¨®n que Norman Mailer dej¨® inacabado en el que relata la historia reciente de Estados Unidos a trav¨¦s de la CIA, y La compa?¨ªa (Paid¨®s), de Robert Littell, otra rotunda y estupenda novela sobre el mismo tema. De hecho, El buen pastor, la pel¨ªcula de Robert de Niro sobre el nacimiento de la CIA, fue escrita por Eric Roth cuando desisti¨® en su imposible adaptaci¨®n de El fantasma de Harlot.
¡°Los guionistas tienen ahora acceso a m¨¢s datos¡±, dice el escritor Tim Weiner
¡°Desde los setenta, hay pel¨ªculas sobre la CIA¡±, responde por correo electr¨®nico Tim Weiner, autor de la monumental historia de la agencia Legado de cenizas (Debate). ¡°Aunque muy pocas estaban basadas en hechos reales. Creo que ahora los guionistas tienen acceso a m¨¢s datos sobre la organizaci¨®n y por eso se producen filmes m¨¢s realistas¡±, prosigue este investigador, quien cree que la Agencia ¡°trabaja todo lo que puede para mantener una imagen positiva en el cine".
Seguramente por eso hay alguien en Langley feliz por la labor para derrocar a los agentes del FBI como protagonistas: El silencio de los corderos o Expediente X han sido implacablemente derrotados por 24, Homeland o la saga Bourne. Y s¨ª, ellos son m¨¢s duros y torturan: quien se corta las vestiduras con las torturas de La noche m¨¢s oscura no recuerda el m¨¦todo de trabajo de Jack Bauer en 24, o c¨®mo se la gastan en la serie Bourne, donde no todos los directivos de la Agencia eran corruptos. Ya no existen agentes limpios y justos en un mundo blanco o negro como el que se retrata en Argo, sino que en el d¨ªa a d¨ªa triunfa la gama de grises y hasta un analista como Jack Ryan (Juego de patriotas) acaba manch¨¢ndose de barro y sangre. Por cada pel¨ªcula antiCIA que mete el dedo en la llaga de su ineficacia o corrupci¨®n (La cortina de humo, Red de mentiras, Quemar despu¨¦s de leer o La guerra de Charlie Wilson) hay otra que ensalza su labor: Red, con sus agentes jubilados; La prueba, con Al Pacino y Colin Farrell, Venganza, Caza al esp¨ªa, con la agente Val¨¦rie Plame que se enfrenta a los neocons de Bush, o series como Alias.
Ya no existen agentes limpios y justos en un mundo blanco o negro
Quien m¨¢s ha hablado sobre ellos ha sido Chase Brandon, agente y portavoz de la CIA ¡ªs¨ª, hasta ellos tienen portavoces¡ª y que ha estado m¨¢s de una d¨¦cada sirviendo como asesor en Hollywood de las pel¨ªculas sobre la CIA, como P¨¢nico nuclear, Black Hawk derribado o la mencionada La prueba. Tambi¨¦n trabaj¨® en Juego de esp¨ªas, pero el giro de guion, en el que uno de los jefazos de la CIA abandona a un agente de campo a su suerte, llev¨® a la Agencia a no seguir colaborando.
Brandon asegura que la CIA est¨¢ mucho m¨¢s implicada en los guiones y desarrollo de proyectos de lo que se piensa. Y consciente o inconscientemente, las cosas cambian: en los inicios de la saga Bond, los miembros de la CIA no hac¨ªan m¨¢s que patochadas, en los ¨²ltimos t¨ªtulos protagonizados por 007, el agente secreto americano suele ser tan eficaz, profesional y colaborador como el brit¨¢nico. Incluso m¨¢s guapo (Halle Berry). Ahora son ¡ªno hay m¨¢s que ver un Bourne¡ª superprofesionales, de rapid¨ªsima capacidad de intervenci¨®n d¨®nde y cu¨¢ndo sea. Y en ello se queda el p¨²blico, sin recordar que la CIA ni oli¨® el atentado de las Torres Gemelas, porque la agencia est¨¢ recuperando con ¨¦xito su imagen. Paul Barry, el sustituto de Brandon como enlace entre Hollywood y la CIA, encabeza un departamento con 25 personas, asegur¨®: ¡°No subestimemos la influencia de Hollywood¡±.
No est¨¢ claro si el guionista de La noche m¨¢s oscura, Mark Boal, accedi¨® o no a documentos confidenciales ¡ª-lo est¨¢ investigando el Congreso¡ª, pero desde luego existen pocas pel¨ªculas que hayan provocado un aluvi¨®n tan tremendo de reacciones, a favor o en contra y no solamente por todo el debate en torno a si el filme justifica o no la tortura. Hasta el Congreso de EEUU est¨¢ investigando si hubo filtraciones de material reservado. Ni siquiera JFK, el filme de Oliver Stone sobre el asesinato de Kennedy que acaba sugiriendo que el presidente fue liquidado en un complot de la parte oscura de los servicios secretos, el consorcio armament¨ªstico de y la mafia, provoc¨® una polvareda remotamente similar. Steve Coll, autor de Ghost Wars. The secret history of the CIA, Afganist¨¢n and Bin Laden, la despedaza por falsa y tramposa en The New York Review of Books mientras que Mark Bowden, autor de Black hawk derribado y The finish. The killing of Osama Bin Laden, dice exactamente todo lo contrario en The Atlantic.
25 personas trabajan en un departamento de enlace
con la industria
La organizaci¨®n est¨¢ m¨¢s implicada en proyectos de
La pregunta no es tanto porqu¨¦ coinciden tantas pel¨ªculas sobre la CIA a la vez. Despu¨¦s de leer Legado de cenizas es extra?o que no se han hecho m¨¢s filmes como Argo, sobre el disparatado rescate de rehenes en Ir¨¢n despu¨¦s de la revoluci¨®n fingiendo una producci¨®n de Hollywood. La agencia es un pozo sin fondo de historias y es imposible que el cine no explote ese fil¨®n. La cuesti¨®n es por qu¨¦ ahora el 11S, Osama Bin Laden y la guerra de Irak ocupan un lugar tan importante en los estrenos de la temporada.
Paul D. Miller, un antiguo asesor sobre Afganist¨¢n del Consejo de Seguridad Nacional entre 2007 y 2009 y veterano de esta guerra, se preguntaba en su blog si no era demasiado pronto cuando se planteaba ir a ver La noche m¨¢s oscura: ¡°Sent¨ªa, en cierta medida, que la pel¨ªcula violaba mi intimidad¡±. Miller acaba convertido en un gran defensor del filme (y de los m¨¦todos de la CIA).
Hay un momento, en que la ficci¨®n se abre camino, en que temas que parec¨ªan intocables entran de lleno en el cine y la literatura. Tal vez est¨¦ ocurriendo eso en EEUU o tal vez algo m¨¢s sencillo. Todas las novelas de John Le Carr¨¦ giran en torno a dos temas universales, la dificultad para distinguir lo verdadero de lo falso y la lucha para mantenerse moral en un mundo inmoral. En el fondo, todas las pel¨ªculas de esp¨ªas giran en torno a esos dos asuntos universales. Y por eso siempre est¨¢n ah¨ª. Eso s¨ª, asegura Weiner, ¡°ninguna producci¨®n estadounidense alcanza la calidad de la serie de 1979 de la BBC Calderero, sastre, soldado, esp¨ªa con Alec Guiness como George Smiley¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.