Un misterioso magnetismo
'Parsifal,' de Richard Wagner, estar¨¢ en el Teatro Real el 31 de enero y 2 de febrero Thomas Hengelbrock dirigir¨¢ la obra que dura cerca de cuatro horas
En paralelo con el aluvi¨®n de Anillos del Nibelungo que presentan numerosos teatros de ¨®pera este a?o con motivo del segundo centenario del nacimiento de Wagner, algunos de los homenajes m¨¢s sugerentes en 2013 vienen de la mano de Parsifal, el festival esc¨¦nico sacro, de car¨¢cter en cierto modo visionario, que el compositor dej¨® para la posteridad a modo de testamento ¨²ltimo. As¨ª, Christian Thielemann ha elegido Parsifal para inaugurar la nueva etapa del Festival de Pascua de Salzburgo al frente de la Staatskapelle de Dresde. En una fecha tan vinculada a la obra como el d¨ªa de Viernes Santo, Carlos Padrissa, de La Fura dels Baus, pone en pie una puesta en escena para la ?pera de Colonia. Y en otra fecha simb¨®lica, el d¨ªa del nacimiento de Wagner, la ?pera de Manaus aporta una mirada latinoamericana, con director de escena mexicano, Sergio Vela, y direcci¨®n musical brasile?a, Luiz Fernando Malheiro. En este contexto de fascinaci¨®n por la ¨²ltima obra de Wagner se puede situar la original propuesta del teatro Real, en colaboraci¨®n con la Konzerthaus de Dortmund y la Philharmonie de Essen, buscando la sonoridad de la obra en la ¨¦poca en que se estren¨®, gracias a una reconstrucci¨®n de los instrumentos originales y a un seguimiento al pie de la letra de las indicaciones del compositor.
Un art¨ªculo de Minkus Teske, incluido en el programa de mano gratuito, con el t¨ªtulo El sonido del tiempo, desvela muchos datos sobre la posici¨®n de Wagner respecto al sonido, y su relaci¨®n con los constructores de instrumentos, como Wilhelm Heckel, incluyendo infinidad de peque?os detalles ¨Cincluso, man¨ªas- que demuestran la importancia que otorg¨® a la magia sonora en sus composiciones. A modo de ejemplo, en el tema de la percusi¨®n, Wagner fue muy meticuloso con el sonido de las campanas del Grial, experimentando con diversos materiales y encargando diferentes instrumentos para conseguir un sonido cristalino que no acababa de convencerle del todo. Para acercarse a su ideal, la soluci¨®n que han adoptado los responsables de esta propuesta de reconstrucci¨®n sonora es una combinaci¨®n de campanas laminadas, gongs de Java con una afinaci¨®n grave y gongs de Tailandia con una afinaci¨®n aguda.
Llegados a este punto, la cuesti¨®n fundamental es si esta sonoridad, tan diferente a la asentada en la pr¨¢ctica para escuchar la ¨²ltima obra de Wagner, llega o no llega hoy al p¨²blico que la recibe. Visto lo visto en el Real anteayer, los asistentes quedaron mayoritariamente atrapados ya desde el preludio. Bien es verdad que la calidad interpretativa fue de alt¨ªsimo nivel, tanto en el elenco vocal como en orquesta y coros, pero al margen de ello, y de la precisa y entusiasta direcci¨®n de Thomas Hengelbrock -muy apreciado en el Real por sus mod¨¦licas versiones de ¨®peras de Gluck y Mozart-, lo que sal¨ªa a la luz en primer plano era el sonido de la orquesta, con ese ir m¨¢s all¨¢ de la raz¨®n y la sinraz¨®n en el tratamiento musical del festival esc¨¦nico sacro. Dicho de otra forma m¨¢s elemental pero m¨¢s clara: el gran protagonista de la velada era Wagner y la m¨²sica de futuro que compuso para Parsifal. Por encima de los int¨¦rpretes, y gracias al buen hacer de estos. Al no haber tratamiento esc¨¦nico se refuerza adem¨¢s la componente textual y salen a flote con una fuerza misteriosa conceptos como la redenci¨®n, el conocimiento, el deseo, la compasi¨®n, la locura, el misticismo, la piedad, el tiempo y el espacio. Pero, insisto, el centro neur¨¢lgico es la m¨²sica y la pasi¨®n dram¨¢tica que conlleva.
Excelente Hengelbrock, integrada en esta misi¨®n ¡°redentora¡± la orquesta, meritorio el coro de j¨®venes, oportunas las im¨¢genes de la Naturaleza de fondo y sutil el vestuario de las muchachas-flor. De los cantantes el coreano Kwangchul Youn fue el m¨¢s intensamente aplaudido como Gurnemanz M¨¦rito especial tiene la cantante sueca Anna Larsson que sustituy¨® en el ¨²ltimo segundo a Angela Denoke como Kundry, y lo hizo, partitura en mano, con una gran desenvoltura esc¨¦nica y vocal. O¡¯Neill como Parsifal, Goerne como Amfortas, Von Halem como Titurel, Kranzle como Klingsor¡: una gran labor de equipo. Entre todos redondearon una noche musicalmente fascinante.
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