Turqu¨ªa, m¨¢s all¨¢ del clich¨¦
La 32? edici¨®n de Arco parte con resignado des¨¢nimo y una leve esperanza. El arte espa?ol vive momentos dif¨ªciles, mientras en Turqu¨ªa, el pa¨ªs invitado, la situaci¨®n es inversa. Aun as¨ª, lucha por combatir con las ideas estereotipadas sobre su cultura.
Es un lamentable contraste. Mientras la otrora radiante escena art¨ªstica espa?ola pierde su fulgor debido a la crisis, la de Turqu¨ªa est¨¢ en alza. Eso se ve en los centros de arte, museos, galer¨ªas y, en particular, la Bienal de Estambul, que este a?o celebra su 13? edici¨®n y ha consolidado su prestigio. Turqu¨ªa no ha sucumbido a la crisis econ¨®mica que afecta a Europa, y el arte contempor¨¢neo, con una historia corta y hasta hace poco casi irrelevante, cuenta ahora con j¨®venes artistas que est¨¢n entrando en las grandes colecciones de todo el mundo.
Turqu¨ªa es el pa¨ªs invitado este a?o a Arco y pretende con ello mostrar que hay muchas cosas que escapan a los clich¨¦s. Para empezar, la proverbial idea de Estambul como lugar de encuentro entre Oriente y Occidente es algo que muchos turcos rechazan o, al menos, relativizan. Vasif Kortun, comisario de la secci¨®n Focus Turqu¨ªa en Arco, es uno de ellos. ¡°Algo m¨¢s acertado ser¨ªa decir que Estambul est¨¢ situada en un estrecho llamado B¨®sforo¡±, dice. ¡°El B¨®sforo conecta el mar Negro con el Mediterr¨¢neo. Eso es mucho m¨¢s significativo a nivel geopol¨ªtico, estrat¨¦gico e hist¨®rico. Turqu¨ªa ha servido de corredor para el transporte de gas natural y petr¨®leo, y tiene fronteras con Armenia, Bulgaria, Georgia, Grecia, Ir¨¢n, Irak, Siria y Azerbaiy¨¢n. ?Muy complicado! Desde esa perspectiva, el asunto de Oriente y Occidente resulta irrelevante. Los artistas turcos se sienten aburridos de esa eterna dualidad o dicotom¨ªa: Oriente-Occidente, Europa-Oriente Pr¨®ximo, y tambi¨¦n de la idea del legado hist¨®rico otomano como n¨¦mesis de la Europa cristiana. Son asuntos que prefieren dejar de lado¡±.
El comisario Kortun ha sido uno de los impulsores de este milagro turco con vistas a su proyecci¨®n internaciona
¡°Turqu¨ªa es un pa¨ªs culturalmente muy diversificado por lo que no se puede hablar de caracter¨ªsticas que homogeneicen el arte actual. En t¨¦rminos generales, se puede decir que hasta hace unos a?os era una manifestaci¨®n m¨¢s narrativa, centrada en la representaci¨®n. Los m¨¢s j¨®venes han estudiado fuera y vivido en el extranjero, cosa que es habitual tambi¨¦n en otros pa¨ªses. Los artistas turcos son emigrantes, en ese sentido, aunque en general tienen la intenci¨®n de volver¡±, afirma el comisario. Kortun ha hecho la selecci¨®n de galer¨ªas participantes en la feria madrile?a, algunas veteranas y otras m¨¢s j¨®venes. ¡°No hay un criterio definido¡±, explica. ¡°El centro de la escena del arte contempor¨¢neo turco est¨¢ en la capital, de all¨ª son las diez galer¨ªas escogidas. Estas no solo traer¨¢n artistas turcos, tambi¨¦n los habr¨¢ de otras nacionalidades que trabajan y viven en nuestro pa¨ªs, queremos dar la oportunidad a nuevas generaciones de creadores¡±.
Escritor y profesor en artes visuales, Kortun ha sido uno de los impulsores de este milagro turco con vistas a su proyecci¨®n internacional. ¡°He ido a Arco casi cada a?o desde 1988 y recuerdo que en el avi¨®n de Estambul a Madrid yo era el ¨²nico turco que iba a la feria. Desde 2000 cada vez hay m¨¢s coleccionistas, galeristas y gente del mundo del arte que asiste a Arco, el avi¨®n va casi lleno de ellos. Y es que esta feria cumple tambi¨¦n una labor educativa e informativa para los profesionales y amantes del arte¡±.
En un viaje para periodistas, organizado por el pa¨ªs invitado y la feria madrile?a a la capital turca, se pudieron apreciar algunos de los signos de este auge del arte contempor¨¢neo en la ciudad. Las sedes principales ser¨ªan el Museo de Arte Moderno de Estambul, pegado a las orillas del imponente B¨®sforo; la sede de la Bienal de Estambul o las de los centros de artes visuales SALT. Todas ellas, en edificios hist¨®ricos rehabilitados. Los centros SALT, dedicados a las artes visuales y el dise?o, se fundan en una filosof¨ªa particular. En principio, un museo impone lo que es arte y deja fuera lo que no lo es. Lo ¨²ltimo en el campo de la cultura parece ser lo contrario. Lugares donde el dirigismo no viene de arriba ¡ªo no lo parece¡ª, donde todas las artes son transversales, con pocas explicaciones. Un espacio generador de preguntas y reacciones.
SALT, en la calle peatonal Istikl?l Cadessi de Beyoglu, el barrio m¨¢s cosmopolita de la capital turca, no quiere parecer un centro de arte. No hay carteles muy claros de lo que se cuece en ese edificio del siglo XIX restaurado por el arquitecto Han T¨¹mertekin como espacio hipermoderno para el pensamiento experimental y la cultura visual. A pie de calle, una amplia sala con muebles de dise?o recibe al visitante sin imponerle nada. No hay obras de arte ni nada que lo pretenda. Un poco m¨¢s all¨¢ se encuentra un walking cinema, es decir, una sala de proyecciones abierta al paso (si quieres, te quedas; si quieres, te vas) y luego, s¨ª, exposiciones que se desarrollan en las seis plantas. La invitaci¨®n a participar es tan abierta y flexible que sirve como reclamo para suscitar la cr¨ªtica y el debate. En Istikl?l Cadessi hay, adem¨¢s, una treintena de galer¨ªas de arte. Una docena de ellas est¨¢n incluso en el mismo edificio. Por el centro de la calzada pasa un antiguo tranv¨ªa y una multitud de turistas circulan, posiblemente ajenos a la oferta art¨ªstica.
Las galer¨ªas invitadas a Arco son diez: Dirimart, Eipsis, Mana, Nev, Non Pilot, Ma?ka Sanat (MSG), Rampa, Rodeo y X-Ist. Haldun Dostoglu es un hombre maduro, amable y tranquilo. Fundador de la galer¨ªa Nev, es uno de los pioneros de la escena art¨ªstica turca. Es arquitecto de profesi¨®n y como estudiante se uni¨® en 1969 a las protestas de izquierda. En 1984, tras las primeras elecciones libres en el pa¨ªs, decidi¨® establecer esta galer¨ªa, primero en Ankara y tres a?os m¨¢s tarde definitivamente en Estambul. ¡°El Estado liber¨® la econom¨ªa y surgieron muchos emprendedores¡±, recuerda. ¡°En los a?os ochenta no hab¨ªa ni museos, ni galer¨ªas. Un amigo y yo decidimos abrir una galer¨ªa y convenc¨ªamos a nuestros amigos de que nos compraran. En los a?os noventa ya hab¨ªa m¨¢s dinero, pero los coleccionistas se contaban con los dedos de las manos. En 2000 vino el cambio. Los islamistas en el Gobierno comprendieron que para entrar en Europa hab¨ªa que pasar por la cultura. Donaron edificios hist¨®ricos en desuso para museos y actividades culturales y eso dinamiz¨® el arte en todo sentido. Si en los a?os ochenta lleg¨® a haber 20 galer¨ªas en todo el pa¨ªs, ahora hay m¨¢s de cien. La mayor¨ªa las llevan mujeres¡±.
Dostoglu: ¡°Los islamistas en el Gobierno comprendieron que para entrar en Europa hab¨ªa que pasar por la cultura¡±
En cuanto a los artistas, tambi¨¦n hubo una evoluci¨®n. ¡°En los a?os noventa exhib¨ªamos artistas modernos, recuperamos algunos de los que hab¨ªan ido al exilio pol¨ªtico como Abidin Dino (1912- 1993). Pero en los a?os noventa me decant¨¦ por el arte contempor¨¢neo y all¨ª sigo¡±. En los ¨²ltimos a?os se han abierto tres museos privados y ha crecido el n¨²mero de coleccionistas. Se nota que, al menos en el lado occidental del B¨®sforo, hay mucho dinero. ¡°Turqu¨ªa es la ¨²nica econom¨ªa europea que va bien¡±, dice Dostoglu con satisfacci¨®n.
Azgla T¨¹z¨¹noglu es una de esas galeristas que dominan el panorama turco. Vital, guapa y sonriente, esta soci¨®loga y cr¨ªtica de arte est¨¢ al frente de la galer¨ªa Pilot. ¡°Hay un boom del arte contempor¨¢neo en Turqu¨ªa. La bienal nos dio visibilidad¡±, afirma. ¡°Antes Estambul era un desierto, ahora que va cada vez mejor toca no solo ser internacional, sino que el mercado interior crezca gracias a la buena situaci¨®n de la econom¨ªa. El arte contempor¨¢neo se ha convertido en un objeto de deseo y los artistas est¨¢n en el foco de atenci¨®n¡±. Ella lleva artistas como Halil Altindere, uno de los pioneros de la vanguardia desde los a?os noventa, que tiene a partir de hoy una exposici¨®n individual en el Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M), de M¨®stoles (Madrid), o a Bashir Borlakov, un ruso ¡°abducido¡± por Estambul. Por otro lado, Derya Demir, de la galer¨ªa Non, se considera galerista independiente. Viene del mundo de la performance. ¡°Ser galerista es estar con los artistas y elegir cu¨¢les me interesan. Me gustan los m¨¢s arriesgados¡±, apunta.
Rampa es una galer¨ªa que no llega a los tres a?os de antig¨¹edad, pero ya est¨¢ entre las m¨¢s destacadas. Su director, ?zkan Cang¨¹ven, trabaj¨® como comisario de exposiciones en Nueva York y volvi¨® con la convicci¨®n de que el arte turco necesitaba proyecci¨®n. ¡°Solo llevamos artistas turcos y orientamos su carrera a trav¨¦s de comisarios. Tenemos dos artistas en la colecci¨®n del MOMA y acudimos a muchas ferias de arte. Los due?os de la galer¨ªa son arquitectos y coleccionistas¡±.
Hay un claro predominio de obras en las que la provocaci¨®n y la denuncia protagonizan la pieza
La feria de arte de Estambul cerr¨® en noviembre su s¨¦ptima edici¨®n. En la primera hubo 60 galer¨ªas, de ellas solo 10 eran extranjeras. En la ¨²ltima hab¨ªa 110 galer¨ªas, 57 de otros pa¨ªses, y unos 660 artistas. Se ha pasado de 35.000 a 70.000 visitantes. ¡°Queremos estar entre las cinco ferias m¨¢s importantes del mundo¡±, dice Ari G¨¹reli, su coordinador general, con optimismo. ¡°Este desarrollo tiene unas causas: no nos ha afectado la crisis internacional, hemos tenido una pol¨ªtica de Exteriores que ha impulsado nuestra presencia cultural y, gracias a la globalizaci¨®n de capitales, ha aumentado el volumen comercial, lo que ha redundado en una mejora del mercado del arte¡±, dice este catedr¨¢tico de Teor¨ªa del Arte y periodista. ¡°En los pr¨®ximos a?os el papel de Turqu¨ªa va a ser clave en las relaciones entre Oriente y Occidente¡±, se?ala.
Estambul es la ¨²nica ciudad del mundo con una bienal estrictamente pol¨ªtica. ¡°La escena art¨ªstica turca se ha desarrollado a partir de la bienal¡±, subraya Vasif Kortun. ¡°Un creciente grupo de j¨®venes profesionales se fueron integrando a ese contexto. Tambi¨¦n por la madurez que fueron adquiriendo las instituciones que lo han apoyado y exhibido. Todo eso ha fortalecido el sector¡±.
En ediciones anteriores, la Bienal de Estambul se ha ocupado de la discriminaci¨®n de las mujeres, de la homosexualidad, de la desigualdad, de la primavera ¨¢rabe¡
La 13? edici¨®n que comenzar¨¢ en septiembre lleva por t¨ªtulo Mom, am I barbarian?, algo as¨ª como Mam¨¢, ?soy un b¨¢rbaro?, unas palabras que parafrasean uno de los libros de la comisaria y poeta Lale M¨¹ld¨¹r. Las obras que all¨ª se expongan responder¨¢n a una propuesta que pretende redefinir el concepto de civilizaci¨®n y barbarie y cu¨¢l debe ser el papel del arte en ese ajuste de ideas. En esta ocasi¨®n, los artistas (siempre j¨®venes y con una notable presencia de mujeres) exhibir¨¢n sus obras en viejos edificios abandonados y situados entre las partes europeas y asi¨¢ticas de la ciudad.
En ediciones anteriores, la Bienal de Estambul se ha ocupado de la discriminaci¨®n de las mujeres, de la homosexualidad, de la desigualdad, de la primavera ¨¢rabe¡ L¨®gico es que el peso del contenido de la bienal se perciba entre los artistas de las 10 galer¨ªas que protagonizan el programa que Arco dedica a su pa¨ªs invitado. Tendencias y soportes son las mismas que se pueden encontrar en las grandes galer¨ªas europeas o americanas. La mayor parte de estos creadores viven a caballo entre su pa¨ªs de origen, y ciudades que, como ?msterdam o Nueva York, son esenciales para la preparaci¨®n y las relaciones comerciales. No todos expresan esa preocupaci¨®n pol¨ªtica, pero s¨ª hay un claro predominio de obras en las que la provocaci¨®n y la denuncia son protagonistas.
Servet Ko?yigit (Kirgehir, Turqu¨ªa, 1971) trabaja y vive en ?msterdam. En Rampa expondr¨¢ Sunset (2012), una especie de cabecero de cama hecho con ganchillo rojo donde se lee: Fuck You Sunset [Que te follen, puesta de sol]. Seg¨²n cuenta, durante meses una mujer de Estambul se dedic¨® a bordar la frase. ¡°Las palabras pierden su significado cuando las repetimos dos o tres veces, pero la creaci¨®n de esta obra lleva tanto tiempo que la expresi¨®n se renueva constantemente y se vuelve a cargar de significado. Las im¨¢genes representadas en escenarios dom¨¦sticos de Ko?yigit muestran la curiosidad infantil por el hogar y la familia, la estructura social m¨¢s b¨¢sica¡±.
El milagro del arte contempor¨¢neo turco no tiene demasiado misterio
De relaciones laborales habla Ali Kazma (Estambul, Turqu¨ªa, 1971) en su v¨ªdeo titulado Absenc¨¨ [Ausencia] (2011). Es una reflexi¨®n sobre el significado y la actividad del trabajo, de la econom¨ªa, de la producci¨®n y de la organizaci¨®n social. El v¨ªdeo, rodado en blanco y negro, recoge im¨¢genes de gente movi¨¦ndose como aut¨®matas. Kazma presenta una selecci¨®n de sus v¨ªdeos en La Casa Encendida, de Madrid, coincidiendo con la feria. Serhat Kiraz (Estambul, 1954) habla sobre la memoria Construction / Reconstruction (2007), en la galer¨ªa Sanat Galerisi. Las met¨¢foras y las trampas de la historia a partir de lo que recordamos y en funci¨®n de c¨®mo lo hacemos es el tema de su pieza. En Matadero Madrid habr¨¢ una exposici¨®n que reunir¨¢ a varios artistas turcos. Here together now es un proyecto colectivo de los artistas Sibel Horada, ?z ?ztat, Dilek Wincjester, Yasemin Nur, ?zgur Erkok, Husos, Cristina Anglada, Pedagog¨ªas Invisibles y Theo Firmo, coorganizado por SALT.
En resumen, el milagro del arte contempor¨¢neo turco no tiene demasiado misterio. Por el contrario, obedece a una serie de estrategias que tienen en la mira tanto el valor de la cultura como carta de presentaci¨®n de su pa¨ªs en el mundo; el inter¨¦s ¡ªtanto p¨²blico como privado¡ª por desarrollar un mercado y proyectarlo, y las ayudas a la formaci¨®n de j¨®venes creadores. La ausencia de factores como estos, evidentemente, precipita el derrumbe.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.