Asturias, entre el verde y el negro
Se acaba de publicar 'Cajas de m¨²sica dif¨ªciles de parar o el desencanto de Nacho Vegas' El libro, de Carlos Prieto, se centra en la gestaci¨®n del segundo disco del Cantautor. Un ¨¢lbum creado en una regi¨®n que afrontaba con su pesimismo cr¨®nico la decadencia industrial
A Nacho Vegas le dio verg¨¹enza llamar a la emblem¨¢tica cantante de folk asturiano Mari Luz Crist¨®bal Gaunedo. Pese a la admiraci¨®n que profesaba a esta cantante de tonadas tan alejada del rock, no cont¨® con ella para que cantara en su disco Cajas de m¨²sica dif¨ªciles de parar, publicado hace ahora 10 a?os. Este detalle, que revela uno de los primeros acercamientos del cantautor asturiano hacia el folk de su regi¨®n, es una de las revelaciones del libro Cajas de m¨²sica dif¨ªciles de parar o el desencanto de Nacho Vegas, en el que el periodista Carlos Prieto contextualiza el nacimiento de este doble ¨¢lbum que marc¨® un antes y un despu¨¦s en la carrera del asturiano y en la generaci¨®n del indie nacido en los noventa.
¡°Puede que otros discos como Desaparezca aqu¨ª sean musicalmente m¨¢s redondos, pero Cajas de m¨²sica tuvo algo de factor sorpresa. Tambi¨¦n puede que sea su disco m¨¢s morboso, en el que Nacho Vegas se expone m¨¢s¡±, argumenta el propio autor del libro. ¡°Hablaba a las claras, sin tapujos¡±. En las 20 canciones del disco hay asesinatos, dosis de sexo, alusiones a la hero¨ªna m¨¢s o menos disimuladas y referencias al callejero de Gij¨®n y a Moby Dick. Nada que ver con los asuntos que trataban el resto de grupos de los noventa, cautelosos a la hora de rodear temas escabrosos y siempre fieles a lo que se hac¨ªa en el extranjero.
¡°No tenemos una formaci¨®n acad¨¦mica, en eso nos parecemos a cuando nuestros abuelos tocaban la gaita o el tambor, una aproximaci¨®n muy primaria¡±, (Ernesto Avelino, Fasenuova).
¡°El disco naci¨® en un momento muy ca¨®tico. En ese momento, las sombras eran m¨¢s inspiradoras que las luces, como demuestran las canciones¡±, apostilla Nacho Vegas. ¡°Creo que fue un disco excesivo, para bien y para mal, que marc¨® un poco el camino a seguir en mi carrera¡±.
Por entonces, Nacho Vegas comenzaba a dar rienda suelta a las canciones que no cab¨ªan en su anterior banda, Manta Ray. Aunque por la honestidad y la ausencia de pudor con la que se enfrentaba a su nuevo papel p¨²blico corr¨ªa el riesgo de desviar la atenci¨®n: la gente hablaba m¨¢s del Nacho Vegas pol¨¦mico, el que coqueteaba con el malditismo en las entrevistas que del m¨²sico e int¨¦rprete de los discos. ¡°Recib¨ªa una atenci¨®n extra?a y jugaba con ello. Pero es peligroso, aunque me diera cuenta a posteriori¡±, reconoce el cantante. ¡°En esa ¨¦poca dije muchas bobadas. Es cierto que llegu¨¦ un poco al l¨ªmite, y que los medios siempre sacan los detalles m¨¢s morbosos, pero me arrepiento m¨¢s de otras cosas, como de no salir en perfectas condiciones al escenario¡±.
Al Vegas de la ¨¦poca se le acusaba de recrearse en su faceta m¨¢s pesimista y decadente. Pero muchos, en su entorno, creen que hab¨ªa un motivo. El entorno gijon¨¦s, que arrastraba a?os de decrepitud por la crisis, justificaba ese estado. ¡°Asturias siempre fue una zona deprimida. Mucha gente se tuvo que marchar, y en Gij¨®n solo qued¨¢bamos cuatro. No s¨¦ si pertenecemos a una generaci¨®n perdida, pero s¨ª difuminada¡±, recuerda Vegas. ¡°Eso llevaba a una actitud pesimista que arrastramos un poco. Se me acus¨® de revolcarme en la tristeza, pero eso es algo que ten¨ªamos por aqu¨ª¡±.
Tras una fallida reconversi¨®n industrial que dur¨® d¨¦cadas, la decadencia de los astilleros, de las plantas sider¨²rgicas, el pesimismo de los pueblos mineros cada vez m¨¢s depauperados¡ toda esta oscuridad se colaba en las letras y la m¨²sica de Nacho Vegas y de artistas afines. ¡°Hay muchos puntos del entorno asturiano que nos marcaron¡±, recuerda Frank Rudow, miembro de los extintos Manta Ray. ¡°Estos detalles hicieron que el color gris y negro estuvieran muy presentes en nuestros ¨²ltimos discos¡±. Discos que, m¨¢s o menos, coincidieron en el tiempo con Cajas de m¨²sica. ¡°Hab¨ªa pueblos que recib¨ªan mucho dinero de fondos europeos. Y todos acabaron yonkis y dependiendo completamente de un camello, era muy traum¨¢tico¡±, recuerda Rudow.
?Este fen¨®meno es ¨²nico de esta regi¨®n? ?Son los asturianos una raza ultramelanc¨®lica e hist¨®ricamente deprimida? ¡°Nosotros har¨ªamos la misma m¨²sica si fu¨¦semos de Algeciras¡±, opina Ernesto Avelino, vocalista de Fasenuova, un d¨²o de Mieres que lleva a?os trabajando en el underground pero que ahora comienza a hacerse visible. Su m¨²sica electr¨®nica bebe del ruido, de los gritos, del sonido industrial y, dicen, las f¨¢bricas de la zona han tenido bastante que ver en su sonido. ¡°Lo que hacemos entra m¨¢s en el territorio de la fantas¨ªa, no est¨¢ apegado al lugar. Aunque algo del paisaje, de las monta?as y de la historia se cuele¡±, argumenta Avelino. Eso s¨ª, aunque muchos creen que el sonido que destila su ¨²ltimo disco, A la quinta hoguera, es primordialmente oscuro, ellos no comparten esta opini¨®n. Se ven a s¨ª mismos vitalistas, en¨¦rgicos y rescatadores del car¨¢cter primigenio del rock¡¯n¡¯roll. ¡°No tenemos una formaci¨®n acad¨¦mica, en eso nos parecemos a cuando nuestros abuelos tocaban la gaita o el tambor, una aproximaci¨®n muy primaria¡±.
Esta espontaneidad tambi¨¦n es lo que m¨¢s le interesa a Lorena ?lvarez, la mayor promesa del pop ¨Cy tal vez del folk¨C de la regi¨®n. Representa ese giro natural y despreocupado hacia la tradici¨®n y hacia lo asturiano que inici¨® Nacho Vegas hace una d¨¦cada y pertenece a una nueva hornada de j¨®venes artistas en la que tambi¨¦n se enmarca el rock de garaje de Chiquita y Chatarra, el toque naif de Dos Gajos y Pauline en la Playa ¨Cnuevos cl¨¢sicos que publicar¨¢n El mundo se va a acabar el mes que viene¨C o la asturpsicodelia de Pablo Und Destruktion.
An¨®nimo, el disco de Lorena ?lvarez, natural de San Antol¨ªn de Ibias (en la parte occidental del Principado), comienza con el sonido de los cencerros de las vacas de su t¨ªo. Despu¨¦s llegan jotas, escenas rurales, versos de romances populares, y algo de mala leche. ¡°Siempre escuch¨¦ m¨²sica folcl¨®rica, es algo que est¨¢ en el aire¡±, comenta Lorena ?lvarez. ¡°Lo que cantan las se?oras mayores de los pueblos y lo que canto yo se parece mucho. Las dos hablamos de lo que pasa a nuestro alrededor, solo que lo que ellas cantaban es muy distinto a lo que pasa ahora¡±. Tal es su inter¨¦s por las grabaciones de campo que se desplaz¨® a la peque?a aldea de Trasmonte de Arriba para conocer a una octogenaria que pasaba por ser la int¨¦rprete de pandeiro m¨¢s importante de la zona. Diez a?os despu¨¦s, ya no parece chocante.
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