Los hijos de Bj?rk se van de casa
S¨®nar Reikiavik bucea en la nueva escena de m¨²sica islandesa, Se multiplica la producci¨®n de predecesores como Sigur R¨®s, M¨²m o Sugar Cubes
Cuando la banda islandesa Sugar Cubes se disolvi¨® en 1992, J¨®fridur ?kad¨®ttir, de 18 a?os y l¨ªder de las precoces Samaris, ni hab¨ªa nacido. Al grupo donde se dio a conocer Bj?rk se le atribuye el hito hist¨®rico de salir de la isla y mostrar al mundo el pop island¨¦s. A partir de ah¨ª, surgieron Sigur R¨®s, M¨²m, Gus Gus o la propia Bj?rk. Toda una generaci¨®n que puso a su diminuto pa¨ªs (320.000 habitantes) en el mapa de la m¨²sica internacional. Hoy, los hijos de esos pioneros, como la propia J¨®fridur, multiplican la productividad de sus padres. Solo el a?o pasado 40 bandas islandesas tocaron fuera de su pa¨ªs. Buscando respuestas y expandiendo la marca, el festival espa?ol S¨®nar se ha instalado este a?o en Reikiavik y ha trazado un cuidadoso retrato del fen¨®meno programando m¨¢s de un 60% de artistas locales (Oculus, Sisy Ey, Asger Trausti, Mugison, Kasper Bjorke¡) de entre los 50 que durante dos d¨ªas han certificado el fin del des¨¢nimo en la isla. Un ¨¦xito que, a muchos, como las propias integrantes de Samaris, les permite alcanzar una proyecci¨®n internacional impensable hace una semana. Pero, ?de d¨®nde demonios sale tanta m¨²sica?
¡°No creas que tenemos mucho que hacer por aqu¨ª. Hemos crecido en una tradici¨®n musical muy profunda. Canciones de folk que cantamos en el jard¨ªn de infancia, en el colegio, en el instituto, en la universidad¡ Todo el mundo canta. Hasta hace 10 a?os, con la llegada de vuelos baratos y buenas conexiones a Internet, esto era un lugar muy aislado. Cuando la m¨²sica empez¨® a crecer no ten¨ªa mucha influencia de Am¨¦rica o Europa, as¨ª que este tipo de cosas raras empezaron a suceder¡±, explica Olafur Arnalds, una de las estrellas emergentes de la isla, dedicado a la m¨²sica cl¨¢sica moderna (tambi¨¦n actuar¨¢ en S¨®nar Barcelona).
Pero hay otro motivo. La escena es peque?a. No hay n¨²cleos estil¨ªsticos cerrados (peque?as escenas) que mantengan un sonido de g¨¦nero. Las bandas diametralmente opuestas se contaminan entre ellas. ¡°En las grandes ciudades las cosas no se desarrollan de la misma manera. Quiz¨¢ por eso hacemos una m¨²sica tan particular¡±, dice Olafur.
Islandia tiene algo m¨¢s de poblaci¨®n que, pongamos, Sabadell. Pero es capaz de aportar 30 bandas a un festival internacional sin que ninguna chirr¨ªe y dejar a otras tantas llamando a la puerta de la pr¨®xima edici¨®n (que, por cierto, ya est¨¢ anunciada y volver¨¢ a ser en el ic¨®nico edificio Harpa). El clima ayuda. Pero una cuidada educaci¨®n musical que comienza muy temprano en las escuelas p¨²blicas es definitiva en este proceso. La mayor¨ªa de la gente toca un instrumento cl¨¢sico. Y ese rastro, un conocimiento profundo de la construcci¨®n musical y sus or¨ªgenes, se encuentra en todas las bandas pop que desfilaron por S¨®nar estos d¨ªas.
Solo el a?o pasado 40 bandas de la isla tocaron fuera de su pa¨ªs
Samaris mezlca clarinete y beats digitales. Arnalds lleva piano, viol¨ªn y chelo. En Ghostigital suena una trompeta y Valgeir Sigurdsson sube al escenario un viol¨ªn y un contrabajo. Adem¨¢s, todos ellos colaboran endog¨¢micamente con el resto de bandas del pa¨ªs creando un guiso de influencias mutuas muy particular.
En plena crisis, el Gobierno ha aumentado su inversi¨®n en cultura. El turismo es la clave. Un 70% de los j¨®venes extranjeros que vienen a Islandia a pasar unos d¨ªas lo hacen atra¨ªdos por la leyenda de ese sonido island¨¦s. Tambi¨¦n m¨²sicos de otros pa¨ªses en busca de inspiraci¨®n. Como Ben Frost o Paul Corley, que graban en el estudio de Valgeir Sigurdsson, a las afueras de Reikiavik. Propietario tambi¨¦n del sello Bedroom Community, Sigurdsson fund¨® el estudio hace 10 a?os y se ha convertido en una referencia en Islandia a trav¨¦s de su encuentro sonoro entre la cl¨¢sica y la electr¨®nica. ¡°La mentalidad en cuanto a estilos es muy abierta, de ah¨ª este sonido tan particular¡±, explica en su casa/estudio.
Y a todo esto, ?puede definirse el sonido island¨¦s? ¡°En todo caso se podr¨ªa definir como punk¡±, lanza Arnalds. ¡°No se trata de los que sabes o puedes hacer. Sino de lo que haces¡±. La actitud, en suma. Y ese es tambi¨¦n el origen de todo.
En plena crisis, el Gobierno ha aumentado su inversi¨®n en cultura
Sugar Cubes surgi¨® a mediados de los ochenta como una suerte de ¡°grupo terrorista cultural¡± post punk. Lo cuenta Sigtryggur Baldursson, exbater¨ªa de la banda en un restaurante del puerto de Reikiavik. ¡°Lo fundamos para tener dinero que invertir en libros y otras bandas. Entonces hab¨ªa una escena rica, pero ning¨²n grupo internacional¡±, afirma Baldursson.
As¨ª que crearon el sello Bad Taste (del que todav¨ªa es copropietario con Bj?rk) donde empezaron Gus Gus o Sigur R¨®s. Hoy Baldursson es el director de la oficina de exportaci¨®n musical de Islandia y gu¨ªa a los grupos j¨®venes en su imperativa necesidad de darse a conocer fuera para sobrevivir. En su web tienen un contador del n¨²mero de bandas que tocan durante el a?o en el extranjero. Porque hoy, adem¨¢s de bacalao y aluminio, la m¨²sica es el producto estrella de exportaci¨®n en Islandia.
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