Herodes reina en la pol¨¦mica
Una exposici¨®n arqueol¨®gica de Israel causa controversia al incluir material de territorios ocupados
Es uno de los monarcas m¨¢s pol¨¦micos de la historia antigua. Un rey de Judea que gobern¨® en los albores de la nueva era con excesos y abusos; que mat¨® a una de sus mujeres y a tres hijos, y que seg¨²n el Evangelio de Mateo orden¨® la masacre de los ni?os de Bel¨¦n. Herodes, llamado el Grande, renov¨® y reconstruy¨® el templo en Jerusal¨¦n, del que solo queda el muro occidental, el lugar m¨¢s sagrado del juda¨ªsmo. Fue enterrado en un mausoleo de 25 metros de altura, cuya parte central se exhibe ahora en la mayor exposici¨®n arqueol¨®gica de la historia de Israel. El hecho de que esos materiales procedan de territorio ocupado por Israel ha provocado la protesta de las autoridades palestinas. Ni 21 siglos despu¨¦s de su muerte escapa Herodes de la controversia.
Durante su mandato, el rey, obsesionado por la arquitectura, construy¨® 15 palacios. Ahora, 250 objetos extra¨ªdos en gran parte de varios de ellos, y reconstruidos minuciosamente, se exhiben en el Museo de Israel, en Jerusal¨¦n, dentro de la muestra Herodes el Grande: El viaje final del rey. El principal atractivo es el mausoleo, hallado en el complejo de Herodi¨®n, cerca de Bel¨¦n. Despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas de b¨²squeda, un equipo de arque¨®logos, liderados por el profesor Ehud Netzer, encontr¨® la tumba en 2007, justo a los pies de un palacio.
Lo expuesto en Jerusal¨¦n se devolver¨¢ a Cisjordania
La exposici¨®n fue idea del propio Netzer, que falleci¨® por una ca¨ªda sufrida en el mismo Herodi¨®n en 2010.
Las piedras de la parte del mausoleo que se exhiben pesan en total 30 toneladas. La construcci¨®n ten¨ªa tres alturas, con una base y un capitel corintio sobre el techo. ¡°Herodes mand¨® cubrir todo lo que hab¨ªa alrededor con piedras, para que el mausoleo se viera desde Jerusal¨¦n¡±, explica Silvia Rosenberg, comisaria de la muestra y que, como arque¨®loga, particip¨® en muchas de las excavaciones de las que proceden los objetos. ¡°En la exposici¨®n hemos reconstruido la sala del trono en Jeric¨® y parte del mausoleo¡±, cuenta. ¡°Entre ambos puntos, se describen sus proyectos m¨¢s ambiciosos¡±.
La muestra ha provocado protestas airadas de la Autoridad Palestina. ¡°El uso de objetos art¨ªsticos palestinos de los territorios ocupados sin permiso del Estado de Palestina es una violaci¨®n del derecho internacional¡±, asegura Hamdan Taha, que coordina el Sector de Antig¨¹edades y Herencia Cultural del Ministerio de Turismo palestino. ¡°En lo que respecta a las excavaciones, mientras no haya un acuerdo final de paz entre Palestina e Israel, Israel es una potencia ocupadora y por lo tanto atada al derecho internacional, que solo permite excavaciones de rescate y salvamento¡±.
Lo cierto es que el palacio de Herodi¨®n se encuentra en un ¨¢rea de Cisjordania que, seg¨²n el acuerdo de Oslo firmado en 1993, se halla bajo control de Israel. All¨ª los arque¨®logos israel¨ªes pueden excavar y pueden restaurar y trabajar sobre los objetos que encuentren. Cuando la exposici¨®n acabe, el 15 de octubre, los objetos mostrados en Jerusal¨¦n se devolver¨¢n a los lugares en que fueron encontrados. ¡°El museo ha invertido mucho dinero en su recuperaci¨®n y restauraci¨®n. Volver¨¢n mejor de lo que estaban¡±, a?ade la comisaria Rosenberg.
¡°Hemos actuado de acuerdo con los acuerdos de Oslo, como custodios de los objetos arqueol¨®gicos de Cisjordania, invirtiendo en su restauraci¨®n, exhibi¨¦ndolos y, posteriormente, devolvi¨¦ndolos a su emplazamiento original¡±, a?ade James Snyder, director del Museo de Israel. ¡°Los representantes palestinos pueden plantear sus reservas respecto a los t¨¦rminos del acuerdo de Oslo, pero es este el que nos permite preservar ese material en su emplazamiento a largo plazo¡±.
El mausoleo de Herodes domin¨® el paisaje en Herodi¨®n m¨¢s de siete d¨¦cadas. Fue destruido en la primera guerra judeo-romana, en la que corri¨® la misma suerte el templo de Jerusal¨¦n. El gran legado del rey cliente de Roma qued¨® entonces reducido a escombros, para volver a renacer ahora, en un museo, m¨¢s de 2.000 a?os despu¨¦s.
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