Conversaciones con fantasmas
Una exposici¨®n de Nicol¨¢s Combarro en el Instituto Franc¨¦s de Madrid bucea en la labor del creador a trav¨¦s de media docena de series fotogr¨¢ficas
Frente a la vista, varios postes hechos de cemento. Se levantan alineados y altivos, grises. Solitarios. Todo lo que les rodea hasta donde alcanza el encuadre es un campo de piedra gran¨ªtica y un cielo plomizo que amenaza con aplastarlos. Ni rastro de humanidad. Sin alma. Y sin embargo, y para sorpresa del espectador, esa pintura industrial negra que los cubre comienza de repente a hablar. Dice que alguien pas¨® por ah¨ª. Y mim¨® aquellos postes. Les pregunto por su funci¨®n, por su valor, su pasado y futuro. El lugar que ocupan en el mundo. Y ellos dan su respuesta. Entablan una conversaci¨®n con el artista, quien a su vez amplifica su voz y la hace audible para todo el que la quiera escuchar. Y mirar, porque en el fondo, todos los sentidos son uno. Y todos los materiales son el mismo.
Como recordatorio y recorrido por casi una d¨¦cada de investigaciones, la exposici¨®n de Nicol¨¢s Combarro, Intervenciones. Di¨¢logos con la arquitectura, en la reci¨¦n inaugurada Galerie du 10 del Instituto Franc¨¦s de Madrid, que se dedicar¨¢ a mostrar la obra de j¨®venes artistas, tanto espa?oles como franceses, bucea en la labor del creador gallego a trav¨¦s de media docena de series fotogr¨¢ficas interrelacionadas, enlazadas las unas con las otras por medio de su primera y ¨²ltima imagen. Parajes desolados y desoladores en los que la esencia del hombre pervive a trav¨¦s de edificios en construcci¨®n o derruidos, nunca en uso, resucitan a trav¨¦s de la acci¨®n ejercida sobre ellos. Y se llenan de personalidad en ausencia absoluta de personas.
Marcando l¨ªneas rectas y quebradas que ponen de relevancia el car¨¢cter en origen abstracto de la arquitectura, o a?adiendo maderos que multiplican su funci¨®n y prop¨®sito, Combarro (A Coru?a, 1979) consigue casi un imposible: modular las leyes de la f¨ªsica, reduci¨¦ndolas a pura percepci¨®n. De la tridimensionalidad de la intervenci¨®n in situ, llevada a cabo siempre con materiales relacionados con el edificio sobre el que se est¨¢ trabajando, la fotograf¨ªa que documenta el proceso facilita el salto a las dos dimensiones. Y los zigzagueos y las fisuras que la pintura marca sobre las paredes, las columnas o los suelos crean juegos con los que el espacio vuelve de nuevo a cobrar volumen ante los ojos, dividi¨¦ndose y multiplic¨¢ndose.
Con el esp¨ªritu huidizo de un anacoreta, el artista ha recorrido el mundo en busca de no lugares a los que insuflar su esp¨ªritu y devolver a la vida que una vez tuvieron y para la que fueron inicialmente concebidos, no se sabe ya cu¨¢ndo ni por qu¨¦. Sus viajes le han llevado de Asturias a Brasil o Argentina, aunque podr¨ªa haber sido cualquier sitio, en cualquier contexto del presente. Hallar el enclave adecuado puede suponer tanto tiempo y esfuerzo como la propia intervenci¨®n. Simplemente, porque no deja de ser un paso m¨¢s con el que desarrollar y formalizar el proceso creativo.
Que las construcciones sobre las que act¨²a y modifica sean enclaves abandonados, inermes, le sirve a Combarro para dejar su impronta con mayor definici¨®n. Esos lienzos en forma de inmuebles de los que se vale le hacen m¨¢s caso si se encuentran frente a frente, sin intermediarios ni transe¨²ntes. Al interactuar en tiempo real con los objetos, el curso de la creaci¨®n cobra adem¨¢s un car¨¢cter ef¨ªmero. El trabajo se torna en instante fugaz, en momento irrepetible e irrecuperable. Congelado en el tiempo por gracia de la fotograf¨ªa, ese presente pasajero se transforma en recuerdo po¨¦tico, en memoria perdurable.
Intervenciones. Di¨¢logos con la arquitectura. Galerie du 10 del Instituto Franc¨¦s de Madrid. Marqu¨¦s de la Ensenada, 12. Hasta el 27 de marzo. Entrada libre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.