Tiro al actor
Les dicen vagos, titiriteros y paniaguados por la insolencia de expresar su cabreo en los Goya. Vuelve la vieja cantinela de que un millonario no puede solidarizarse con los de abajo
Los artistas siempre fueron m¨¢s proclives a la militancia pol¨ªtica que, pongamos, los abogados del Estado que hoy copan la Administraci¨®n. Para que salten a la trinchera no hace falta urdir conspiraciones. La federaci¨®n de artistas estaba en primera fila de la Comuna de Par¨ªs. Picasso no pint¨® el Guernica desde la equidistancia entre bombarderos y bombardeados. John Lennon devolvi¨® la medalla del Imperio Brit¨¢nico y se encam¨® dos semanas con Yoko Ono contra la guerra de Vietnam. Charlton Heston presidi¨® la siniestra Asociaci¨®n Nacional del Rifle.
Bruce Springsteen ha tocado para Obama en sus dos campa?as y, antes, para Kerry. Clint Eastwood habl¨® durante 12 minutos a una silla vac¨ªa como si all¨ª estuviera Obama y le dec¨ªa que era una ¡°desgracia nacional¡±.
Barbra Streisand dio un c¨¦lebre discurso en Harvard sobre el ¡°artista ciudadano¡±, y quer¨ªa decir activista. Brigitte Bardot dej¨® el cine por los derechos de los animales pero ahora apoya a la xen¨®foba Le Pen, como nuestra Marisol se quit¨® el nombre y se convirti¨® al castrismo. No se entiende la transici¨®n espa?ola sin los cantautores que crearon Al vent, Libertad sin ira o Al Alba.
Esta semana aqu¨ª se ha abierto la veda del tiro al actor porque cometieron la insolencia de expresar en los Goya su cabreo por lo suyo (el subid¨®n del IVA) y por lo de todos (los recortes), igual que hace a?os agitaron la ola contra la guerra en Irak. Hubo mensajes ingeniosos y demag¨®gicos, finos y gruesos, todos libres. La r¨¦plica est¨¢ siendo airada: un alcalde critica que el hijo de Bardem y Cruz nazca en el hospital Monte Sina¨ª, nombre jud¨ªo para una familia propalestina. Qu¨¦ contradicci¨®n, ?c¨®mo podr¨¢n conciliar el sue?o? A Maribel Verd¨² le afean que anunci¨® hipotecas, lo que la convierte en gran culpable de los desahucios. Y el ministro de Hacienda, propenso a arrojar informaci¨®n confidencial a la cara de sus enemigos, se?ala a los actores de Hollywood como evasores, y lo dice ¨¦l, que ha amnistiado a los de Suiza.
Vuelve la vieja cantinela de que un millonario no puede solidarizarse con los de abajo, de que si tienes ¨¦xito perdiste los principios. Les dicen vagos, titiriteros, paniaguados. Pero todas las subvenciones al cine juntas no bastar¨ªan para rescatar a una caja de ahorros peque?ita.
Babelia
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