Las cr¨ªticas (in)correctas
Ante el primer largometraje de Antonio M¨¦ndez Esparza caben opiniones opuestas
En el ejercicio de la cr¨ªtica cinematogr¨¢fica tambi¨¦n es posible caer en la correcci¨®n pol¨ªtica. As¨ª, ante una superproducci¨®n juvenil de apariencia idiota no hay nada m¨¢s f¨¢cil que llenar un par de p¨¢rrafos con clich¨¦s alrededor de las carencias de Hollywood y sus ejecutivos (con toda probabilidad, merecidos), y no caer en la tentaci¨®n de intentar defender lo seguramente indefendible. Como contrapartida, tambi¨¦n puede existir la cr¨ªtica pol¨ªticamente correcta en el apartado cine de autor, vertiente estrato social depauperado y presupuesto posibilista. De modo que ante un trabajo como Aqu¨ª y all¨¢,?¨®pera prima del madrile?o formado en Estados Unidos Antonio M¨¦ndez Esparza, ambientada en el M¨¦xico rural, se podr¨ªan hacer dos rese?as de caracteres casi opuestos.
La primera hablar¨ªa de la verdad del cine; del encuentro con la frontera; de la lacra de la burocracia que mantiene a los pobres en un irresoluble c¨ªrculo vicioso socioecon¨®mico; de las dificultades de la inmigraci¨®n; del sue?o de la tierra prometida, vislumbrada tan solo unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢, al otro lado de la valla, en Estados Unidos; de los actores no profesionales que otorgan conciencia de clase; de la sencillez formal; de la ruptura de l¨ªmites entre ficci¨®n y documental; de la depuraci¨®n estil¨ªstica, esa que destierra la mayor¨ªa de los elementos formales de apoyo, empezando por la inexistencia de banda sonora; de la captura del latido de la existencia y, c¨®mo no, del premio en Cannes a la mejor obra de la Secci¨®n Semana de la Cr¨ªtica.
La segunda rese?a, en cambio, hablar¨ªa de autoindulgencia; de inter¨¦s social, pero de desinter¨¦s emocional; de tedio irremediable provocado por interminables planos fijos que poco tienen que decir en el terreno de la ¨¦tica ni de la est¨¦tica; de pr¨¢ctica de un cine que ya no es tan radical ni tan atrevido como anta?o, cuando quer¨ªa y lograba ser ins¨®lito, ¨²nico, pues no en vano hay decenas de pel¨ªculas cada a?o que se parecen tanto entre ellas que es dif¨ªcil diferenciarlas, hasta convertir en academicismo de autor lo que en su d¨ªa fue verdadera ruptura de c¨®digos; de estruendosa cojera en las interpretaciones; y recordar¨ªa la belleza de obras como La terra trema, de Visconti, o The edge of the world, de Powell y Pressburger, que s¨ª destruyeron a conciencia los l¨ªmites del cine. ?Correcci¨®n o incorrecci¨®n pol¨ªtica? Quiz¨¢ en un t¨¦rmino medio, con cierta ventaja para la segunda opci¨®n, resida la justicia.
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