Misterios que esconde lo cotidiano
El tr¨ªo estadounidense Yo La Tengo presenta en directo su nuevo disco, Fade. Un ¨¢lbum hermoso y relexivo que gira sobre la idea de la muerte
Ira Kaplan se pone serio y calla. Est¨¢ en Madrid para presentar Fade, el decimotercer ¨¢lbum de Yo La Tengo, un disco bell¨ªsimo que parece esconder algo. Asoma por todas partes la idea de mortalidad: est¨¢ en casi todas las letras; se adivina en el t¨ªtulo: desvanecerse; y se esconde en nombres de canciones como Ohm,medida cuyo s¨ªmbolo es omega, ¨²ltima letra del alfabeto griego, representaci¨®n del final de todas las cosas.
?Yo La Tengo suspendi¨® algunos conciertos en diciembre de 2011 y el comunicado hablaba de un gen¨¦rico ¡°susto muy serio de salud¡± de Kaplan. Sin concretar. Relacionar aquello con todo lo anterior parece l¨®gico. Pero a ¨¦l le incomoda. ¡°He titubeado porque no s¨¦ cu¨¢nto quiero contar¡±, dice por fin. ¡°Veamos, no soy joven [tiene 56 a?os] y la banda tampoco. Es imposible tener esta edad sin plantearse hacia d¨®nde vamos y cu¨¢ndo llegaremos. Est¨¢ ah¨ª. Pero no creo que tenga una relaci¨®n directa con mi salud¡±. Vuelve a detenerse. ¡°Ha de saber que voy a dejar de contestar este tipo de preguntas. No voy a responder a si s¨¦ con qu¨¦ est¨¢ relacionada la idea del disco. Pero creo que Fade no tiene mucho que ver con lo que me pas¨®. Y aunque as¨ª fuera, ya no es importante. Para escuchar el disco no es necesario saber en qu¨¦ pens¨¢bamos cuando lo grabamos¡±.
Sentados en un restaurante cerca de las oficinas de su sello espa?ol la respuesta es tan tajante como educada. Y no resulta extra?a. Es sabido que Yo La Tengo ha establecido una barrera no franqueable entre ellos y su p¨²blico. ¡°Para muchos nuestra m¨²sica deja cabos sueltos y reclaman respuestas. Es dif¨ªcil explicar que no podemos darlas. La mayor¨ªa no las tenemos. Algunas son demasiado ¨ªntimas. Me cuesta dar aclaraciones sobre algo que siento como solo m¨ªo¡±. Pone un s¨ªmil para explicarlo: ¡°Cuando usted dice el nombre del grupo estoy tentado de corregirle. S¨¦ que es la pronunciaci¨®n correcta, pero mi grupo no se llama como usted lo pronuncia, sino como yo lo hago¡±.
Es decir, podemos hablar de Yo La Tengo, que es lo visible. El tr¨ªo que el lunes comienza su gira espa?ola en Santiago, que el martes actuar¨¢ en Madrid y el mi¨¦rcoles en Barcelona. Pero no profundizar demasiado en youlatengou que es su proyecto vital desde que un d¨ªa del verano de 1980 Kaplan coincidiera con la que ahora es su mujer, Georgia Hubley, en un concierto de The Feelies en Nueva York. Llevan 32 a?os juntos, 28 en el mismo grupo y 25 casados. Viven en la misma ciudad en la que se criaron, Hoboken, Nueva Jersey, lo que se ve al otro lado del Hudson si uno se asoma a los muelles del oeste de Manhattan. ¡°Es un sitio que me gusta. Es pr¨¢ctico. Salgo por la ma?ana de mi casa con la bicicleta, tenemos el local de ensayo en la misma calle y la radio un poco m¨¢s all¨¢¡±.
Porque Kaplan combina Yo La Tengo con su labor como Dj de WMFU, una emisora no comercial que ha sobrevivido a la debacle de las radios universitarias, las college radios que en los ochenta dieron nombre a un estilo, el college rock. All¨ª se encaj¨® a Yo La Tengo cuando eran solo Ira, voz y guitarra; Georgia, voz y bater¨ªa, y bajistas temporales. Serv¨ªa, porque era gen¨¦rica y su combinaci¨®n de distorsi¨®n y delicadeza resulta dif¨ªcil de encasillar. ¡°Nunca me ha parecido raro combinar canciones cortas con largas o ruidosas con dulces. La mayor¨ªa de los grupos que me gustan lo hac¨ªan: Velvet Underground, Neil Young o incluso los Beatles¡±.
Tambi¨¦n les aplicaron etiquetas con m¨¢s retranca, por ejemplo Rock para coleccionistas de discos. Lo son, extremos. Cuando Ray Davies lleg¨® a los ensayos con Yo La Tengo, que iba a ser su grupo en una gira en la que tocar¨ªa repertorio de su banda, The Kinks, ellos conoc¨ªan canciones que ¨¦l no recordaba. ¡°Simplemente no las hab¨ªa tocado en mucho tiempo. Pero lo interesante de trabajar con Ray era que ha tenido hits, muchos, y otros discos que no, y conoce la naturaleza caprichosa del ¨¦xito. ?C¨®mo que este disco es un top ten y el siguiente no? ?Es peor? No, para nada. ?Te gusta menos porque no ha tenido ¨¦xito? Tampoco. Son cosas aparte de la m¨²sica. Nos interesan las canciones, y su valor es independiente de lo conocidas que sean¡±.
Durante cuatro discos fueron amateurs, hasta que el colosal ¨¦xito del grunge en 1991 les permiti¨® profesionalizarse. ¡°Nunca me sent¨ª grunge. Sirvi¨® para que los que dec¨ªan que el rock de guitarras estaba muerto se dieran cuenta de que no era as¨ª, pero siempre pens¨¦ que si despegamos es porque hac¨ªamos cosas buenas no porque se considerase grunge¡±. Tras aquel fulgor temporal naci¨® la etiqueta bajo la que figuran sus discos en las tiendas: indie. Lo que s¨ª reconoce Kaplan es que para ellos el grunge lleg¨® en el momento perfecto. En 1992 publicaban su quinto ¨¢lbum, el primero en el que se integraba James McNew, que desde entonces ha sido su bajista. En 1993 editaban Painful. ¡°Es el disco m¨¢s importante de nuestra carrera. Hasta entonces ni siquiera ensay¨¢bamos. No nos consider¨¢bamos un grupo. James estaba con nosotros, pero siempre cre¨ª que en cualquier momento volver¨ªa a su otra banda".
En Painful est¨¢ una de sus canciones se?eras, I heard you looking. Cuentan que naci¨® tras una discusi¨®n entre Ira y Georgia. ?l se fue a un bar, ella le sigui¨® y se qued¨® en el otro extremo de la barra. Sus ojos clavados en la nuca de Kaplan ser¨ªan ese ¡°te oigo mirar¡± del t¨ªtulo. Esas estructuras circulares que suben y suben ser¨ªan la furia de ambos y la reconciliaci¨®n el momento en que la melod¨ªa se impone al ruido. Son siete minutos de pura maravilla. ¡°No dir¨ªa que es una canci¨®n sobre odio, para nada, me ha dado muchos momentos de placer. Cuando la tocamos el mundo deja de existir a nuestro alrededor. Estamos solo los tres. Mire, cuando empezamos nunca cre¨ª que llegar¨ªamos aqu¨ª, pero tampoco que no. Simplemente no pensaba en ello. Pero a veces te planteas c¨®mo es posible haber pasado tanto tiempo juntos. Si hay un secreto no s¨¦ cu¨¢l es. Lo que s¨¦ es que nos queremos. Y una cosa que creo que ayuda es que si miras, no s¨¦, a los Beatles, la competitividad entre ellos les hizo grandes pero les destruy¨®. En nuestro grupo nunca ha habido ese tipo de rivalidad. Nunca nadie ha pensado que el resto es m¨¢s tonto. Todos somos importantes y asusta pensar en que un d¨ªa alguno faltar¨¢¡±.
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