L¨²cido conocedor del arte narrativo

Entre 1981 y 1990, Jos¨¦ Luis Sampedro publica tres novelas que para m¨ª resumen el meollo de su arte po¨¦tica. En 1981 sale a la luz Octubre, octubre; en 1985, La sonrisa etrusca; cinco a?os m¨¢s tarde, La vieja sirena. Novela total, podr¨ªamos llamar a Octubre, octubre. O novela polif¨®nica tambi¨¦n, toda vez que su materia narrativa es sustancialmente el cruce de voces, las distantes y las m¨¢s cercanas en el tiempo. Sampedro tard¨® casi 20 a?os en darle forma literaria a esa masa de experiencias humanas y m¨ªsticas de sus personajes. La estructura polif¨®nica, por tanto musical de su novela, acerc¨® probablemente a Sampedro a concebir su personal Cuarteto de Alejandr¨ªa. Sampedro no rehuy¨® la estructura compleja cuando un tema (o los temas en una sola novela) lo hac¨ªa necesario. No hab¨ªa pose vanguardista ni manierismos injustificados. Sab¨ªa, desde su l¨²cido conocimiento del arte narrativo, el valor de los s¨ªmbolos y el valor de simbolizaci¨®n de una ¨¦poca lejana para comprender los tiempos actuales. Sobre todo si el uso de ese mecanismo serv¨ªa para matizar un realismo, en no pocos novelistas espa?oles, m¨¢s cerca de la fotograf¨ªa color sepia que de la verdadera representaci¨®n.

No menos vigentes siguen siendo La sonrisa etrusca y La vieja sirena. La primera es el compendio perfecto para entender qu¨¦ quer¨ªa Jos¨¦ Luis Sampedro de la novela: abrazar la vida y reivindicarla. La vida total, sin fronteras de espacio y tiempo. La antigua Etruria que sale en la novela, civilizaci¨®n misteriosa pero que desde su p¨¦treo silencio nos ofrece una sonrisa indescifrable, como suspendida en la eternidad entre los avatares de los hombres de ayer y de hoy, no es un dato hist¨®rico para adornar, es la met¨¢fora de un esplendor pasado y lleno de esperanzas hasta su desaparici¨®n total de la faz de la Tierra. De la misma manera que en La vieja sirena nos adentra Sampedro en otro pret¨¦rito hist¨®rico: la Grecia helen¨ªstica. La cr¨®nica social y pol¨ªtica de la Grecia del siglo III, el periodo de los poemas vanguardistas de Cal¨ªmaco y los textos enigm¨¢ticos de Licofr¨®n, le sirven para confraternizar (que no confrontar) lo real (hist¨®rico) con la fantas¨ªa. Su elecci¨®n de la era helen¨ªstica no pod¨ªa ser inocente. Un periodo de crisis, de transici¨®n, de incertidumbre en la vida, el arte y las ciencias.

Jos¨¦ Luis Sampedro concibi¨® la praxis de la ficci¨®n con un sentido human¨ªstico. Mezcl¨® la historia de los hombres con la historia de los usos que esos hombres hicieron de sus cuerpos. Tuvo en su carrera literaria lectores y cr¨ªticos que agradecieron y valoraron en mucho su obra. Otros pusieron reparos, entre los que me cuento cuando se trat¨® de una obra determinada, La senda del drago (2006). Y sobre todo, como escribi¨® el profesor Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez Cachero, fue un escritor ¡°lento y minucioso y honradamente inseguro a veces de su capacidad narrativa¡±.

Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico de literatura.