¡°Hay que evitar que el mundo lo controle el 1% de la poblaci¨®n¡±
Margaret Atwood inaugura el Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria de Bilbao (del 11 al 21 de abril) La escritora canadiense desanda su vida de lectora y escritora
En el torre¨®n noroccidental del centenario edificio modernista de la Alh¨®ndiga de Bilbao, Margaret Atwood confirm¨® una apor¨ªa y una verdad conocida por todos: es la d¨¦cada de las distop¨ªas que parec¨ªan extinguidas, de las fugas por donde se escapa el porvenir.
No es un or¨¢culo, pero sus libros se leen como revelaciones. Piezas del rompecabezas de la vida ordenadas en alta literatura. Ella, que ha oteado el pasado (El asesino ciego), el presente (Pagar. Con la misma moneda) y atisbado un futuro inquietante del mundo en sus libros (El cuento de la criada), no tiene claro el desenlace del binomio democracia-capitalismo que ha puesto en jaque a parte de Occidente. ¡°No s¨¦ hacia d¨®nde va la democracia, pero lo que s¨ª s¨¦ es que hay que ser capaces de crear un sistema para ayudar a los pobres y evitar que el mundo y toda la riqueza la controle el 1% de la poblaci¨®n como ocurre hoy. En el siglo XXI se ha ampliado la brecha entre ricos y pobres¡±, asegura Margaret Atwood (Ottawa, 1939), con una preocupaci¨®n que intensifica el celeste de sus ojos, en amable interrogaci¨®n.
No s¨¦ hacia d¨®nde va la democracia, pero lo que s¨ª s¨¦ es que hay que ser capaces de crear un sistema para ayudar a los pobres y evitar que el mundo y toda la riqueza la controle el 1% de la poblaci¨®n como ocurre hoy
?ltima parada de Atwood sobre la realidad, despu¨¦s de evocar y desandar su vida como escritora en un viaje iniciado all¨¢ por los a?os cuarenta, muy cerca del c¨ªrculo polar canadiense. Ese tr¨¢nsito de ida y vuelta entre la lectura y la escritura lo record¨® la poeta, novelista, cuentista, ensayista y ganadora del Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras 2008 antes de la inauguraci¨®n, ayer, del Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria, organizado por Alh¨®ndiga Bilbao, bajo el lema F¨¢bulas del lector/escritor, con autores como John Banville, Ant¨®nio Lobo Antunes y Alberto Manguel. Adem¨¢s, acaba de publicar Un d¨ªa es un d¨ªa (Lumen), una antolog¨ªa de cuentos sobre mujeres, uno de sus temas capitales.
Desde ese torre¨®n circular de piedra y hormig¨®n, impregnado por las coloridas luces parpadeantes que se cuelan de la gran pantalla colgada del techo del vest¨ªbulo de la Alh¨®ndiga, Atwood avista un horizonte plagado de miedos. A todo lo anterior se suman situaciones desveladoras que van desde un Internet con muchas fugas, una sociedad en la que se esp¨ªan unos a otros, lo mismo que hacen los gobiernos, hasta los avances vertiginosos en el caso de la ciencia y la tecnolog¨ªa, pasando por el maltrato a la naturaleza.
Ocho d¨ªas de gran literatura
El Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria de Bilbao (del 11 al 21 de abril) contar¨¢ hoy con la presencia del escritor, editor y cr¨ªtico literario Alberto Manguel, quien reflexionar¨¢ sobre su experiencia en el arte de la escritura. El s¨¢bado 13 de abril, el escritor colombiano H¨¦ctor Abad Faciolince ser¨¢ el invitado para conversar con la periodista Marisa Blanco, mientras que el autor vasco Iban Zaldua y la periodista y guionista Eider Rodr¨ªguez cerrar¨¢n esta jornada.
El siguiente encuentro tendr¨¢ lugar el pr¨®ximo jueves 18 de abril, cuando la escritora y periodista mexicana Margo Glantz protagonice una charla con la tambi¨¦n escritora Menchu Guti¨¦rrez. Un d¨ªa despu¨¦s, el 19, la intervenci¨®n del poeta Harkaitz Cano centrar¨¢ la atenci¨®n del p¨²blico asistente a Gutun Zuria. Tras este encuentro, el guipuzcoano presentar¨¢ junto con el cineasta Oskar Alegr¨ªa el documental homenaje a Man Ray Emak Bakia! (?D¨¦jame en paz!).
En la recta final del Festival, el s¨¢bado 20 de abril, el escritor irland¨¦s John Banville conversar¨¢ con el periodista I?aki Esteban, justo antes del espect¨¢culo conjunto de Maialen Lujanbio y Xabier Erkizia. Finalmente el domingo 21, Gutun Zuria echar¨¢ el cierre con la participaci¨®n del escritor portugu¨¦s y candidato en varios ocasiones al Premio Nobel, Antonio Lobo Antunes.
Ella misma ha advertido de los riesgos de la deriva del ser humano en novelas como Oryx y Crake. Coge un bol¨ªgrafo azul, y sobre una hoja traza un c¨ªrculo que parte en dos con una ese estilizada. El yin y el yang. ¡°Siempre ha sido as¨ª. Utop¨ªas y distop¨ªas¡±.
Las palabras que llevaron a la escritora a hacer ese dibujo surgen de su explicaci¨®n de que cuando se cre¨ªa que las distop¨ªas hab¨ªan acabado con Orwell, cay¨® el Muro de Berl¨ªn, en 1989, y resurgieron. El siglo XX fue el de las utop¨ªas, dice, ¡°de querer hacer realidad lo descrito en el XIX. La Uni¨®n Sovi¨¦tica y la Alemania nazi se presentaban como sociedades ut¨®picas, y se lo creyeron. Fue un siglo de experimentos sociales, solo que nos fue peor que lo descrito en la literatura¡±.
Ante la pregunta de c¨®mo ser¨ªa la tem¨¢tica y arquitectura de una novela que refleje el presente, dice, al instante y entre risas: ¡°?Zombies!¡±. Y sigue con la broma, pero en esa simplificaci¨®n hay vida. Lo dice una autora vigilante de la realidad, que denuncia, reivindica, alerta de problemas e injusticias sociales y pol¨ªticas; lo dice una gran arquitecta de complejas y eficaces estructuras narrativas. ?C¨®mo lo hace? ¡°Me vuelvo loca¡±, contesta entre risas y moviendo de lado a lado su melena blanca ensortijada. ¡°Cada libro es un mundo y un dise?o y arquitectura ¨²nico. Hay escritores musicales y visuales¡±. Ella se considera de los segundos. Y recuerda que Robert Bringhurst en La voz del significado viene a decir que un p¨¢jaro necesita su tiempo para volar, ¡°tener las alas o la arquitectura desde el comienzo no basta para volar¡±.
Cada libro es un mundo y un dise?o y arquitectura ¨²nico. Hay escritores musicales y visuales.?Un libro es un solo libro para muchos lectores ¨²nicos y que, por lo tanto, cada uno interpreta a su manera
Una imagen y una met¨¢fora que cierra su reflexi¨®n, iniciada minutos antes sobre el arco que hay desde que empez¨® a escribir con 16 a?os y luego a publicar con 27, hasta llegar al medio centenar de t¨ªtulos hoy. ¡°Un libro es un solo libro para muchos lectores ¨²nicos y que, por lo tanto, cada uno interpreta a su manera¡±. Para ella, siempre presente en las quinielas del premio Nobel, el autor es como un compositor musical, el libro una partitura y el lector su int¨¦rprete, el violinista de esa partitura. ¡°Y hay buenos, regulares y malos violinistas; al igual que compositores. Pese a que hay una fantas¨ªa posmoderna que dice que cada lector puede interpretar lo que quiera, aunque como en las partituras de Mozar hay una limitaci¨®n para sus interpretaciones. No son infinitas¡±.
Lo que tiene claro que ha cambiado es ¡°?El punto de vista!¡±. Cuando eres joven, rememora Atwood, con voz suave y expresi¨®n entre nost¨¢lgica y sonriente, ¡°?nadie te mira, nadie te critica!, no hay ni espectadores ni cr¨ªticos. Pero cuando publicas (entonces su rostro se torna ligeramente asombrado y teatral) aparece de la nada ese fantasma llamado cr¨ªtico y no sabes qui¨¦n es tu p¨²blico. Esta es una gran diferencia frente a otras manifestaciones art¨ªsticas, como el teatro o el cine, donde los creadores conocen la reacci¨®n de la audiencia inmediatamente. Con la literatura, en cambio, no es as¨ª¡±.
Ella desde muy ni?a siempre jug¨® a int¨¦rprete y compositora. Al final se decant¨® por crear partituras como resultado de muchas lecturas infantiles y otras precoces, escribiendo a mano y luego pas¨¢ndolo en una m¨¢quina de escribir. No hubo un libro revelador que la llevara a ser escritora. Fue un corpus de autores entre los que est¨¢n Hemingway o Mansfield y la narrativa del siglo XIX donde descubri¨® que tambi¨¦n las mujeres pod¨ªan dedicarse a escribir.
No hab¨ªa radio, no hab¨ªa electricidad, no hab¨ªa librer¨ªas, no hab¨ªa cines¡ ?no hab¨ªa ni gente!, y llov¨ªa o nevaba, as¨ª es que empec¨¦ a leer los libros que hab¨ªa en casa para entretenerme
En ellos, y en otros antes que ellos, est¨¢ su origen como escritora. En la ni?a violinista de libros al norte de Quebec cuando hacia los cuatro a?os empez¨® a leer porque no hab¨ªa nada que hacer salvo disfrutar de la belleza de la naturaleza. ¡°No hab¨ªa radio, no hab¨ªa electricidad, no hab¨ªa librer¨ªas, no hab¨ªa cines¡ ?no hab¨ªa ni gente!, y llov¨ªa o nevaba, as¨ª es que empec¨¦ a leer los libros que hab¨ªa en casa para entretenerme¡±, evoca divertida Atwood. Ley¨® muchos, entre ellos los de Beatrix Potter o La isla del tesoro, de Stevenson; y luego m¨¢s avanzados para su edad como los de Sherlock Holmes, e incluso en la preadolescencia unos que no entend¨ªa del todo, como Rebeli¨®n en la granja, de Orwell. As¨ª descubri¨® la primera distop¨ªa.
Con este comienzo de su evocaci¨®n que se har¨ªa circular una hora despu¨¦s, Margaret Atwood empez¨® a echar un vistazo atr¨¢s en su vida. Como pr¨®logo, pase¨® por un pasillo de la Alh¨®ndiga y se sorprendi¨® ba?ada por una luz azulada que ca¨ªa de lo alto, levant¨® la cabeza y vio que el techo era el fondo transparente de una piscina donde las personas se mov¨ªan dentro del agua como en un sue?o.
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