El triunfador fue ¡®Pegaso¡¯
Pegaso,el caballo estrella de Diego Ventura sali¨® en el tercio de banderillas del sexto de la tarde, y fue la suya una exhibici¨®n de torer¨ªa como dif¨ªcilmente imaginarse pueda.
Con el permiso de Diego Ventura no ser¨ªa arriesgado afirmar que el triunfador de la tarde fue Pegaso,su caballo estrella, que sali¨® en el tercio de banderillas del sexto de la tarde, y fue la suya una exhibici¨®n de torer¨ªa como dif¨ªcilmente imaginarse pueda. Cita al toro de frente, a lo lejos, se acerca con paso quedo y firme, y cuando su oponente arranca, el caballo anda hacia atr¨¢s y se lo deja llegar hasta el mismo pecho, momento en que lo muletea con temple para que el caballero clave la banderilla. Y as¨ª hasta tres veces para gozo de los espectadores que, puestos en pie, aclamaron aquel dechado de sensibilidad.
?Se cuenta, pero eso hay que verlo. Ciertamente, el m¨¦rito es del caballero Diego Ventura, pero el que levant¨® la tarde, que no acababa de remontar el vuelo, fue ese caballo que, en poco m¨¢s de tres minutos, cambi¨® la cara del festejo.
BOH?RQUEZ /DIEGO VENTURA
Toros despuntados para rejoneo de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, bien presentados, mansurrones, sosos y manejables.
Diego Ventura: cinco pinchazos y rejonazo bajo (silencio); rej¨®n trasero (ovaci¨®n); rejonazo (oreja); rejonazo (oreja); pinchazo y rejonazo (fuerte petici¨®n y ovaci¨®n); rejonazo en lo alto (dos orejas). Sali¨® a hombros por la Puerta del Pr¨ªncipe. Plaza de la Maestranza, 14 de abril. Quinta corrida de la feria. Casi lleno.
Porque Ventura cort¨® cuatro orejas y sali¨® por la Puerta del Pr¨ªncipe, pero la encerrona no consigui¨® el objetivo previsto. Pasaba el tiempo y el p¨²blico no entraba en faena. No hubo rabo, como pretend¨ªa el rejoneador; pero tampoco esa conexi¨®n tan necesaria con los tendidos; no surgi¨® la emoci¨®n que desprende este rejoneador. Todo muy bien, muy bonito, pero fr¨ªo. No fue Ventura ese caballero alocado de otras tardes ni someti¨® a su cuadra a una carrera de obst¨¢culos; fue el Ventura m¨¢s cl¨¢sico y solemne, y es evidente que el p¨²blico de hoy valora m¨¢s otros elementos.
No es noticia que este hombre ha alcanzado un nivel extraordinario de madurez como caballero y torero; conoce todos los registros y secretos; y su cuadra es excepcional. Y as¨ª lo demostr¨®, por ejemplo, ante los dos primeros toros, sosos y manejables como toda la corrida, a los que templ¨® maravillosamente a dos bandas, especialmente a lomos de Nazar¨ª, que es un maestro en esta suerte. Pero no acert¨® con el rej¨®n de muerte y ya se sabe que esa es condici¨®n fundamental para conseguir los trofeos. A la misma altura brill¨® en los dos siguientes y solo el acierto a la hora de matar le permiti¨® pasear una oreja de cada uno. El presidente del festejo, Fernando Fern¨¢ndez-Figueroa, se equivoc¨® gravemente y no le concedi¨® la oreja del quinto que solicit¨® la mayor¨ªa de la plaza, y la verdadera emoci¨®n surgi¨® cuando sali¨® Pegaso, una actuaci¨®n excelsa que rubric¨® a continuaci¨®n Milagro, quebrando en un palmo de terreno.
Ovaciones y pitos
Entre la magn¨ªfica cuadra de caballos destac¨® Pegaso, especialmente en el tercio de banderillas al sexto de la tarde.
Las encerronas en La Maestranza parece que est¨¢n gafadas. A pesar de la Puerta del Pr¨ªncipe para Diego Ventura (la octava de su carrera), ayer tampoco hubo apoteosis.
?Qu¨¦ pas¨® para que no se produjera la apoteosis esperada? Pas¨®, primero, que el rejoneador se mostr¨® fr¨ªo y solemne, y esa no es la imagen que el p¨²blico tiene de su toreo a caballo. Incluso el pase¨ªllo, al paso, y una exhibici¨®n de doma de alta escuela en presencia de los veinte caballos preparados para la ocasi¨®n, result¨® un cuadro tan bello como indiferente. ¡°Este no es mi Diego¡±, dir¨ªan algunos.
Hab¨ªa dicho que ser¨ªa innovador y no fue cierto. Bueno, se puede apuntar que recibi¨® al tercero con la suerte de la garrocha y el toro atropell¨® al caballo; se cambi¨® de chaquetilla antes de la lidia del cuarto (dej¨® la campera y se coloc¨® otra de terciopelo azul profusamente bordada en plata); banderille¨® a ese toro con los sobresalientes Sergio Dom¨ªnguez y Andr¨¦s Romero; sac¨® a un caballo de nombre Padilla que anda de rodillas, lo que no acab¨® de gustar al personal; puso alguna banderilla al viol¨ªn, y reapareci¨® Morante, famoso porque muerde a los toros.
Pocas innovaciones cuando lo que el p¨²blico demandaba era que apareciera de una vez el Ventura espectacular, experto en acrobacias y carreras espectaculares. No fue as¨ª y lo que hubo fue un gran rejoneador que no encontr¨®, quiz¨¢, ese toro encastado que le permitiera exprimir su t¨¦cnica y conocimiento, y la tarde fue decayendo poco a poco hasta la salida de ese caballo con feo nombre de cami¨®n y que merece un apelativo m¨¢s torero.
Hubo Puerta del Pr¨ªncipe, pero tambi¨¦n podr¨ªa pensarse que las encerronas en esta plaza est¨¢n gafadas. Diego Ventura es un rejoneador que goza de una madurez art¨ªstica incontestable, y a punto estuvo ayer de irse de vac¨ªo. Alg¨²n gafe anda por aqu¨ª¡
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