Monstruos
Est¨¢ claro que la obra de este vien¨¦s tan oscuro y tan poco valsero merece el reconocimiento
Hab¨ªa rumores de que solo conced¨ªan los humanistas galardones Pr¨ªncipe de Asturias a gente que est¨¦ dispuesta a recibirlos, algo absolutamente consecuente ya que la fiesta queda deslucida e incluso absurda si no aparecen los l¨®gicos protagonistas, si estos desprecian honor tan principesco. Pero esa obligatoriedad no debe de ser cierta ya que el glorioso Dylan, ancestral y arrogante profesional del escaqueo, al¨¦rgico a que le puedan instrumentalizar, a los compromisos p¨²blicos y a declarar sus opiniones pol¨ªticas (de acuerdo, nos basta con sus incomparables canciones, incluida Political world) les dio imperdonable plant¨®n a Sus Altezas. Y creo recordar que Philip Roth, algo consecuente en alguien que titul¨® sombr¨ªa y simb¨®licamente uno de sus libros El animal moribundo, tampoco apareci¨®, asegurando que estaba malito, pero es probable que su ¨¢nimo ya no tuviera humor para recibir honores en tierras lejanas.
Imagino que habr¨¢n contactado con Michael Haneke para asegurarse de que no va a faltar a su eminente cita. Aunque viendo sus desasosegantes pel¨ªculas puedas tener la sensaci¨®n de que su demoledora visi¨®n del mundo y de la maldad en estado puro de los seres humanos, no imaginas que su autor est¨¦ pendiente de ir a recoger premios mundanos.
Y est¨¢ claro que la obra de este vien¨¦s tan oscuro y tan poco valsero, merece el reconocimiento. A m¨ª me aburren o me irritan profundamente algunos de sus concienciados y penetrantes retratos de los males de este mundo, como El tiempo del lobo y C¨®digo desconocido, me da grima el sadomasoquismo de Huppert en La pianista, pero hay varias pel¨ªculas de Haneke con capacidad para alborotarme el sue?o, con atm¨®sfera asfixiante.
Me provocan terror los pulcros monstruos de Funny games, que torturan y asesinan sin motivo, porque disponen de poder, por placer. O los ni?os y adultos s¨¢dicos que se ensa?an con los d¨¦biles en La cinta blanca, o las imborrables cicatrices de infancia en Cach¨¦. Lo peor no es lo que muestra, sino lo que te hace imaginar. Amor tambi¨¦n es terrible, pero Haneke se permite el lujo de la piedad y de una extra?a ternura. Es alguien con voz propia. No abundan.
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