Cien a?os de un rito sagrado
Se cumple el centenario del estreno en Par¨ªs de 'La consagraci¨®n de la Primavera' La rupturista pieza fue creada por Vaslav Nijinski e Igor Stravinski con los Ballets Russes de Diaghilev La obra sigue latente y viva en el teatro musical global
Un hecho objetivo que la musicolog¨ªa soslaya en cuanto puede: La consagraci¨®n de la primavera es m¨²sica hecha para la danza, concebida para bailar; en otras palabras y en origen, una partitura para ballet. La leyenda sobre Sacre (su nombre corto en franc¨¦s y como se la conoce coloquialmente en el mundo de la danza) comenz¨® el mismo d¨ªa de su estreno con la muy historiada leyenda de la divisi¨®n guerrea del p¨²blico entre los que vitoreaban euf¨®ricos la llegada de un arte nuevo y los furibundos detractores que pateaban lo que consideraban una aberraci¨®n sin consecuencia.
Pero claro que hab¨ªa ya consecuencias impl¨ªcitas en el esc¨¢ndalo y alrededor de ¨¦l. La larga sombra de La consagraci¨®n no ha dejado de crecer y de sostenerse sobre la poderosa originalidad de su m¨²sica, pues la coreograf¨ªa de Nijinski fue r¨¢pidamente olvidada, lo que puede entenderse si se estudian las circunstancias precisas que rodeaban primero a su creador coreogr¨¢fico y detr¨¢s al propio Diaguilev y a la urgencia renovadora estacional a que obligaba a su compa?¨ªa itinerante y privada. Eran otros tiempos. Ya Cocteau pint¨® literariamente aquel caldo de cultivo ideal para tales hallazgos y siempre se vanaglori¨® de haber estado all¨ª en el momento justo, de haber sido observador de un acontecimiento que modificar¨ªa, o al menos ejercer¨ªa Una notoria influencia sobre del mundo de las artes esc¨¦nicas venideras. A¨²n hoy se discute sobre la primac¨ªa de la idea original, lo cierto es que aqu¨ª tambi¨¦n la ¨¦gida de Diaguilev ejerci¨® su poderosa influencia.
La larga sombra de La consagraci¨®n no ha dejado de crecer y de sostenerse sobre la poderosa originalidad de su m¨²sica
Sobre un argumento del propio Stravinski y del dise?ador Nicholas Roerich que remit¨ªa a leyendas barb¨¢ricas ancestrales rusas (ten¨ªa originalmente el subt¨ªtulo de Cuadros de la Rusia pagana), la obra original fue coreografiada por Vaslav Nijinski y estrenada el 29 de mayo de 1913 en el Teatro de los Campos El¨ªseos, pero la ruptura con Diaghilev hizo que, para rentabilizar la producci¨®n (musical y esc¨¦nica), se encargara poco despu¨¦s una nueva coreograf¨ªa a su nuevo preferido (ascendido a core¨®grafo revelaci¨®n y/o de cabecera de la agrupaci¨®n): Leonidas Massine, que estrena en 1920 en la itinerante vida de la compa?¨ªa. Massine trabaj¨® sobre esta obra muchas veces a lo largo de su vida y en 1973 hace una ¨²ltima versi¨®n en Italia donde es su asistente es ya Susanna Della Pietra, que se encarg¨® de la reposici¨®n de la ?pera de Burdeos en los a?os noventa del siglo pasado, de modo que podemos contar con datos y formulaciones estil¨ªsticas muy fiables. Hay muy pocas variantes en el dise?o entre los dibujos de las producciones primera (Nijinski) y segunda (Massine), e incluso, en la coreograf¨ªa, se encuentran muchas trazas y materiales del original Nijinski, como analiza la reconstructora y core¨®loga norteamericana Mellicent Hodson, que trabaj¨® junto a su marido, el pintor y dise?ador Kenneth Archer en estas reconstrucciones tard¨ªas pero altamente meritorias y valiosas). En este sentido, es una obra de continuidad muy importante que nos permite acercarnos a la voluntad renovadora de aquellos artistas.
La consagraci¨®n de la primavera (en ruso Vesna suyashchennaia y por su estreno en Francia, muchas veces denominada por su t¨ªtulo en franc¨¦s: Le Sacre du printemps o Le Sacre, a secas) tiene en La elegida a su figura protag¨®nica. Es una mujer joven que ser¨¢ sacrificada en un rito pagano de fertilidad. Tanto la m¨²sica como la coreograf¨ªa, desencadenaron en sus or¨ªgenes fuertes pol¨¦micas que dividieron al p¨²blico y a la cr¨ªtica; hoy d¨ªa, sigue sucediendo, como si en el meollo sustancial de la obra hubiera algo netamente revulsivo y agitador. El historiador Modris Eksteins escribi¨® que, dos eventos muy distintos, marcan el inicio de ¡°lo moderno¡±: el estreno de Le Sacre en 1913 y la llegada del vuelo de Lindberg a Par¨ªs en 1927. Algunos estudiosos han escrito que La consagraci¨®n de la primavera es el luctuoso canto desgarrado de la Gran Guerra. Esa intensa carga emocional es su im¨¢n constante hasta hoy para core¨®grafos de los m¨¢s diversos estilos.
En 1930, Massine hace una nueva versi¨®n propia en Philadelphia (USA) con una joven Martha Graham como protagonista. Tambi¨¦n, sobre las huellas de Nijinski y Massine, la han coreografiado Lester Horton en Hollywwood en 1937, Aurel von Milloss en Roma en 1941, Mary Wigman en Berl¨ªn 1957, Maurice B¨¦jart en Bruselas en 1959, Natalia Kass¨¢tkina y Vladimir Vassiliov en el Teatro Bolshoi de Mosc¨² en 1965, y as¨ª hasta llegar a Pina Bausch en 1975 con su Ballet de Wupertal (recreada en el filme en 3D de Wim Wenders), otro hito de modernidad trascendente.
Hace apenas unos d¨ªas, en la apertura del nuevo Marrinski 2 en San Petersburgo, su director musical, Valeri Guerguiev, escog¨ªa entre otros fragmentos can¨®nicos y relevantes del siglo XX, uno de La consagraci¨®n y los bailarines un¨ªan con pericia unas frases de la versi¨®n de 1913 de Nijinski con una actual de la core¨®grafa alemana Sasha Waltz, mientras la m¨²sica discurr¨ªa sin interrupci¨®n. Mejor met¨¢fora imposible.
La supervivencia actual de estas obras referentes de los originales perdidos deben mucho al d¨²o de reconstructores formado por Kenneth Archer y Millicent Hodson
La supervivencia actual de estas obras referentes de los originales perdidos deben mucho al d¨²o de estudiosos reconstructores formado por los norteamericanos Kenneth Archer y la core¨®loga Millicent Hodson; su ingente y paciente trabajo ha atravesado fronteras y ya est¨¢ asentado y reconocido en todos los grandes teatros del mundo.
La lista de versiones de La consagraci¨®n se hace infinita. Walt Disney en Fantas¨ªa (1940) contribuy¨® notablemente a su popularizaci¨®n, pero hay que nombrar las versiones de Kenneth MacMillan (1962, con los dise?os del pintor australiano Sydney Nolan y el papel de la elegida fue dado a Monica Mason); la agresiva y chocante propuesta de Michael Clark (1992, titulada Mmm¡) o la post-punkie del core¨®grafo venezolano afincado en Londres Javier de Frutos (2003) que la ha versionado con una grabaci¨®n para pianola. Akram Khan en 2012 hizo su propia s¨ªntesis experimental. A¨²n est¨¢ Wayne McGregor elaborado su pospuesta y esperada Consagraci¨®n para el ballet del Teatro Bolshoi de Mosc¨².
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